Celos

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  La luna se reflejaba levemente por la ventana, la noche estaba despejada y la gente ya había desaparecido de las calles de aquella ciudad en Rusia. Suspiró cansado de observar el panorama al momento que cerraba la cortina. Se dirigió a la cama y colgó el celular que comenzaba a vibrar anunciando una llamada; no tenía deseos de hablar con nadie, por lo que no prestó atención al remitente. Algo molesto y a la vez triste, posó su mirada sobre aquella pared que dividía su cuarto con el continuo. Imaginando lo que tal vez estaría ocurriendo detrás de ella, cerró su puño en señal de impotencia.

Sacudió la cabeza fuertemente tratando de sacar el recuerdo de lo ocurrido tan solo un par de horas atrás, cuando aquel tipo entró a la cocina y sin el menor cuidado apartó a Yuuri de él para besarlo delante de sus ojos, y no conforme con ello, voltear a verlo con aquella mirada tan retadora que lo hizo estremecer. Afortunadamente el ruso mayor no se quedó ahí por mucho tiempo, y arrastró al japonés con él en dirección a su habitación, dejándolo a él solo. Tan solo recordar lo débil que se vio en aquel momento lo ponía molesto. 

  Se sentó de golpe sobre la cama y subió sus piernas para abrazarlas. Todo estaba mal, odiaba esto, odiaba sentirse tan patético, odiaba no haber sido capaz de decir lo que pensaba en aquel momento, odiaba saber que Yuuri estaba ahora mismo en los brazos de aquel hombre, odiaba tan solo pensar en lo que estarían haciendo y, odiaba aun mas no entender la razón por la que su corazón dolía tanto.

Era absurdamente ridículo ponerse así sabiendo que en aquella casa el intruso era él, que ellos estaban casados y que para Yuuri él no significaba nada mas que el error de una noche loca, aun cuando esa noche haya cambiado sus vidas para siempre. Suspiró, tomó su celular resignado y lo encendió para ver la hora, 03: 08 am, se mostraba en la pantalla, estaba por amanecer y no había logrado dormir ni siquiera un poco, todo lo ocurrido y la ansiedad no se lo permitió, y con cada minuto el dolor en su corazón incrementaba, haciendo que cada vez le costara mas respirar. Tratando de tranquilizarse, volteó la vista para ver aquella pared una vez más, se preguntaba ¿qué estaría pasando en verdad detrás de ella?

........

—lo que hiciste fue muy egoísta de tu parte— se quejaba el japones viendo seriamente al ruso— y mas al usar aquella mirada retadora en Yuri, eso fue absolutamente innecesario— continuaba mientras Víctor intentaba no prestarle mucha atención. Aun cuando ver como Yuuri defendía a aquel omega lo ponía molesto.

—hoy fui a mi antiguo hogar, hablé con mi abuelo y le conté sobre el estado del omega— respondió el ruso, cambiando completamente el tema y haciendo que el nipón cambiara su semblante.

— ¿qué?— no sabía que mas decir, aquello lo tomó con tal sorpresa que, en su mente apenas y podía suponer lo que significaba eso.

—pero no le dije que el hijo es tuyo, me las arreglé para que entendiera que es mio— continuaba el mayor, mientras se acercaba y abrazaba a su pareja. Con solo recordar lo que pasó esa tarde, y lo mal que su abuelo había hablado de Yuuri, tenía la necesidad de hacerlo.

Por su lado el mas bajo tan solo se quedó inmóvil, ingenuo a creer lo que su esposo estaba diciendo. No sabía la razón exacta, pero aquello lo ponía molesto. Yuri esperaba un hijo, su hijo, de nadie más— hoy no fue un buen día para mi, pero podría cambiar— el ruso se despegó un poco del menor al decir lo último, le levantó la barbilla para que alzara la cabeza, y lo miró directamente a los ojos para luego acariciar la comisura de sus labios con el pulgar. Yuuri, olvidando lo que sintió hace solo un momento, se sorprendió por esa acción. Había pasado algún tiempo desde que el y Víctor tenían algún encuentro como pareja y, la verdad no sabía si estaba listo para eso; mas ahora que sentía tanta confusión respecto al omega. Así que simplemente se limitó a apartar al mayor.

El amor no tiene forma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora