Tempestad

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  Ocurrió hace ya 19 años, en uno de sus tantos viajes vacacionales disfrazados de negocios, pasó en un crucero sin que pudiera evitarlo. La vio allí, tan radiante y hermosa, llena de juventud, de vida, carisma y alegría, era imposible que alguien no alzará la vista cuando ella pasaba, y quedará perplejo ante su perfección, lo que para él fue una maldición.

Evan, su hijo y quien lo acompañaba en aquel entonces, fue el primero en hablar con ella, Liane Plisetskaya, un bello nombre, para una bella dama, y como si de magia se tratara, la atracción mutua fue inevitable para ellos dos, sin importar lo que ambos escondían.

Ella una vida sin placeres, obligada a obedecer y complacer los deseos de su madre

Él, una dulce esposa con la que vivía ya mas de 12 años, y un hijo, fruto de su unión. Por supuesto las cosas no terminarían bien para ambos.

....

— ¿qué es lo escuché Víctor? —preguntó fingiendo disgustó. Nunca imaginó que lo que él había considerado una maldición durante tantos años, hoy sería lo que trajera felicidad a su longeva vida, pues era apenas en ese momento que se alegraba de por fin esperar la llegada de su tan ansiado bisnieto.

— Lo que escuchaste, y te lo advierto, no quiero que interfieras en esto —soltó autoritario, para luego entrar por la puerta principal, antes que el vehículo lo hiciera. Ante la atenta mirada del anciano, que simplemente ordenó al chófer avanzar, pasando en un instante por el lado derecho de Víctor.

..........

El tiempo pareció detenerse por un instante, antes de que pudiera darse cuenta de lo que había ocurrido. Se sentó de golpe y divisó a la persona que tenía justo al lado. Definitivamente no fue un sueño, aquello había ocurrido de verdad, y lejos de sentirse arrepentido por lo que hizo con él, como la última vez, por una extraña razón, estaba aliviado, se sentía feliz. Pero claro, no era algo que diría o demostraría abiertamente.

— tú, maldito animal ¿qué haces dormido? ¡¿Qué crees que pasará si viene alguien y nos encuentra así?! —se quejó golpeando a Yuuri con una almohada, el cual comenzó a despertar de su corto sueño, dándose cuenta en seguida de la situación en la que estaban

— ¡Yuri! ¿Estas bien con esto? —preguntó levantándose de golpe y sujetando al menor por los hombros, el cual lo miró un poco confundido— lo lamento, intenté controlarme pero...

— no importa —lo cortó entendiendo a que se refería. No era como si pudiera culparlo en esta ocasión, pues a pesar de que sabía que no estuvo en sus cinco sentidos, recordaba como habían ocurrido las cosas— no es como que a estas alturas lo que hicimos tuviera alguna consecuencia, ya estabamos en problemas desde antes ¿recuerdas?— continuó sujetando su vientre, lo que para Yuuri fue el acto mas dulce.

Sin pensarlo mucho puso sus manos sobre aquel lugar, todavía no era tan notorio, pero si se sentía la vida que comenzaba a formarse allí y eso, lo llenaba de cierta alegría, era un sentimiento extraño, uno agradable

— ojalá las cosas hubieran sido diferentes —soltó de forma imprevista, mientras el rubio lo observaba entendiendo lo que quería decir, mas sin embargo prefirió no enfocarse mucho en el asunto

— ¿qué sentido tiene pensar en eso ahora? ¿Y no crees que es mejor hablar vestidos? —cuestionó mientras buscaba su ropa y la del mayor, pasándola a su compañero a medida que encontraba las prendas, cuando de pronto escucharon los ruidos provenientes de afuera, los cuáles se iban agudizando cada vez más— ¿qué es eso? —preguntó de nueva cuenta, por lo que Yuuri poniéndose la camisa se levantó de la cama y se dirigió a la ventana para ver

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⏰ Última actualización: May 03, 2020 ⏰

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