Caminaba apresuradamente; era poco más de media noche y estaba seguro de que Víctor se hallaría preocupado, o incluso estaría molesto. Desde la noche en que le fue infiel al mayor, no se atrevía a verlo a los ojos o actuar con normalidad frente a él; no podía, temblaba al tenerlo cerca, la culpa lo invadía sin poder evitarlo y terminaba esquivando cualquier acercamiento cariñoso de su esposo; aun cuando sabía que eso sólo lo ponía en evidencia. Su vida se había convertido en un caos, y sólo habían pasado cuatro días.Se detuvo al llegar al frente de su casa, como supuso, las luces estaban encendidas, pero contrario a las dos noches anteriores, el mayor no lo estaba esperando en la puerta de entrada. Era extraño, pero desde que se acostó con aquel omega pudo sentir un cambio significativo en la relación que mantenía con su esposo; no sólo por la culpa que lo invadía, sino porque, por muy extraño que eso pareciera, Víctor no le preguntaba nada, ni por su distanciamiento repentino, ni por sus salidas nocturnas, el mayor no lo cuestionaba en lo absoluto, ¿por qué?, tenía un mal presentimiento. ¿Y si Víctor ya sabía la verdad?, le asustaba la sola idea.
Entró a la casa, subió a su habitación y encontró que el ruso estaba profundamente dormido. En silencio se acercó a él y depositó un dulce y tierno beso en su frente.
—Lo lamento Víctor...— dijo en voz baja para no despertarlo, mientras lo abrigaba con las cobijas. No podía evitar tener este dolor en el pecho, estaba casado con él desde hace cinco años, los años más felices de su vida, no quería perder la familia que había formado con él sólo por el error de una noche de copas.
Pero ahora su futuro pendía de un hilo, todo dependía de si Yuri esperaba algún cachorro suyo o no, ¿qué pasaría si el omega en verdad estaba en cinta? Le había prometido hacerse responsable si eso ocurría, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Había estado visitando aquel local para hacer acto de presencia, y para que Yuri se sintiera tranquilo; y aun cuando después de su plática no hayan vuelto a dirigirse la palabra, sabía que el menor contaba con él; quizá suponía que podía desposarlo; sería sencillo si no estuviera casado, y si no fuera un alpha nivel tres. En verdad fue un error ocultarle todo eso.
En esta sociedad un alpha tenía todas las leyes a su favor; si un omega era infiel era severamente castigado, pero si el alpha que lo poseyó, incluso si hubiera sido contra la voluntad del omega, lo reclamara como suyo; este tenía el derecho de tomarlo y de desposarse con él. En caso de que el omega estuviera prometido, el alpha que tomó al omega podía pagar una indemnización al alpha ofendido y quedarse con el omega, siempre y cuando el prometido del omega estuviera de acuerdo en entregarlo.
Era algo complicado, pero dudaba de que, incluso de ser soltero el prometido de Yuri pudiese entregárselo a él. Que un omega se entregue a un alpha estando prometido con otro es un insulto; pero que este otro alpha sea alguien inferior al alpha prometido es doblemente insultante.
Este era el caso y la realidad que Yuri desconocía. Él era un alpha nivel tres, era alguien muy inferior incluso más que el omega que poseyó, y estaba seguro que el prometido del rubio era sin duda alguien de alto rango, para ser el prometido de un Plisetsky tenía que serlo.
Suspiró, se puso el pijama y se recostó al lado de su pareja; intentaba dormir pero no podía, la preocupación no lo dejaba. Pensaba en el omega a quien le complicó la vida; miles de dudas venían a su mente. La primera era el por qué pasó lo que pasó esa noche, ¿cómo se dejó llevar? Para que algo así ocurriera sólo podía significar que hubiese olfateado el celo del omega, sin embargo dudaba que haya sido el caso, porque si Yuri estaba en celo, ¿cómo es que atendía un lugar como ese estando en ese estado?
La segunda opción que encontraba, y de la que más dudaba que fuera cierta, era que Yuri y él fueran destinados; tendría sentido si no fuese porque no ocurrió nada en su segundo encuentro. Según tenía entendido, cuando un omega y un alpha destinados se encuentran, se atraen inevitablemente, dando paso a una unión inmediata, un instinto que no pararía hasta que el alpha reclame lo que es suyo, y un alpha reclama lo suyo con una marca en el cuello, algo que él evidentemente no hizo.
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El amor no tiene forma
Fiksi PenggemarYuuri Katsuki es un alpha felizmente casado, sin embargo una discusión con su pareja lo lleva a cometer el peor "error" de su vida y termina involucrándose con un omega del que no sabe ni su nombre y que termina embarazado de él. Luego de intentar...