Capítulo III

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Eiji esperó lo que le parecieron horas, aunque solo habían pasado unos minutos. Al fin, vió acercarse por el corredor a los dos agentes.

Se puso de pie rápidamente y aguardando nervioso.

-Ah, señor Okumura! todo está bien, según la declaración del chico usted no tuvo nada que ver, así que puede ir a casa y olvidarse de esta mala experiencia. De todas formas le agradecemos por haberse tomado la molestia de traerlo al hospital...-

Eiji estaba atónito.

-No, espere... qué ocurrirá con el chico entonces?-

-No puedo darle detalles sobre su declaración, pero ya que se tomó la molestia, le diré que mañana será dado de alta y lo trasladarán a un hogar de menores.-

-Eso significa...-

Thompson solo esbozó una sonrisa torcida y le ofreció su mano para estrecharla.

-Fue un gusto señor Okumura.-

El segundo agente le hizo una reverencia con la cabeza, y ambos se alejaron lentamente por el pasillo.

Eiji tardó un rato en reaccionar.

Entonces era cierto que el chico no tenía dónde ir.

Se sentó por un momento, agarrándose la cabeza con ambas manos. Sabía que no debía involucrarse; Thompson tenía razón, no era su problema, pero su conciencia y su corazón amable no dejaban de recordarle que Ash había estado en una situación similar, y que, fuera quien fuera, Eiji no podía simplemente ignorar la situación.

Se levantó rápidamente y se dirigió a la sala donde estaba el chico. Golpeó suavemente la puerta, dudando aún sobre lo que haría.

La enfermera abrió de inmediato.

-Oh, señor Okumura, los agentes no le dijeron que podía ir a casa?-

-Solo quería ver cómo sigue...-

-Él está bien, no se preocupe.-

-Puedo hablar con el doctor Adams un momento?-

-Ah, le avisaré, espere aquí.-

Al cabo de un momento el doctor salió al corredor.

-Señor Okumura, pensé que...-

-Usted está bien con esto?- lo interrumpió Eiji.

-Qué...?-

-Usted sabe cómo son los hogares de menores. El chico está débil...acaso no sabe cómo terminará?-

Adams lo miró seriamente.

-Sé como se siente, pero en realidad no hay nada más que podamos hacer. He visto muchos casos así, sabe?-

Eiji lo sabía. Tenía claro que él no era más que un extraño, y por lo mismo se sentía impotente ante la situación.

El doctor suspiró.

-Mire, sé que usted es un buen tipo, confío en mi intuición para estas cosas. No debería pero lo dejaré ver al chico para que al menos se despidan. Se conformará con eso?-

Eiji asintió con la cabeza, resignado.

-Sígame...-

Ambos entraron a la pequeña y estéril sala, donde el chico yacía acostado, mirando distraído por la única ventana de la habitación.

A Eiji le pareció haber contemplado la misma escena años atrás.

-Él señor Okumura quería despedirse de ti...- le dijo el doctor con voz amable.

Y Llegará un Nuevo Amanecer (Banana Fish, Ashura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora