Capítulo XVII

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Toda la mañana había estado perdiendo el tiempo junto a la ventana. En realidad, Eiji había intentado concentrarse en otros asuntos, pero su mente parecía estar en otra parte. Con algo de melancolía fijaba los ojos en cada auto que pasaba por las solitarias calles de Greenwich Village, hasta que se perdía en alguna curva o se alejaba demasiado para poder seguirlo. El viento invernal soplaba con fuerza esa mañana, y aún así Eiji había abierto la ventana dejando que enredara su cabello mientras pensaba. El aniversario de la muerte de Ash sería en tres días. Y también el día de su cumpleaños número 18. Estaba impaciente. Sobre todo, porque Ash aún no recordaba el incidente en que había quedado malherido y que lo había obligado a volver a Japón. Quería creer que sus recuerdos volverían cuando Ash tuviera la edad justa en que habían ocurrido los hechos, y por lo que había notado, era así como estaba sucediendo.

Eiji suspiró largamente.

De verdad esperaba que las cosas salieran bien, pero muy en el fondo de su corazón tenía miedo. Ash había decidido morir una vez, por qué decidiría no hacerlo ésta?

Cuando le informaron de su muerte, le dijeron que el cuchillo no había tocado ningún órgano vital, por lo que si pedía ayuda, probablemente hubiera sobrevivido.

Aún así Ash decidió ir a la biblioteca y desangrarse hasta morir. Solo. Sosteniendo su carta. Igual que en el cuento de Hemingway.

Durante los años que habían vivido juntos, Eiji puso todo su empeño en que el chico fuera lo más feliz posible, y al menos por lo que podía ver, Ash estaba mucho mejor que antes. Al menos ya no despertaba a medianoche llorando por las pesadillas. Pero la inseguridad no lo dejaba tranquilo, y se colaba cada vez que podía entre sus pensamientos. Esta vez Ash decidiría vivir, aún cuando recordara las razones por las que decidió morir? Eiji quería entenderlo. Necesitaba entenderlo mejor ésta vez, y así, solo quizás así podría hacer que Ash se aferrara a su vida sin mirar atrás.

Una figura de cabello rubio que se acercaba por la calle llamó su atención. Los nervios lo invadieron por unos instantes. Habían pasado años, y aun así Eiji sentía mariposas en el estómago cada vez que lo veía. Cerró la ventana rápidamente, y acomodándose el cabello bajó al primer piso.

Unos instantes después la puerta de entrada se abrió.

-Estoy en casa!- saludó Ash entrando a la cocina.- Oh, huele bien!-

-Cómo te fue hoy?- sonrió Eiji.- Siéntate, estará listo en un minuto…-

-Ok, me lavaré las manos...Estuvo bien, solo que todos están histéricos preparando sus exámenes y ensayos para entrar a la universidad...es molesto.-

-Tus amigos vendrán el sábado?-

-Supongo que sí…-Ash se sentó perezosamente a la mesa, mientras miraba fijamente a Eiji.

-Qué sucede?-

-Tu cabello está realmente largo…-

-Hm? Supongo que podría cortarlo en unos meses más…-

-Es en serio?-

-Sí, lo he estado pensando…-

-Han pasado años desde que te ví con el cabello corto! Cuando planeas hacerlo?-

-Come, Ash, se enfriará…- sonrió forzadamente mientras se sentaba frente a él.

Ash lo miró pensativo mientras se echaba un gran pedazo de estofado a la boca. Por alguna razón Eiji estaba cambiando el tema. Últimamente lo hacía a menudo, y creía saber el por qué.

-Eiji…-Lo llamó.

-Hm?-

Sus ojos se encontraron por un instante, y ambos sintieron que el tiempo se detenía. Eiji podía verse reflejado en el verde jade de los ojos de Ash.

-Sabes que todo estará bien verdad?-

Un nudo se formó en la garganta del Japonés. Respirar se hacía difícil. Asintió lentamente con la cabeza, desviando la vista.

Lentamente Ash deslizó su mano sobre la de Eiji, y entrelazando su dedo meñique con el del japonés, le sonrió.

-No iré a ninguna parte…me quedaré contigo siempre.-

Las palabras se clavaron como aguas en el corazón de Eiji. Sabía que Ash era sincero. Después de todo había “vuelto” luego de su muerte, pero aún así no podía evitar sentir miedo. Estaba más asustado de lo que había estado nunca en toda su vida. No podía perderlo de nuevo. No podía.

Intentando sonreír, miró a Ash a los ojos y asintió silenciosamente, mientras se aferraba casi con desesperación a su mano.

Y Llegará un Nuevo Amanecer (Banana Fish, Ashura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora