Capítulo XIX

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Los días que siguieron a la muerte de Buddy fueron difíciles. Por suerte Ash había terminado la  preparatoria meses atrás, así que era una pequeña preocupación menos para ambos.

Los recuerdos sobre Eiji siendo herido, afectaron incluso la condición física de Ash, quien tuvo fiebre por dos días. En ese tiempo el japonés no se despegó de su lado; ponía toallas húmedas sobre su frente, le llevaba agua y medicinas, o simplemente se quedaba a su lado, acompañándolo. Era un alivio para Ash que al despertar de los sueños febriles, Eiji se encontrara ahí, a su lado, aferrado a su mano.

Ash comenzaba a comprender por qué se había dejado morir en la biblioteca. El peso y el dolor de todos los recuerdos habían comenzado a afectarle; por sobre todo, lo que realmente le preocupaba era la situación de Eiji. Sabía que los años habían pasado, y que nada era lo mismo, pero...y si Eiji volvía a salir lastimado por su culpa? Era posible para él tener una vida normal sin que alguien lo buscara para cobrar venganza?

Recordaba haberle rogado a Dios para que el japonés estuviera bien, mientras la luz rojiza del atardecer lo bañaba.

Había estado viviendo junto a Eiji por seis años, sin preocupaciones, y sin embargo, pensaba que de un momento a otro todo se terminaría. Quizás todo era un sueño. Pero si eso era verdad, prefería seguir soñando por siempre.

Tenía miedo y no sabía qué hacer. Tenía miedo de estar por siempre pensando que podrían dañar a la única persona que le había dado razones para seguir viviendo.

Al tercer día, Ash despertó sintiéndose un poco más despejado. Miró a su costado y ahí estaba Eiji durmiendo, sin despegarse de su lado, como siempre había sido.
La luz fría del amanecer comenzó a colarse en la habitación, mientras Ash se incorporaba lentamente. Al parecer la fiebre había bajado, pero aún sentía su cuerpo débil. Por alguna razón estaba recuperando los recuerdos más rápido que nunca, como si toda su vida pasada se estuviera precipitando rápidamente a un final. Esa noche, había recordado al fin como se había resuelto todo lo referente a “Banana Fish”. La muerte de papa Dino aún lo tenía con sentimientos encontrados.

Lo último que había visto en su sueño fue a Blanca, sentado junto a él en Central Park, mientras le confesaba de una manera sutil lo que sentía realmente por Eiji. Aún escuchaba su voz profunda en su cabeza.

Tenía algo de sed, así que decidió levantarse.
Cuidadosamente salió de la cama, sin despertar a Eiji, quien dormía profundamente.

Bajó a la cocina sin hacer ruido, y se sirvió algo de agua tibia.

Continuaba recordando fragmentos de la conversación. Y entonces apareció Sing. Podía recordar sus palabras claramente. Y la carta...la carta que Eiji le había enviado,y que podía sentir entre sus manos.

-Ash?- la voz del japonés lo sacó del trance en que estaba, aunque los recuerdos continuaban sucediéndose como la corriente de un río. Era como si estuviera presente en dos partes al mismo tiempo, porque podía ver todo con sumo detalle.

-Dónde estás?- su voz sonaba preocupada.

-En la cocina! Solo vine por algo de agua.- contestó asomándose por la escalera.

-Ash, no deberías levantarte, por qué no me despertaste?- Eiji bajó la escalera rápidamente para reprenderlo.

-Te veías muy feliz durmiendo, no quise despertarte. Además ya estoy mejor.- sonrió.

Eiji se acercó a él y poniendo la mano sobre su frente, murmuró aliviado. -Al menos la fiebre bajó...-

Ash asintió con la cabeza. Comenzaba a sentirse algo mareado, mientras las palabras de la carta de Eiji resonaban en su cabeza. Era como si las estuviera leyendo por primera vez, pero al mismo tiempo las conocía todas; cada una de ellas estaba grabada en su corazón desde que era un niño. Todo estaba increíblemente claro.

-Ash, quieres desayunar? Cocinaré lo que quieras ya que estás mejor.-

-Quiero...ensalada de camarón.- Masculló mientras se sentaba a la mesa algo aturdido.

-Estas bien?- Eiji lo miró fijamente, con la preocupación desbordando de sus ojos castaños.

-Sí, solo...quiero ir a Japón contigo.- Ash comenzó a jadear como si estuviera corriendo.

-Ash? Espera...no te ves bien.- Eiji sabía lo que pasaba. Estaba seguro porque los ojos del chico miraban algo que ya no estaba ahí.

Ash intentó ponerse de pie torpemente.

-Espera, por favor, Ash!-

-Debo ir al aeropuerto... -masculló mientras se tambaleaba peligrosamente.

Eiji comenzó a llorar. Entonces sí había intentado llegar con él. Sí quería ir a Japón.
No sabía qué hacer para contener a Ash en ese momento, así que solo lo abrazó con todas sus fuerzas.

Por unos instantes pareció como si el chico intentara forcejear, pero al cabo de un minuto se calmó después de soltar un pequeño quejido de dolor.

-Eiji?- susurró.

-Ash? Estoy aquí ves? Todo está bien! Mira alrededor, estamos…-

-Mi estómago, me duele mucho.- se quejó mientras lo soltaba para mostrarle dónde le dolía, presionando su mano sobre su vientre.

Eiji reconoció el lugar como el mismo donde Ash había sido apuñalado. Apenas podía reaccionar por el nerviosismo y la tensión.

-Lla-llamaré al doctor de inmediato, espera, solo siéntate por un momento…- el japonés ahogó un jadeo de sorpresa.
Ash lo miró, sonriendo apaciblemente por un momento, para luego desmayarse sobre el frío suelo de la cocina.

Y Llegará un Nuevo Amanecer (Banana Fish, Ashura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora