Capítulo XVIII

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El cumpleaños número 18 de Ash había sido hace unas semanas, y por alguna razón Eiji no lograba conciliar el sueño. Se decía una y otra vez que era inútil preocuparse por ello, que cuando tuviera que pasar, pasaría, pero la ansiedad de la espera lo estaba carcomiendo. En cualquier momento Ash recordaría cuando Eiji había sido herido.

Hace horas había comenzado a dar vueltas en la cama; era más de media noche, así que el silencio y la oscuridad de la noche lo consumían.

De pronto escuchó un ruido que lo sobresaltó.

-Ash?- susurró asustado. Pero el chico que tenía a su lado dormía profundamente.

Eiji se incorporó sobre la cama y escuchó atentamente. Otro ruido. Parecía como un quejido.

Por un momento se le heló la sangre.

Otra vez. Parecía que provenía del primer piso. Alguien habia entrado a la casa? Pero no podía ser...

-Buddy?- llamó intentando mantener la voz baja, para no despertar a Ash.

No hubo respuesta. Eiji encendió la luz de la lamparita que estaba junto a su cama, para buscarlo. No estaba.

-Buddy?- llamó un poco más fuerte comenzando a asustarse.

Buddy siempre dormía en la misma habitación que ellos. No, no debía pensar en nada malo, solo estaba influenciado por el miedo y las preocupaciones.

Algo pesado cayó en la planta baja, seguido por un quejido. Entonces lo entendió.

-Buddy!!!- Eiji se levantó rápidamente, mientras movía a Ash para despertarlo. -Ash, es Buddy…!!-

Ash despertó algo atontado, pero se levantó rápidamente al ver la desesperación en el rostro de Eiji.

El japonés se precipitó escaleras abajo, seguido de cerca por Ash.

-Buddy??-

Un ladrido entrecortado se escuchó desde la sala de estar.

-Mierda…no...-

Ambos entraron a la sala, para encontrar a su mascota, que yacía recostada cerca de uno de los sillones sin poder levantarse.

Eiji lo acarició, sentándose a su lado mientras el animal gemía.

-No…- masculló mientras las lágrimas comenzaban a rodar por su rostro.

Ash se dejó caer a su lado, sin decir ni una palabra. Parecía en shock y Eiji lo notó.

-Está bien…-dijo para tranquilizarlo y para tranquilizarse a si mismo.- Buddy estará bien, solo llamaremos a un veterinario...Ash, dame el teléfono…-

El chico obedeció, pero un sonoro gemido de Buddy los interrumpió.

Ash comenzó a llorar también, mientras lo acariciaba con cuidado.

Eiji comenzó a marcar en el teléfono el número del veterinario. Le parecía que los minutos eran horas.

-No contestan…-masculló comenzando a desesperarse.

-Eiji...Eiji…-masculló Ash.- Creo que él…-

El japonés dejó caer el teléfono.

Se había ido.

-Buddy…-masculló ahogando un sollozo, mientras lo abrazaba. -No…-

Sintió como Ash lo abrazaba también, intentando reconfortarlo a pesar de que las lágrimas no dejaban de caer.


Comenzaba a amanecer, y ambos decidieron enterrar a Buddy en el jardín trasero, con la salida del sol.

Lo movieron con cuidado, y lo sepultaron junto a sus juguetes favoritos.

Se sentaron por varios minutos en ese mismo lugar, tomados de las manos, contemplando el amanecer rojizo y helado.

-Sabía que Buddy estaba viejo, pero no pensé que fuera tan repentino.- Eiji por fin había roto en silencio.

-Tienes razón. Pensé que Buddy viviría para siempre…- suspiró.

-Cuando lo conociste ya tenía 7 años…-

-Buddy me cuidó desde que llegué aquí…-sonrió Ash melancólicamente.

-Bueno...supongo que es hora de decirle adiós. Sé que nos cuidará desde donde esté…-

Ash se puso de pie lentamente, para luego ayudar a Eiji.

-Good bye Buddy.- Se despidió Ash.

-Sayonara…-masculló Eiji en un susurro casi inaudible. Pero Ash lo había escuchado.

Por un momento lo miró con los ojos bien abiertos. Eiji se dió cuenta tarde de lo que había dicho.

-Ah...Eiji…- Ash comenzó a temblar.

Era la primera vez que el japonés veía cómo recordaba algo doloroso, pues solía pasar mientras dormía. Los ojos de terror de Ash se clavaban en los suyos con desesperación.

Rápidamente lo abrazó intentando contenerlo, mientras el chico caía de rodillas.

-Está bien, está bien, estoy aquí...Ash, estoy aquí, estoy bien, lo ves?-

Eiji agarró su rostro con cuidado, pero firmemente, obligando a que lo mirara.

-Ves? Estoy bien! Estoy aquí!-

Ash se aferró a él mientras sollozaba, intentando calmarse. Sabía que el Eiji de sus recuerdos había logrado sobrevivir luego del disparo, pues lo tenía frente a él, con el cabello largo, así que no podía equivocarse.

En el fondo de todos los pensamientos confusos y dolorosos que tenía en ese momento, podía entender por qué el japonés no se había cortado el cabello aún; quería que Ash pudiera diferenciar al Eiji del pasado con el de ahora, para que supiera con solo verlo que el tiempo había pasado y todo estaba bien.

-Todo estará bien, Ash.-


Y Llegará un Nuevo Amanecer (Banana Fish, Ashura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora