Capítulo IV

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Eiji abrió los ojos lentamente para encontrarse con una sala ascética y completamente blanca. Se incorporó lentamente, aún confundido, mientras sentía un leve dolor de cabeza.

-Señor Okumura, al fin despertó.- una voz amable interrumpió el silencio. - Se encuentra mejor ahora?- el doctor Adams lo miraba desde el lado de la camilla donde lo habían llevado.

-Sí...qué ocurrió?-

-Se desmayó cuando salía de la habitación del chico...-

Eiji guardó silencio por unos instantes, mientras comenzaba a recordar lo que había ocurrido.

-Jade! - gritó mientras intentaba levantarse para salir en su búsqueda.

-Tranquilo!- el doctor lo agarró por los hombros, obligándolo a quedarse quieto. Tenía más fuerza de lo que parecía.- Por favor, no lo haga más difícil, escúcheme un momento...-

Eiji lo miró desconfiado, pero decidió tranquilizarse y darle una oportunidad.

-Verá...- Adams se aclaró la garganta.- ésto es bastante irregular, pero mientras estaba dormido, le pedí a unos amigos que comprobaran sus antecedentes...- le sonrió.

-Qué quiere decir con eso? Por qué...?-

-No me malentienda, por favor. El chico debe ir a un hogar de menores debido a su situación, pero si logramos acreditar que tiene un familiar vivo...incluso algún conocido lo suficientemente confiable, puede ir con él. Lo entiende?-

Eiji asintió con la cabeza.

-Ahora...cuando usted se desmayó intentamos dar aviso a alguien de su confianza para que viniera a cuidar de usted, pero resulta que no tiene ningún pariente aquí en Estados Unidos. Comprobamos su lista de contactos y al fin encontramos a alguien; Max Lobo. Le suena?-

- Es un buen amigo mío...- masculló.

- Bien pues, resulta que Max también es un buen amigo mío. Fuimos compañeros en la secundaria. Sé que Max tiene amigos por decir lo menos...extraños. No, no me malentienda, no me refiero a usted, pero, ya sabe, al ser periodista tiene toda clase de amistades, así que aún no podía estar seguro sobre ésto.-

-Doctor Adams, por favor...- Eiji sentía que su dolor de cabeza empeoraba con todas las vueltas que Adams estaba dando sobre su historia.

-Tiene razón. Iré al grano. Llamé a Max por teléfono, le conté de la situación y de lo extraño que estaba actuando usted sobre éste chico, y me contó algunas cosas interesantes. Cómo por ejemplo lo que le ocurrió a Ash Lynx y su relación con él, aunque no me dió muchos detalles...-

Eiji no pudo evitar estremecerse al escuchar su nombre dicho tan a la ligera.

-De todas formas- continuó Adams- me dijo que pondría su propia vida en sus manos, señor Okumura, si fuera necesario. Así de grande es la confianza que Max tiene con usted. Por eso, decidí que yo también confiaría.- el doctor lo miraba con una expresión seria.- Señor Okumura, con ésto pongo en riesgo mi puesto, pero si promete cuidar al chico, y hacerse responsable por él en todo sentido, puedo dejarlo a su cargo. Ya veré cómo arreglarlo con los del hogar de menores... después de todo no es el primer chico que desaparece. Solo debe prometerme que él estará bien. Siente que es capaz de hacerse cargo?-

El corazón de Eiji comenzó a acelerarse. Hacerse cargo de un adolescente era difícil, además sería responsable si es que el chico cometía algún delito. Después de todo, ese mismo día había visto a Jade por primera vez en su vida, y no sabía nada sobre él, sobre su familia o lo que había tenido que vivir.
A pesar de todo esto, la respuesta para él era obvia.

-Por supuesto que sí, lo cuidaré como si fuera de mi familia.- Repuso mirando con convicción a Adams.

-Asunto arreglado entonces!- suspiró el doctor.- Cuando se encuentre bien podemos ir a ver al chico; ha estado gritando y comportándose mal desde que usted se desmayó...-

-Podemos ir ahora?-

-Ah, claro, si se siente bien no hay problema.-

Eiji se levantó rápidamente de la camilla y acompañó al doctor Adams por el pasillo, hasta la sala donde tenían a Jade. Su corazón cada vez latía más fuerte.

A medida que se acercaban, comenzaron a escucharse ruidos de golpes. Eiji miró confundido al doctor.

-Se lo dije, ha estado haciendo un escándalo desde que usted se fue, tuvimos que encerrarlo porque parecía un animal salvaje...ni siquiera pudimos sedarlo. - Adams lo miró por un momento con desconfianza, mientras le entregaba una llave.- Entre usted primero, así se calmará. Luego entraré yo y le daremos la buena noticia.-

-Bien...- Eiji sentía como cada músculo en su cuerpo comenzaba a moverse, despacio y con precaución, para no asustar a Jade, comenzó a abrir la puerta. Apenas la empujó para entrar, un vaso se estrelló a su lado, rompiéndose en mil pedazos.

-Jade!- gritó Eiji.

El chico no esperaba verlo, así que se quedó petrificado en el mismo lugar donde estaba, sentado en el piso tras la cama, con la boca entreabierta.

-Eiji?- masculló.

-Jade, qué rayos estuviste haciendo? la habitación está hecha un desastre!- lo reprendió mientras se abría paso entre los cristales rotos, la ropa tirada y los muebles volcados.

El chico se puso de pie, nervioso.

-Estas bien? Estás sangrando! Dame tu mano...- Eiji tomó suavemente la mano de Jade, examinandola por un momento y haciendo presión para que la sangre dejara de brotar. -Doctor Adams, ahora puede entrar!-

Apenas Adams puso un pie dentro de la habitación, Eiji se percató de como todos los sentidos de Jade se ponían en alerta una vez más. Era como si su cuerpo vibrara con desconfianza.

-Está bien, no dejaré que nadie te haga daño.- le susurró Eiji mirándolo a los ojos. Jade se sonrojó levemente, y aunque no respondió, Eiji pudo sentir que se había relajado un poco.

-Doctor, por favor, podría ayudarme con esto? Se lastimó con uno de lo vidrios rotos...-

Adams se apresuró a su lado, sacó algunas vendas y desinfectante de un gabinete, que por suerte Jade no había encontrado, y comenzó a tratar la herida.

Eiji se apartó unos centímetros para dejarlo trabajar, pero los ojos de Jade lo observaban a donde fuera. Armándose de valor levantó la vista para encontrarse con la mirada del chico. De inmediato sintió como si quedara atrapado en sus ojos. Ahora estaba seguro. Quizás Jade no recordaba todo. Quizás el mismo seguía algo confundido sobre lo que pasaba. Pero estaba seguro. Quien estaba frente a él no podía ser nadie más que Ash Lynx.

Y Llegará un Nuevo Amanecer (Banana Fish, Ashura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora