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Si era algo que obvia era los días pesados y si que era un día abrumador para Mark Lee

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Si era algo que obvia era los días pesados y si que era un día abrumador para Mark Lee. No recordaba haberse sentido tan en el fondo del bote como en ese día. Problemas en la producción, la junta directiva lo estaba ahogando, los inversionistas le exprimían, uno de sus mejores empleados no quería trabajar porque su hijo había desaparecido y por supuesto su madre le volvía a recriminar que no tenía a un omega aún a sus 24 años de edad. Todo esto en un día para el joven alfa y dueño de la compañía de su padre que había muerto recientemente, todavía no estaba seguro si fue buena idea dejarle el negocio y sentía que todo el esfuerzo de su padre se iba cuesta abajo.

Una fuerte lluvia de otoño no le dejaba salir del pub donde se encontraba o tal vez era la cerveza que pasaba amarga por su garganta como sus penas; las cuales no le dejaban alejarse de la barra. Se sentía algo patético o tal vez el ambiente algo oscuro, húmedo y melancólico que se ligaba con color marrón oscuro de la barra que le daba más tristezas. A sus 24 años y ya estaba ahogando sus penas en el alcohol, su vida se sentía tan acabada tan antes de tiempo, realmente patético.

Una brisa fresca hizo levantar su cara de la dura madera oscura, alguien había entrado al pub y buscaba resguardo de la fuerte lluvia que caía a cántaros en la ciudad. Podía oler al omega y vio como sacudida un poco su ropa demasiado fuera de lugar con el ambiente. Esa camiseta amarilla de "Fundación amigos protectores de los animales", un collar de protección para marcas de color negro en su cuello y su cabello naranja resaltaba en aquel lugar lúgubre y sin nada de brillo; incluso le parecía ciertamente familiar de algún lado, como si lo hubiera visto en otro lado pero su cerebro estaba tan inmerso en el alcohol y la melancolía que todo era como una densa niebla. 

Era ese prototipo de omega que brillaba con la pureza de su mirada, cálido y adorable con el ligero sonrojo de sus mejillas, realmente lindo y tonto por adentrarse a un lugar así mayormente repleto de alfas y betas, incluso siendo tan buena gente.

Mark realmente amaba a los animales y definitivamente ese seria al chico que su madre quería que llevara a casa. Un buen omega que iluminara su patética vida y le curara de todo mal con una sonrisa amable.

El omega parecía incómodo y se acercó rápido a la barra, incluso cuando recibió una nalgada por un beta siguió avanzado y se sentó a dos puesto de Mark. Parecía que quería acercarse a la barra lo más posible y poner su trasero en un lugar que no pudieran tocar, la silla en la barra parecía lo más conveniente, pero seguía siendo idiota. Más de cerca Mark pudo ver con más detalle a ese omega, piel tostada y con diversos lunares en su piel que parecía tan suave como el algodón. De facciones finas y delicado, ojos de borreguito y por supuesto ese agradable olor a miel y avena que llamaba la atención.

— ¿Vas a pedir algo, Haechan? — Preguntó el barman al omega, parecía conocerlo y ese nombre le parecía interesante — Venga va por la casa, has salvado a mi pequeña Holly.

— Siento que seria tonto pedir una malteada, nunca he sido fanático del alcohol. Pero si tienes agua te agradecería. Acabo de llevar a un amiguito al refugio cercano, tenía una patita rota — la expresión de tristeza conmovió a Mark hasta la médula, una expresión así no debería estar en un rostro como ese — Esos idiotas ni se detuvieron, pero el doctor Jung me dijo que se va a recuperar pronto.

Maestros de la estafa (Omegaverse)》》》NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora