Invierno 8

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Tokio no era como se la imagino, no había gente con todos los colores de cabellos posibles y colegialas con faldas cortas; bueno eso era lo que podía ver por la ventana del auto. Una ciudad tan llena de personas como lo era Seul o Shanghai, con tantas luces le mareaban, era sofocante y estresante.

Renjun estaba sorprendido como sus captores lograron sacarlo de Corea del Sur, una combinación de papeles falsos, el jet privado de Yukhei y una buena actuación de todos. 3 horas después estaba entrando a ese hotel de lujo ayudado por el alfa, junto con aun más gente del equipo del alfa, tal vez unos 10 más.

Incluso cuando el alfa lo deje solo en la habitación que supuso que iban a compartir al ver que solo pidió una suite con dos habitaciones, justo para ellos y los dos favoritos de Yukhei. El omega se acerco a la ventana, mirando como todo era vidrio liso del piso 60 hasta la calle, no podía esperar un escape por las ventanas si no sabía cuando los elevadores de servicio para limpiar las ventanas iban a funcionar. La ventilación era pequeña y lo mas importante de todo es que ahora dudaba si sus compañeros iban a venir por el en Japón, lo que tenia que hacer era mantenerse vivo hasta que el alfa regresara a China y lo llevara con el, estaba seguro que en China era mas probable que ellos fueran por el.

La falta de comunicación y sin saber que era lo que le esperaba le volvía loco. Estaba en el peor lugar del mundo para esperar un rescate y de paso con su persona menos favorita del mundo que había desarrollado en 6 días una extraña adicción a dormir abrazado al omega aspirando el olor que soltaba; aunque Renjun tampoco negaría que el olor del alfa también era adictivo.

Renjun no sabia que pasaría con el, pero esperaba vivir y agradecía en una pequeña parte de su corazón que el alfa lo dejara vivir.

Tú no le debes nada a nadie, Renjun — recordó las palabras de Winwin — Nadie merece hacerte sufrir, no tienes que estar con un sentimiento de deber con alguien que te trate bien o te haya salvado.

Recordaba las palabras del mayor pesar en su pecho, en serio el quería dejar de sentirse de esa forma, peor no podía evitarlo. Tomo aire para acostarse en la cama, sabia que el alfa debió salir a comenzar sus asuntos con la droga en Japón. No dudaba, sabia que ChengXiao estaba en la sala de Suite trabajando desde la computadora y el teléfono con su arma en sus pantalones, también por lo que podía oír había personas del equipo de Yukhei en la sala con la chica, todos con armas.

— Interesante que el jefe por fin consiguiera lo que buscaba — comento uno de los tantos que no recordaba bien Renjun, no iba gastar un segundo en recordar la cara de todos los peones de su captor — Aun mas interesante que lo dejara vivir.

— Apuesto que es su nueva puta — comento otro en risas.

— Es realmente bonito, incluso con su brutalidad y baja estatura, es realmente ardiente. Apuesto que a pesar de esa actitud rebelde es todo una perra sumisa cuando esta siendo follado— escucho la voz de una alfa, el omega solo sintió escalofríos del asco.

— Ni siquiera se les ocurra poner un dedo en el — escucho la voz de ChengXiao — Es el nuevo juguete del jefe, nada en lo que ustedes tienen permitido ni tocar.

Renjun se sintió un poco agradecido de la omega y que lo consideraran la puta de Yukhei, mientras los otros no lo tocaran seria feliz de que le llamaran así. Como siempre el omega tendía a ver el vaso medio lleno y pensaba lo bueno que le ofrecía ser el muñeco del alfa en ese momento; no es que le gustara, pero si le ofrecía el beneficio de no ser abusado sexualmente y torturado mientras estaba en su encierro, era mejor que nada. No es que iba a gritar que no era eso si podía venir el alfa y decir: "¿Cómo que no, omega?" y con sus cambios de tratos hacia el como se cambiaba de ropa no era como si se fuera arriesgar.

— Pon la situación a tu favor. Es como una pelea, no tienes que lanzarte a tu oponente, es ir ligeramente, no demostrar todo lo que tienes. — Le dijo Donghyuck una noche en el Cairo mientras los dos esperaban la señal para hacer su parte de la misión.

El omega pensó bien las cosas, tenia que amarrar al alfa. Es lo único que podía hacer hasta que sus huesos se curaran y volviera estar en forma, porque estar con yesos y secuestrado le impedía hacer muchas cosas de su rutina de ejercicios. Si Renjun sacaba cuantas de lo lógico, era de 2 a 3 meses en quitarse alguno de esos yesos aunque no estaba del todo seguro, si decir cuanto tiempo le tomaría volver a recuperar músculos y seguir el ritmo de sus entrenamientos; por lo que tenia que sobrevivir unos 6 meses si no lo venían a buscar y le tocaba escaparse solo. No sonaba tan mal 6 meses, había oído de una vez de un omega que estuvo secuestrado 35 años, 6 meses se irían en un abrir y cerrar de ojos lo que le daría tiempo a pensar un plan de escape, así que lo que tenia que hacer era evitar que lo asesinaran.

Estudio la habitación durante una hora buscando cosas de utilidad y viendo todo lo que tenia a la mano. Unas sabanas, almohadas y ropa. Así que fue al closet de la habitación saltando en su pie sano, se había acostumbrado, agarro una camisa del alfa y volvió a la cama para quitarse la ropa deportiva que le había comprado el alfa, al menos era su tipo de ropa favorita, solo se quedo en ropa interior. Se coloco la camisa y se acostó en la cama para dormir, sin ni siquiera taparse mucho la sabana; incluso se restregó un poco contra las sabanas para que adquirieran su olor esperando volver loco de apoco al alfa con eso. La habitación no le ofrecía algo por los momentos con su escaso ingenio para ejecutar un plan de escape por los momentos, así que tenia que seguir con el plan B, seducir al alfa para sobrevivir mientras tanto y esperar calmadamente. El omega pensaba positivamente que en algún momento de los 6 meses le llegaría algo.

Si se durmió pero se despertó cuando escucho la voz del alfa en la sala, era un poco ruidoso a veces; pero no se lo diría, no era algo que pudiera discutir con el en esa situación.

— ¿Renjun no ha cenado? — escucho la voz del alfa y se hizo el dormido.

— Pensé que preferirías a que esperara para cenar contigo — comento con una pequeña risa Chengxiao, ya no pensaba que decía ese tipo de cosas por ser una pequeña tonta romántica. Ahora pensaba mas que lo hacia para molestar a Lucas.

— Es la media noche. Que alguien traiga algo de comida decente y...

El alfa se quedo callado al abrir la puerta y ver al omega "despertando" tan pacíficamente, se estaba acostado de su lado derecho y se sostenía con su brazo derecho para no aplastar su yeso mientras parpadeaba suavemente tratando de ajustarse a la luz que entraba de la sala. La camisa del alfa se pegaba perfectamente a la curva de su trasero y llegaban a la mitad de sus piernas haciendo dudar a cualquiera si cargaba ropa interior; aunque sabia que con su cara de sueño y sus yesos bajaba un 50% la sensualidad de la imagen que estaba viendo las personas que estaban en la sala, la cara del alfa y como tragaba saliva indicaba que el mas pequeño consiguió lo que quería.

— Buenas días — fingió estar medio dormido

— Noches — le corrigió la omega con una sonrisa.

— Buenas noches, Lucas, Chengxiao y los demás extras — dijo volviéndose a recostar.

— Oye, no te creas tanto zorrita — gruño un beta y retrocedió cuando vio la mirada molesta de su jefe.

— Si, si extra. A lo que te mandaron — le dijo con una seña de que lo ignoraba y decidió sentarse en la cama. Vio que sus muletas estaban lejos, cerca de la puerta del baño. Siempre andaba saltando por el cuarto.

— Quiero la cena, ahora — demando el alfa acercándose al omega y lo cargo de cómo de costumbre, fue a la sala y lo sentó en sus piernas.

— ¿Se puede cenar tan tarde? — pregunto viendo el reloj de la sala.

— ¿Se puede saber que haces con mi camisa? — pregunto el alfa frustrado mientras sostenía la cintura del omega.

— Usándola.

El alfa solo soltó un suspiro cansado, siempre era su error subestimar al omega. No era tan tonto como parecía, así como no era tan débil como aparentaba. Sabia donde golpear para tenerlo completamente en el piso; si no era una patada en su cara, era su cuerpo que le daba un golpe completo a su miembro que parecía cada vez más débil ante el omega. El omega se estaba jugando todas sus cartas para sobrevivir, para hacerlo dudar de todo, de tenerlo siempre en sus manos. Renjun estaba Usándolo, un medio mas para vivir. 

Maestros de la estafa (Omegaverse)》》》NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora