Capitulo 34

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Salí cuando vi mis dedos arrugados como pasas. Me coloque mi Onisie negro favorito y solté mi cabello, baje a la cocina por algo de comer  y como no sé hacer nada, ni tengo ánimos para   salir a comprar algo tome un enorme plato de cereal, me senté en el sillón frente al televisor y empecé a ver cualquier cosa que me distrajera, no quería pensar en Harry, había tenido suficiente pensando en lo mucho que exagere en la ducha, no iba a llamarlo todo era su culpa y aquí estaba otra vez pensando en él sin darme cuenta. Deje el plato a un lado cuando escuche el timbre de la puerta, eran las doce de la noche y si era un paparazis iba a golpearlo. Me acerque y mire por el ojo de la puerta, no había nadie del otro lado, la abrí  con cuidado y mire hacia los lados, no estaba nadie, mire hacia el suelo y habia una maseta con un cactus miniatura, lo tome y tenía un pequeño letrero que decía “Lo siento”  rodé los ojos, mire hacia los arbustos y note su cabello castaño.

-Sal de ahí – dije de mala gana, él se paró y puso las manos en sus bolsillos - ¿un cactus? – alce una ceja y el me dio una  sonrisa a medias.

-Quería comprarte un perro o un gato, pero a esta hora no tenía muchas opciones – se encogió de hombros y mire de nuevo el obsequio, era sin duda la peor cosa que me hayan dado alguna vez, pero no podía evitar amarlo con todo mi corazón. Estaba a punto de perdonarlo cuando vi un Ferrari negro estacionándose frente a mi casa, de ahí salió Niall  con una guitarra, se despidió de alguien y el auto salió disparado hacia la oscuridad. Niall estaba obviamente ebrio, caminaba yéndose para los lados y temí que se fuera a caer. Me saludo con la mano y se paró junto a Harry - ¿Qué haces aquí? – preguntó sorprendido.

-Vine a ayudarte – dijo como pudo, sus mejillas estaban rojas y no podía dejar de sonreír. Acomodo la guitarra y empezó a cantar muy fuerte algo sin sentido alguno, estaba avergonzada y mi ira crecía de nuevo, sobre todo cuando vi un fotógrafo a lo lejos. Quería gritarles y si Niall no se callaba iba a hacer una escena. Camine hacia Harry y le entregue su tonto cactus.

-Llévatelo, ahora. 

Pero Ali, el solo…

-Sabes que odio estas cosas para llamar la atención, lo sabes y aquí esta Niall ebrio con su guitarra.

Sentía mis mejillas ardiendo de la ira, ni siquiera podía escuchar bien lo que me estaba diciendo Harry cuando di la vuelta, entre a casa y cerré la puerta  de un portazo.

Narra Harry

Todo  se había ido a la mierda en el momento que Niall llego, lo maldije todo el camino mientras lo llevaba a casa, quería golpearlo pero había sido mi culpa y sé que solo quería ayudarme, lo lleve hasta su  habitación cargado y luego volví a mi auto, pensando que hacer, estaba muy molesta podía verlo cuando devolvió el pequeño cactus, su casa estaba casi morada de la ira. Mire hacia la casa de Ali por quinceava vez, tenía que hacerlo, tenía que ir y decirle que soy un idiota, ni siquiera pude comprarle un regalo decente, ese cactus lo compre en una estación de gasolina. Me baje del auto y camine hasta la entrada. Subí a su habitación y abrí la puerta esperando que no me matara, afortunadamente estaba dormida rodee la cama y coloque el  cactus en la mesa de noche a un lado de su cama y me dirigí de nuevo hacia la salida, no iba a despertarla, ahí sí estaría más que muerto.

-Eres muy persistente –escuche su voz adormilada y maldije todas las veces que pude antes de voltear a enfrentarla.

-Lo siento – vi cómo se sentaba en la cama rascándose los ojos – no quería molestarte, ya me iba. 

-Quédate - no pude evitar mi cara de sorpresa al escucharla pedirme que me quedara – ven acá – se hizo a un lado y yo camine hacia ella no del todo seguro.

-Ali, lo siento, fui un idiota, sé que debí decirte lo que iba a hacer, pero pensé que te gustaría y no lo tomarías tan mal y lo de Niall fue todo mi culpa, no te enojes con él, lo llame para que viniera, quería  que me ayudara con esto, él estaba en una fiesta y no pensé que estuviera tan ebrio, debí mejor buscar un gato, ese cactus está horrible.

FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora