𝒇𝒊𝒗𝒆

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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝐹𝐼𝑉𝐸 )
𝚊𝚐𝚛𝚒𝚍𝚞𝚕𝚌𝚎 𝚛𝚎𝚐𝚛𝚎𝚜𝚘 𝚊 𝚑𝚘𝚐𝚠𝚊𝚛𝚝𝚜.

El tren redujo la velocidad y se detuvo por completo en la estación de Hogsmeade, justo a tiempo cuando los tres chicos ya habían terminado de colocarse las túnicas. Blaise abrió la puerta, pero se detuvo bajo el umbral al ver que Draco seguía sentado.

—¿No vienes?

—Iré enseguida.

Draco se acercó a Alaska para dejar un beso en su mejilla y luego mover su boca más cerca de su oído, murmurando: Tengo que encargarme de Potter.

—En ese caso —Dijo la chica—, nos vemos en el Gran Comedor.

Alaska tomó el brazo de Blaise y salieron juntos, dejando a Draco detrás, sumergiéndose en el gran bulto de alumnos de segundo año.

Aquel año el banquete fue silencioso para Alaska y sus amigos. Ann que seguía molesta se había sentado lejos de ellos, Theo no parecía estar de humor para hablar y Blaise se había sentado junto a su novia, Alaska y Draco por otra parte deseaban hablar de lo que ocurrió con Harry en el vagón, pero sabían que no era el lugar, esperarían a llegar a la sala común.

Mientras disfrutaba de la cena, sin embargo, Alaska notó una segunda diferencia en la actitud de los estudiantes. Las miradas hacia ella eran diferentes que en el tren, eran casi nulas. Nadie le dijo comentarios ofensivos e incluso evitaban mirarla. Parecían demasiado asustados como para hacerlo. Eso fue un cambio que le agrado, un cambio para bien. Y es que ahora que el Señor Tenebroso había vuelto al poder y ya había cometido decenas de asesinatos, nadie intentaría molestarla como antes lo hacían. Ya no se meterían con ella.

Finalmente, Dumbledore se puso en pie para dar su acostumbrado discurso de bienvenida. Las conversaciones y risas que resonaban por todo el comedor cesaron casi al instante, aunque en la mesa de Slytherin demoró un poco más.

—¡Muy buenas noches a todos! —Dijo el director del colegio con una amplia sonrisa y los brazos extendidos, tenía la mano derecha ennegrecida y marchita.

Alaska inspeccionó la extremidad, parecía que su mano estaba pudriéndose. De inmediato creyó que se trataba de alguna maldición. Los susurros no tardaron en recorrer la sala, Dumbledore se limitó a sonreír y se tapó la herida con la manga de su túnica morada y dorada.

—No es nada que deba preocuparles. —Comentó sin darle importancia

Era claro que mentía. Alaska recordó la conversación entre las hermanas Black y Severus, como él les decía que Dumbledore había sufrido una grave herida y que estaba más débil, y era evidente que aquella era la herida a la que se referían. Su mano se veía muerta.

—Y ahora... —Siguió—. A los nuevos alumnos les digo: ¡bienvenidos! Y a los que no son nuevos les repito: ¡bienvenidos otra vez! Les espera un año más de educación mágica...

mortifagos en acción ⁶ ━━ harry potter sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora