𝒏𝒊𝒏𝒆𝒕𝒆𝒆𝒏

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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑁𝐼𝑁𝐸𝑇𝐸𝐸𝑁 )
𝚛𝚎𝚌𝚘𝚗𝚌𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚢 𝚊𝚕𝚐𝚘 𝚖𝚊𝚜.

El Castillo seguía igual de tranquilo que cuando Alaska lo abandono, durante esos días eran pocos los alumnos que se atrevían a estar fuera de la cama durante las noches. Ella lo prefería así, eran pocas las ocasiones que tenía para disfrutar tanta tranquilidad, sin miradas miedosas o murmullos maliciosos.

Aquellas noches le hacían recordar lo mucho que amaba ese lugar. Tenía miles de memorias en los rincones del Castillo, memorias que volvía a rememorar cuando pasaba por aquellos lugares, era una forma de mantenerse cuerda. De recordar todo lo que tenía en juego durante esa guerra.

No quería perder a nadie más, no creía poder soportar aquel vacío una vez más.

Alaska intentó alejar aquellos pensamientos de su cabeza. Conjuró una pequeña bola de luz azul con su varita y se mantuvo jugando con ella, moviéndola de un lugar a otro e iluminando rincones hasta que la madrugada llegó, junto con el cansancio.

Tan sólo le quedaba media hora para terminar con su horario y poder ir a dormir unas horas antes de ir a clases, por lo que se apresuró en dar una ultima vuelta al piso y asegurarse de que todo estuviera en orden. Se dirigió directamente al baño de chicos, las ultimas semanas Myrtle había estado causando algunos problemas allí.

Chasqueó la lengua cuando escucho voces dentro del baño; sabía que Myrtle estaría allí. Se acercó sin hacer ruido y pudo reconocer dos veces, la del fantasma y la de un chico, que se escuchaba ahogada. Se tomó unos segundos antes de entrar, quería prepararse para cualquier situación que podría encontrarse allí adentro, pues Alaska no tenía ni la menor idea de las intenciones de Myrtle.

Sin embargo, por más que hubiera imaginado miles de situaciones, nunca esperó encontrarse con Draco y Myrtle en la misma habitación, de madrugada y con el chico al borde del llanto, apoyado en el borde del lavamanos con el fantasma intentando consolarlo.

En cuanto la vieron, Myrtle se quedó suspendida en el aire, mirándola fijamente con unas gafas gruesas, blancuzcas y redondas. No parecía feliz de verla allí.

—¡No puedes estar aquí! —Exclamó Myrtle—. ¡Vete! ¡Vete ya!

Una dura mirada por parte de Alaska fue dirigida a la fantasma—. Tú eres la que debe irse. Y si vuelves a decir una palabra más me veré en la obligación de informarle al director Dumbledore que has estado metiéndote en los baños de chicos.

Myrtle soltó un grito de rabia y se metió en uno de los retretes, provocando que el agua salpicara por los lados y mojara el suelo.

mortifagos en acción ⁶ ━━ harry potter sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora