𝒕𝒉𝒊𝒓𝒕𝒆𝒆𝒏

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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝐻𝐼𝑅𝑇𝐸𝐸𝑁 )
𝚙𝚊𝚍𝚛𝚎 𝚎 𝚑𝚒𝚓𝚊.

El segundo trimestre empezó con una
agradable sorpresa para la mayoría de los alumnos de sexto: por la noche habían colgado un gran letrero en los tanlones de anuncios que anunciaba:

CLASES DE APARICIÓN
Si tienes diecisiete años o vas a cumplirlos antes del 31 de agosto, puedes apuntarte a un cursillo de Aparición de doce semanas dirigido por un instructor de Aparición del Ministerio de Magia. Se ruega a los interesados que anoten su nombre en la lista.

—¿Por qué debo inscribirme a estas clases? —Se quejó Alaska, que se encontraba en el despacho de Snape por petición del profesor—. Ya sé cómo Aparecerme, no necesito las clases del Ministerio.

—Si no te inscribes, serás la única de tu año que no parecerá interesada.

—Sigo sin entender tu punto.

—Será extraño para el resto de tus compañeros. Debes fingir que no sabes, presentarte a las clases como el resto y aprender del instructor designado.

—Los estudiantes ya creen que soy la responsable de la destrucción de los retratos del quinto piso, a pesar de estar al tanto de que no pasé las Navidades aquí —Le explicó ella—. Me presente o no, seguirán creyendo lo que deseen.

—Debes hacerlo, inscríbete esta misma tarde.

—No quiero desperdiciar doce galeones.

Entonces, antes de que Alaska encontrara una nueva forma de quejarse, Severus le alargó una monedero que contenía quince galeones.

—Ya puedes irte —Exclamó—. Y no olvides que tú próxima reunión con Dumbledore será mañana por la noche.

Ese día se habló mucho del curso de Aparición, todo el mundo se había inscrito. El hecho de poder esfumarse y volver a aparecer al antojo de uno ofrecía a los alumnos un mundo de posibilidades, incluso emocionó a Ann, quien por primera vez en lo que llevaba del curso, se acercó a sus amigos, comentando sobre las inscripciones como si no se hubiera molestado nunca con ellos.

Eran casi las ocho de la tarde cuando Alaska llegó al despacho de Dumbledore, las lámparas estaban encendidas y el pensadero volvía a estar preparado encima de la mesa. El director tenía las manos posadas a ambos lados de la vasija; la derecha se veía más negra y chamuscada que antes.

—La maldición es persistente —Comentó ella sentándose frente a él. Harry aún no llegaba—. ¿Está utilizando pociones para detener su avance, o sólo un hechizo?

—El profesor Snape hizo un buen trabajo con sus contrahechizos.

—Pero no funcionará para siempre, ¿cuánto tiempo le queda? —Le preguntó ella, de una forma tan directa que sorprendió al anciano.

mortifagos en acción ⁶ ━━ harry potter sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora