Día 7 (04:00 AM)

18 1 0
                                    

(707 PV)

Me estiro en la silla. Son las cuatro de la mañana, y ya le he enviado el programa a Vanderwood. A veces es realmente un pesado...

De pronto, echo de menos ver el rostro de Mili. Me levanto sin hacer ruido, y me dirijo a su cuarto. Allí, hecha un pequeño ovillo, la encuentro dormida. Tiene una tierna sonrisa en su rostro. Me apoyo suavemente a su lado, y la contemplo dormir.

-Ah... eres tan tranquila cuando duermes. Jamás pensé que podría verte tan de cerca dormir, pero aquí estoy, fijándome en cada pequeño detalle de tí.-murmuro, acariciando su pelo-. ¿Sabes? Nunca... nunca pensé que fueses tan hermosa... y tampoco pensé que lo que pasó hace tan solo unas horas, pudiera pasar...

Se mueve ligeramente, como si me pudiera oír. Eso me hace sonrojar, y me arrodillo frente a ella, cogiendo su mano.

-Prometo cuidarte... y protegerte de todo mal. Seré tu caballero de brillante armadura; el caballero que te mereces.

-Huh... ¿lo prometes...?-la tierna voz de Mili al despertar me hace sobresaltar.

-¿E-estabas despierta? ¿Acaso te desperté?

Se reclina ligeramente hacia mí, y me da un beso en la punta de la nariz.

-Estaba dormida, pero... me dormí hace apenas diez minutos, así que te oí.

-¿Por qué no estabas durmiendo?

-Porque... quería esperarte. Quería que durmieras conmigo.-susurra, avergonzada.

Una sonrisa cruza mi rostro.

-Claro, deja que me quite la ropa y me acuesto a tu lado.

Sus ojos persiguen cada uno de mis gestos, hasta que por fin, se abraza a mí una vez estoy en la cama.

-¿Puedo preguntarte algo?-la oigo decir.

-Depende de lo que quieras saber, preciosa.

-Es sólo... ¿desde hace cuánto conoces a Vanderwood? No quiero meterte en problemas pero me da curiosidad por cómo os lleváis...

-Oh... Vanderwood...

Trato de recordar rápidamente desde hace cuánto le conozco...

-Diría que desde hace unos... ocho años, más o menos. Él me enseñó bastantes cosas de las que sé, como defenderme cuerpo a cuerpo. No debería hablarte mucho de ésto, pero te diré que yo era un poco enclenque cuando era niño. Yo tenía un hermano gemelo, y de los dos, yo era el más sano. Aunque claro, también era bastante pequeño. Cuando entré en la agencia, Vanderwood me enseñó varios tipos de defensa personal, y gracias a eso, bueno...-me señalo, tratando de parecer un poco narcisista-. No es por presumir, pero tengo un buen cuerpo. Aunque eso lo has podido admirar ya, ¿verdad?

Mili se sonroja y me da un suave golpe en el pecho.

-¿Sabes si tiene... familia?

-Creo que sí, hasta donde sé, me dijo que al menos tenía una hermana, más pequeña que él. Sabes que entre agentes, no podemos revelar nuestra verdadera identidad.

-Lo sé, lo sé.-la oigo bostezar.

-Oh, ¿tienes sueño?

-Sí... tu presencia me tranquiliza tanto...

Siempre me hace sonreír.

-Pues a descansar, hermosa...

-Buenas noches, Luciel... te quiero.-murmura, quedándose dormida entre mis brazos.

Por primera vez, en muchos años, me siento completo. Aunque no tengo un trabajo que realmente me agrade, tengo conmigo a la chica de mis sueños, y cuando ella me dedica su sonrisa, siento que puedo con todo lo que la vida me eche...

Poco a poco, mis ojos empiezan a cerrarse, hasta que me quedo dormido, con ella a mi lado...

"Estoy en casa. Mamá está borracha, y mi hermano está escondido conmigo en el armario. Si nos ve...

-Hermanito...

De pronto, mamá nos encuentra, con una botella de alcohol en la mano derecha.

-Ah, vosotros... bastardos... ¡venid aquí!

Empujo a mi hermano lejos de mí. Si mamá empezara a darle golpes a él... es tan débil...

-¡¡Corre!!-grito, con todas mis fuerzas.

Un golpe me tumba al suelo, y me veo tan pequeño en comparación con mi madre...

-Sois igual que él..."


Abro los ojos, llorando. Una pesadilla... Mili se despierta conmigo, supongo que la sobresalté.

-Lo siento, preciosa.

-¿Una pesadilla?-musita, abrazándome.

-Sí, no es nada. Volvamos a dormir...

Me da un beso en la mejilla. Y otro más... y otro... cientos de besos cubren mi rostro, y me doy cuenta de que sigo llorando, sin saber muy bien por qué.

-Primero, deberías secarte esas lágrimas.-me dice, limpiándome ella misma, con uno de sus pañuelos.

Observo sus gestos y su mirada, está tan concentrada en secar mis lágrimas, que no se da cuenta de que la observo... algo en mí despierta, y no puedo evitar abrazarla con fuerza.

-Mili... gracias por haber aparecido en mi vida.-le digo, para después, bajar mis labios hasta su cuello, y darle un suave mordisco-. Ahora... ¿qué te parece si seguimos haciendo realidad tus sueños...?

Mystic LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora