Capítulo 8: "Wow... Qué carácter"

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El pelinegro sonrió. 

Recordó la conversación con su novia, y el afán de la pelirrosa por descubrir si la misteriosa chica Hinata, era la misma en ambas historias. Y así había resultado.

– "Eso explica bastantes cosas" – murmuró, mientras veía como un vendedor se acercaba a preguntar si el trío necesitaba algo.


– "De todos modos, la frase es la misma; te estas ligando a Hinata a dos días de conocerla" – insistió justo antes de que llegara el vendedor.

Iba a responder algo, pero la presencia del hombre mayor frente a ellos les indicó que debían de guardar silencio y evitar exponerse demasiado.

– "Caballeros, señorita" – saludó cortésmente – "¿Puedo ayudarles en algo?".

– "Claro que puede; estamos en busca de una cama, hasta el momento nos llama la atención esta, ¿podría darnos su opinión sobre ella?" – intervino la chica antes que alguno de los dos jóvenes abriera la boca.

El pelinegro alzó ambas cejas, sorprendido por la elocuencia y educación que había empleado la peliazul al hablar, y le dio una mirada al rubio en la que comunicaba su asombro. En respuesta, él le guiñó el ojo y ladeó la cabeza, encogiéndose de hombros.

– "Desde luego; esta cama está...bien, pero podría recomendarle una mejor. Las camas con marquesa de madera son preciosas, pero por lo general no están bien preparadas para perdurar en el tiempo. Acompáñenme, por favor" – les hizo un seña para que le siguieran.

– "Esta cama de aquí tiene su marquesa elaborada con fierro, y pintada con antioxidante de coloración negro. Aunque el costo es un poco más elevado, la duración de las marquesas de fierro es considerablemente mayor que las de madera. Esta es mi recomendación" – finalizó el hombre, hinchando el pecho, como si fuese él el creador de la cama.

– "¿Qué dices?" – preguntó el pelinegro al rubio, bastante convencido.

– "La llevamos" – añadió de inmediato – "¿Podría recomendarnos también un colchón?"

Tras haber pagado el colchón y la marquesa sin problemas, los empleados de la tienda bajaron las cosas al subterráneo para cargarlas en la camioneta. 

Una vez asegurada la carga, emprendieron la vuelta a casa.

El trío iba a mitad de la carretera, cuando sonó el teléfono del Uchiha.

– "¿Puedes ver quién es y contestar por mí?" – le preguntó al rubio, sin despegar la vista del camino.

– "¿Eh? Qué vago eres, ¿por qué no lo haces tú?" – se quejó, frunciendo el ceño.

– "Porque voy conduciendo, pedazo de imbécil" – le contestó con tono hastiado.

El celular seguía sonando, incesantemente.

– "¿A quién le vienes a decir imbécil, tarado?" – se giró en su asiento para verlo, pero solo apreciaba su perfil.

El pelinegro no despegaba la vista del frente, pero moría por darle un puñete al rubio.

– "Sí que eres bruto, ¿a quién más podría decirle así? Eres el único imbécil a bordo de esta camioneta" – refunfuñó, el sonido del teléfono sin contestar comenzaba a sacarlo de quicio.

– "Chicos... el celular" – murmuró la peliazul, acercándose al frente para tratar de intervenir.

– "Olvidaste contarte como el imbécil número uno..." – insistió.

NaruHina "Viviendo con un famoso idiota" - HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora