🍰 30: Bitterness

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Narra Dean:

Entré en mi camerino, mufando y farfullando a regañadientes, respirando aceleradamente por mi frustración y adrenalina, y cerré la puerta, dándole un portazo.

Me hundí en el sofá y comencé a golpearlo mientras mis gruñidos y mis gritos de coraje y rabia se opacaron por un cojín de cuero del sofá. No conforme con ello, golpe a una de las paredes, descargando mi furia. Hice lo que no pude hacer con The Miz.

Me sentí como un volcán en erupción; ya no soportó esta intensidad de frustración que me esta consumiendo. Lo único que deseo ahora es dejarlo fluir.

Alexandra ha estado torturándome, recordando sus rechazos y sus ojos parecidos a unas trufas de chocolate mostrando tristeza y desilusión cuando le dije esas cosas horribles. La hubiera despedido por sus acciones, pero no lo hice y no quiero hacerlo.

A pesar de su actitud de rechazo a mis disculpas y de alejarse de mí, no quiero dejarla ir, quiero seguir viéndola, tenerla, sentir su confortable presencia. La necesito. La quiero. Yo...yo...

Al cansarme de golpear la pared, me detuve y miré mis nudillos, los cuales se tornaron blancos con un toque de rojo y unas gotas pequeñas de sangre aparecieron; olvidé vendar mis manos. Bufé, mirando las gotas crecer.

—Parece que alguien despertó del lado equivocado.- escuché una voz femenina burlona.

No fue necesario girar completamente hacia atrás para saber quien es. Ella estaba apoyada en el marco de la puerta, una media sonrisa divertida embozaba su rostro.

—¿Que haces aquí, Renee?- pregunté encolerizado, sacando una caja de primeros auxilios.

—Vine a verte,- dijo ella, entrando como si fuera su camerino.- y a agradecerte por lo que hiciste por mí.- quiso referirse a lo que pasó con The Miz y Maryse.- Creí que en verdad no te importaba y que no tenías corazón.

—No te ilusiones.- dije, añadiendo alcohol en un pedazo de algodón.- ¡Sss!- aspiré, sintiendo el ardor en mis nudillos izquierdos por el líquido. Puse resistencia.- La razón por la que fui a atacar a ese bastardo no fue para defender tu honor. Te dejé muy en claro hace tiempo que no me importas ni lo más mínimo.- la fulmine con la mirada al decirle eso.

—¿Y entonces porque saliste cuando dijo eso?- preguntó ella, sentándose en el sofa, al parecer no desilusionada por lo que le dije y restándole importancia.

—Porque ya no soportaba ver y escuchar estupideces inservibles.- repetí el tratamiento en mi otra mano.- Quería desquitarme con él, moliendolo a golpes.

—Nadie creerá eso.- aseguró la rubia.

—¿Como sabes que así será?

—Es lógico, Ambrose. Diste la impresión que saliste por mí, la gente se deja llevar por la primera impresión.

—Los que no tienen sentido común.- afirmé.- Si Maryse no se hubiera entrometido, hubiera dejado a ese engreido como carne molida.

—Si, y mira como terminaste por no lograr desquitarte como querías.- noté burla nuevamente en su voz.- Tu mejilla esta muy roja y adolorida como si los mosquitos te hubieran picado, te desquitaste con tu camerino hasta tener puños sangrantes y todos quieren alejarse a ti por haber dejado a Rhyno y a Heath casi lesionados.

—¿Como supiste eso último?

—Toda la empresa lo sabe.

Solté un gruñido pesado. Odio que la gente sea chismosa, esa es una de las razones por las que soy muy discreto y cerrado con respecto a mi vida privada.

𝐂𝐚𝐤𝐞 || 𝐃𝐞𝐚𝐧 𝐀𝐦𝐛𝐫𝐨𝐬𝐞 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora