𝐂𝐚𝐤𝐞 || 𝐃𝐞𝐚𝐧 𝐀𝐦𝐛𝐫𝐨𝐬𝐞 ||

🍰 39: Feelings

Narra Alexandra:

Es difícil relajarse y seguir en pie cuando estos pensamientos y secretos que cabalgan en mi cabeza como si fueran caballos de una carrera. Últimamente todo se esta volviendo más difícil. Justo cuando bastaba en tener escondidos estos secretos oscuros que me maldicen por haberme entrometido ver, tenia que aparecer otro conflicto.

Yo quiero mucho Alvaro y me gustaría estar cerca de él y de Bers conviviendo juntos sin tener que esperar meses para obtener un vuelo que nos permite vernos por unos días, pero me gusta la vida que tengo aquí aunque vivo sola.

Sin embargo ahora que Town esta viviendo conmigo y con lo que pasó anoche, me hace pensar mas de lo debido hasta darme migrañas, haciéndome tomar té verde o de manzanilla tres veces al día.

Sospecho que a Alvaro le atraigo. Su cercanía incomoda y cálida, su preocupación como el de un padre sobreprotector, su tierno mirar y su voz melosa, suave y suplicante que me susurró como un arrullo.

¿Porque siento que todos de mi alrededor me están escondiendo algo? Incluyéndome a mi misma. Me sentí falsa, una mentirosa profesional.

Todo se esta volviendo deshonesto, extraño, intranquilo, falso. ¿Acaso en este mundo no puede ser honesto y sincero aunque sea un solo día?

Estoy confundida. Muy confundida.

Ojala Robert, mi mama, Germán o Lele estuvieran conmigo ahora. Ellos son las personas a las cuales les acudiría a pedir consejos cuando estoy al borde  de una crisis emocional, pero si los dos últimos supieran en el lió que me meteré si mi jefe se entere que descubrí sus secretos, lo más seguro que harían es reprocharme en no meterme en lo que no me incumbe, mucho más si se enteran de mis sentimientos por él.  

Quiero estar en una nube, dormir en ella sin querer despertar, olvidando a todos y a todo por un tiempo, sin tener preocupaciones, dudas, obligaciones y más que nada, sin sentimientos y secretos que ocultar.

—¡Alex!

La voz ronca de Dean canturreando me bajó del carrusel de mis pensamientos y emociones. Estaba tan distraída y concentrada en mí que había ignorando mi alrededor y olvidado hasta incluso lo que estaba haciendo y en donde estoy.

El sonido de la aspiradora aún encendida, aspirando de más de la alfombra de la sala hace zumbar mis oídos y la tela de la falda con encaje de mi uniforme roza mis muslos cubiertas de mis medias negras con encaje.

—¡Buenos días, bella durmiente!- exclamó, creyendo que me quede dormida.

—¡¿Eh?! ¡Si, si! ¡¿Que se te ofrece?!- me enderece rápidamente y apague la aspiradora.

—Por Dios, Alex. A este paso te convertirás en una adorable zombie.- negó algo divertido, riendo un poco.- ¿No tomaste la medicina que te aconseje anoche?

—Claro que si. Me sentó de maravilla. Dormí como un oso.

—Eso explica porque llegaste tarde.

Reí un poco apenada, pero admito que necesitaba esa buena noche de sueño que me hizo perder el autobús que normalmente voy para llegar aquí, no había muchos taxis debido a la multitud de gente que comúnmente en Las Vegas quiere ir a tantos lugares en la tarde y me hizo tener que ir en el metro, el cual estaba lleno. Me fue difícil salir de ahí, pero lo logré de cualquier forma. 

—¿Prefieres más la escoba que la aspiradora?

—No, no, no, no. Así esta bien.- negué rápidamente.- Es que el piso esta muy sucio y necesita que lo aspire más.

El castaño se sentó en el sillón para luego invitarme a tomar asiento con él.

—¿Que pasa?- le pregunte.