Amor y placer.
despertó pesadamente sintiendo un peso enorme caer sobre su cuerpo. Se sentó lentamente de la cama y miró alrededor, su cuarto hecho un desastre por aquel odioso pájaro que con sus grandes alas había tirado todo al suelo, inclusive su kimono negro que le había costado una fortuna lo había destrozado, gracias a dios que tenía otro azul oscuro que se puso ayer en la noche cuando bajó para picar la torta y mandar a todos los ninjas a sus respectivos hogares.
Se paró de la cama mientras se restregaba un ojo, le dolía algo la cabeza. Fue a su armario a buscar una pastilla, lo abrió y...
-¡Cuaaaj! ¡Cuaaaj!
Tres picotazos y dos arañazos en sus mejillas lo mandaron de culo al suelo, el ave salió volando por la habitación graznando para luego estrellarse una y otra vez contra la ventana cerrada. El Uchiha temblando de rabia se levantó del suelo, ahora su cabeza dolía tres veces más. Había olvidado que la noche anterior a golpes había logrado encerrar a ese pájaro en su armario.
Vio como el ave desesperada estrellaba su cabeza contra la ventana y hacia sonidos de miedo, aleteaban las alas golpeando el cristal y luego le daba golpes con las patas. Se veía angustiado y nervioso. Madara le dio una mirada lastimosa mientras tomaba una camisa y algo de hilo ninja que yacía en su armario. Poco a poco se acercó al ave y en un rápido movimiento la envolvió con la ropa y difícilmente paso el hilo por ella hasta dejarlo atrapado el cuerpo entero, dejando nada más libre la cabeza que se movía frenéticamente y chillaba aún más asustada.
-Pero que nervioso estás- dijo algo cansado mientras se lo llevaba hasta la cocina previamente haber tomado dos pastillas-, te pareces a Izuna cuando le encontré las revistas porno jaja.
La casa estaba hecha un desastre, llena de basura y comida. Suspiró, después limpiaría, estaba demasiado confundido como para ponerse a barrer. Se sentó en la mesa dejando el pájaro sobre ella. Soltó un suspiro mientras ocultaba su rostro con sus dos manos y trataba de poner orden a su desordenado cerebro...Había besado por su propia voluntad a Hashirama.
"No soy gay. Me gustan mucho las mujeres y me dan asco los hombres...pero ese Senju es diferente, es sexy a su manera, me atrae como nunca nadie me ha atraído antes"
Pensaba mientras miraba como el ave se removía en la mesa, después se encargaría de domesticarlo, no era la primera vez que tenía un animal como esos, el adoraba a los animales aunque no lo pareciera. De niño había tenido dos perros, un gato, un caballo, un zorrito y tres aves, un gavilán, un águila y un pequeño colibrí. Su pasatiempo favorito era la cetrería, la domesticación de aves salvajes. Y ese endemoniado halcón pasaría pronto a ser una leal palomita.
Pero por ahora no tenía ni tiempo ni paciencia.
"¿Por qué lo bese? ¿Por qué? ¿Por qué? Soy un hombre por dios, como puedo permitir que traten de sodomizarme. Yo juré nunca rendirme a su carita bonita y a su cuerpazo...¡AAH! ¡Nada de carita bonita ni cuerpazo! ¡Debo de dejar depensar en estas cosas maldición! ¡Soy un hombre, el líder del Clan Uchiha!...Si alguien se entera de lo que pasó con el Hokague. Joder, y yo lo besé en medio de la fiesta, ojalá que nadie se halla enterado de nada..."
Algo desesperado tomó una copa y comenzó a tomar las muchas botellas, casi todas vacías, que había en la mesa. No se molestó en combinar el poco licor que había en las botellas hasta llenar una copa. Algo de vino, algo de vodka, algo de whisky, algo de sake, algo de champaña. Pronto tuvo un líquido de color marrón oscuro y de aroma muy penetrante. Parecía una bomba capaz de asesinar a su hígado.
Tomó de un solo trago el líquido oscuro, llenándose la boca. El resultado fue inmediato, de sus labios se escapó un ronco sonido mientras la cubría un poco con sus manos, casi sintiendo como se le quemaba la garganta con esa amarga y para nada agradable bebida, sin embargo pronto se sintió algo mareado y perturbado. No pensaba muy bien. Mucho mejor.
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Dulces Rivales.
RandomEran rivales, se supone que se deben odiarse a muerte, que los gritos solo debían de figurar en el campo de batalla, y no en la cama. Pero a veces, las cosas no son lo que todos creen, o al menos, no fue lo que Madara Uchiha creyó de su mortal enemi...