4. Drogado.

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Capitulo 4: DROGADO.

Refunfuñando Madara salía del baño dispuesto a vestirse. Tenía el ceño fruncido y las mejillas con un cierto sonrojo. Todo el día había tenido la misma expresión, y es que estaba molesto y avergonzado  con Hashirama por haberlo manoseado y luego convencerle de salir con él, y consigo mismo por haber disfrutado aquellas caricias y haberse dejado convencer.

Suspiro estresado mientras que con una toalla secaba su cabello y su cuerpo desnudo. Comenzó a vestirse. Hm, no se pondría nada elegante, no tenía por qué hacerlo, a fin de cuenta amigo significa persona con la que no tienes sexo-Ese era lo que se repitió mil veces-, se puso una camisa del Clan Uchiha de cuello amplio, solo que a diferencia de las demás, esta no tenía mangas y dejaban ver sus brazos. Unos pantalones de algodón tipo ninja, de esos que tienen unas vendas a los lados.

Se calzo las sandalias y salió. Cuando abrió la puerta de salida se encontró a su alumno vuelto un chibi lloroso que le hacía un pucherito,  arrodillado en las escaleras de la entrada con un cartelito que decía “Trabajo por un techo”.

-Seré bueno lo prometo-, susurro con la voz entrecortada y dejando escapar unas falsas lágrimás. Madara suspiro estresado y le abrió un poco la puerta, Itachi entro cual cachorro hambriento. Cerró la puerta escuchando como la nevera era destrozada en el proceso.

-Niño idiota-, se quejó caminando hasta el lago.

Por la mirada de algunas mujeres supuso que estaba presentable, esa camisa agraciaba la torneada figura de sus brazos, además se había esmerado peinándose un poco el cabello, claro, no es que lo hizo por Senju, para nada, solo lo hizo para verse bien, el líder del Clan Uchiha siempre debía de verse atractivo ante todos. Y aquella disimulada fragancia másculina seguía el mismo protocolo social.

Estaba algo ansioso, durante casi diez años solamente se había encontrado a Hashirama para pelear y si tenía suerte, para matarlo. Sin embargo desde ayer por lo visto ya la sangre no sería una protagonista en su relación. En parte era una lástima, todavía estaba muy dolido por su hermano y deseaba de forma enfermiza poner sus manos en el cuello de Tobirama y retorcérselo hasta que su cabeza se despegara de sus hombros.

Llego al poco tiempo al lago. Bufo molesto el maldito moreno aquel no había llegado. Miro su reloj las seis y cinco minutos, quizás había llegado muy anticipadamente, no es que estuviese desesperado  por verlo, por supuesto que no. Se dijo eso unas tres veces mientras se sentaba en el césped y distraído comenzaba a jugar con el césped, halándolo y arrancándolo hasta hacer un matoncito. Después de unos diez minutos comenzó a lanzar piedras distraído al lago…

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Hashirama después de darse un baño de casi una hora, el segundo del día, e increíblemente más obsesivo, abrió su closet de par en par, los pantalones, camisas, zapatos y ropa interior cayeron como si hubiesen sido volados por una explosión. Bufo molesto viendo los cúmulos de ropa.

-No tengo ropa-, se dijo desesperanzado mientras pateada y empujaba toda la ropa en el armario, nada era lo suficiente digno de ser usado para ir con Madara.

Pensó en que debía hacer, no podía vestirse  igual que en la mañana, y toda su ropa era espantosa, o al menos eso creía. Pero claro, ¿Para que tuviera un hermano si no era para quitarle ropa? Salió mojado y desnudo por la casa, sorprendiendo a su padre que casi grito al verlo a él y sus cositas, y llego hasta la habitación de su hermano la cual abrió con una poderosa patada.

-¡Pero que mierda?!-Grito Tobirama dando un bote y tirando el libro que leía, al ver al moreno en ese estado se sonrojo a sobre manera y desvió la mirada-¡H-Hermano! ¿Qué haces desnudo? Mejor dicho ¿¡Que haces desnudo en mi habitación?!

Dulces Rivales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora