7. Insaciable venganza.

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Insaciable venganza.




Madara estrello su puño contra la mejilla de Hashirama, el cual salió volando contra un árbol estrellándose ruidosamente contra él. Su boca se llenó de sangre manchando la ropa blanca. El Uchiha sonrió levemente sobándose la mano, el golpe había sido muy duro, tanto que se había quebrado dos nudillos. Su sonrisa se ensancho al ver como el mayor movía dolorosamente su mandíbula reposicionándola de forma normal, se la había dislocado. El siguiente golpe le volaría la nariz.

El moreno por su parte estaba algo sorprendido el cuándo apenas se acercó a Madara para gritarle e insultarte por lo que le había hecho este le había roto la boca. No se lo iba a violar, no podía, empezando porque era le Hokague, estaban en un bosque bastante público, Madara estaba completamente consiente y que…bueno, el Uchiha era muy apretado y le parecía imposible hacérselo sin ningún tipo de lubricante. Además ese golpe lo había enfadado al máximo y seguía humillado por aquel incitante castigo.

-¡Uchiha!-Le gruño. Estaba muy molesto, ya no había ni una pizca de excitación, lo único que deseaba era golpear al menor con fuerzas-Estas loco, eres un maldito enfermo.

Una sonrisa irónica torció los labios del pelinegro.

-¿Yo soy el enfermo?-, el rencor se vislumbró en su voz,-el único enfermo que veo aquí eres tu Hashirama. Me engañaste con tus estúpidas palabras ¡Ja! ¡Te amo Madara…yo detuve esta guerra por ti…déjame ser tu amigo!… ¡PURA MIERDA!

Un silencio se formó entre ellos. La nieve caía con cierta fuerza y el viento arrastrabas las moribundas hojas. El Shodaime bajo la mirada levemente, si, ya sabía  a donde iba esto. La culpa lo embargo, en su mente volvieron los recuerdos de un placer culposo y una mirada perdida. Miro al Uchiha cuyo Sharingan destellaba. Nunca habían hablado de aquello, Madara ni asomaba el temor y Hashirama tampoco, aquello se había quedado como un profundo tabú o recuerdo que los separaba irremediablemente.

Hashirama sabía  que se merecía ese golpe y muchas más.

-Madara…Yo…

-¿Tienes la mínima idea de lo humillado que me sentí? ¿Sabes que es no poder verse al espejo Hashirama Senju?-La voz del Uchiha salía con furia y resentimiento-¡Todo lo que decías era mentira! ¡Solo me engañaste para abusar de mí!

-No, yo jamás te mentí Madara-, le susurro con seguridad, pero sabía  muy bien lo falsas que tomaba el menor sus palabras.

-¡Si me mentiste! ¡Eres una rata igual que tu hermano! ¡Eres la misma mierda que Tobirama!

Y sin más se lanzó al moreno. Un puñetazo fue esquivado así como la patada que iba directo al mentón del mayor. Desvió cuatro puñetazos pero no pudo detener un rodillazo que impacto sus costillas y por poco las fracturo. Madara no se detenía  en sus rápidos y truculentos golpes, el otro solo esquivaba los golpes más no los devolvía. No se sentía capaz de lastimar más a su amado…

El menor en pleno frenesí golpeaba al Senju pero se le complicaba y también, se le tornaba fastidioso. Él quería pelear con su mortal enemigo, quería reventarlo a puñetazos igual como en el pasado, sentir esa emoción violenta, de saber que podía medirse con la misma vara. Pero el Shodaime no peleaba, solo esquivaba. Y eso, dios mío, eso lo enojaba muchísimo.

Fue entonces que denoto los ojos verdes. Húmedos, ligeramente rojizos. Frunció el ceño y sintió un chacra asesino embargarle.

-¡NO ME VENGAS CON QUE ESTAS DEPRIMIDO HASHIRAMA!

Gruño enfadado mientras una vena anime se formaba en su frente. Un chibi Hashirama lo miraba desde lejos con un hilo de sangre cayendo de los labios y lentamente unas lágrimas resbalaron de sus ojos. Y sin más una enorme aura negra lo rodeo y comenzó a llorar levemente cual niño de cuatro años. Madara…Madara iba a matarlo…

Dulces Rivales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora