Capítulo 2: Un alumno un tanto estresante.
Madara caminaba distraído por las calles, admiraba como pronto ese humilde pueblo se convertiría en una gigantesca aldea, con la inteligencia Uchiha y las capacidades constructivas de los Senjus, se erguiría Konoha, fruto de la unión y de la paz entre ambos poderosos clanes. El fruto entre Hashirama Senju y Madara Uchiha...algo así como su hijo.
Madara agito su cabeza, tratando de alejar ese súbito pensamiento.
Mientras caminaba, pensaba en lo que una hora atrás había pasado. Los labios de Hashirama sobre los suyos, besándolo. Se sonrojo un poco. Fue apenas un roce, no duro ni cinco segundos, pero fue suficiente tiempo como para que detallase cada centímetro de sus labios: jugosos y sensuales. Dulces, sabían a miel.
Se negaba la idea de que le hubiese gustado aquel beso, pero no podía negar que el moreno fuese un buen besado, en cinco segundos logro recorrer cada centímetro de sus labios, y dejo estampado una ligera humedad con sabor a una deliciosa miel...¿Era miel? Si, miel y canela, o ¿Azúcar y canela?
Sin darse cuenta se lamio un poco los labios para degustar más el sabor que aún había en ellos. Se detuvo en seco y sintió que gritaría o que el mismo se clavaria una espada si la tuviese.
-¡Ah! ¿Qué carajos me pasa?-Se gritó mientras que con su antebrazo frotaba sus labrios tratando de quitarse esa sabor, sabor que aunque era delicioso su hombría no aceptaba.
¡No soy una marica! ¡A mí me gustan las mujeres! Se decía o mejor dicho, se recordaba porque por momentos le parecía atractiva la idea probar la lengua del Senju. Entonces se imaginó sentado encima de las caderas del moreno, compartiendo un largo y sensual beso francés.
Con fuerza se golpeó la cabeza. Sintió sus mejillas a punto de estallar de lo rojas que estaban. Comenzó a insultar a si mismo mientras las personas miraba de reojo el extraño actuar del líder Uchiha.
No podía creer que el Senju aquel fuese gay, peor, no podía creer que estuviese enamorado de él, y por lo visto, toda su vida. ¿Ahora como cambiaría su vida? Tan solo imaginaba a Hashirama y ya se ponía nervioso y tímido. Aquel beso lo había turbado mucho, y sobre todo, lo dulce que fue, en realidad lo beso con ternura, lo miro con tantos sentimientos, con cariño, su voz tan delicada...¿Qué mierda le pasaba a Hashirama?, mejor dicho, ¿Qué mierda le pasaba a él?
Llego al clan Uchiha y saludo a una veintena de personas que le saludaban con admiración y respeto. Todavía Madara era el líder de ellos, el encargado de protegerlos de cualquier calamidad, era el encargado de resguardarlos, de mantener la paz y la prosperidad entre su clan.
-¡Buenas noches Madara-sama!-Le saludo cordialmente un hombre, por lo visto, un panadero. No lo conocía-¡Es increíble que la guerra haya acabado! Toda mi familia está muy agradecida con su persona y con el joven Hashirama, ¿Quién diría que él pediría la paz?
-Si...el joven Hashirama es todo un personaje-, dijo desviando la mirada recordando aquella escena-, no tiene por qué agradecerme nada, es un honor para mí protegerlos. Buenas noches.
Se dispuso a irse, como le había dicho antes al moreno, no tenía ganas de hablar con nadie, quería hacer lo más maduro que encontraba en ese momento, meterse en su habitación, apagar las luces y hundirse en una profunda y abominable depresión. Y claro, quemas unos cuantos arboles más.
-¡Espere no sé vaya!-grito eufórico el panadero, gruño, ¿Por qué demonios hoy cuando se encontraba depresivo todo el mundo quería hablar con él?-T...Tome...Para usted, de parte de mi familia.
-¿Para mí?-Pregunto incrédulo, mientras tomaba una cesta llena de dulces de panadería y panes exquisitos.-Gracias pero yo no puedo aceptar...
-No diga más. Es lo menos que mi familia puede hacer por usted, nos ha ayudado mucho. Bueno, jefe, no sé qué más decir, sino darle de nuevo gracias. Que pase una buena noche, se le nota cansado.
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Dulces Rivales.
AcakEran rivales, se supone que se deben odiarse a muerte, que los gritos solo debían de figurar en el campo de batalla, y no en la cama. Pero a veces, las cosas no son lo que todos creen, o al menos, no fue lo que Madara Uchiha creyó de su mortal enemi...