Trece.

19.9K 1.4K 279
                                    

«Capítulo trece.»

Gabriela.

Llegué a la escuela justo antes de que se largue a llover, por suerte llevé una campera de abrigo porque sino me cagaba de frío, él clima en Argentina es un asco.

Como casi siempre que pasaba, llegué tarde a la escuela. Miré el aula y observé a mis compañeros, solo habían ido Ignacio y Flor.

Me acomode en el aula, viendo de reojo a Valentín que estaba con los auriculares puestos y estaba escribiendo algo en su cuadernillo, por lo tanto no se percató de mi presencia.

Y no me regaló esa sonrisa linda que me da cuando entro al aula.

— Hola chicos.—Saludé a Flor e Ignacio cuando me senté en el banco de atrás, sola, sin Mauro.

— Me duele la cabeza, no grites.—Se dio vuelta, vi los lentes oscuros que tenía y entendí que tenía una resaca de la puta madre.

— No grité gil.

— Yo estoy bien.—Sonrió Flor y acarició el pelo de Ignacio cuando se dio cuenta que habló muy fuerte y él hizo una mueca de dolor.

— Yo no me acuerdo de nada.—Dije sacando mis útiles, hoy teníamos inglés y me había olvidado él libro.

— Yo si, le compartiste faso a Valentín.—Sonrió divertida Flor, Ignacio recosto su cabeza en el banco largando un quejido insoportable y se tapó los oídos.

Largue una carcajada y le pateé la silla.

— Ay, conchuda.—Habló haciendo una mueca.

— ¿Qué tiene que le haya compartido faso a él?—Pregunté respondiendo a lo que dijo Flor segundos antes, sonrió obvia y cuando yo frunci el ceño sin entender, giró los ojos.

— Nunca le compartis a nadie que no conozcas.—Dijo abriendo los ojos, guíe mi vista a Valentín, que seguía copiando mientras fruncia su ceño concentrado.

— Bueno, a él si lo conozco.—Sonreí cuando acomodó su pelo con una mano y siguió estudiando.

— Si pero se compartían muy cerca, muy.—Hizo cara pervertida y yo reí, negué mordiendo mi labio.

— ¿Qué tiene?—Pregunté haciendome la desinteresada pero sabía que eso me interaba más que mi propia vida.

Flor abrió la boca para hablar, pero antes de que pueda decir algo la profesora la interrumpió.

— Bueno chicos ¿Trajeron los libros?—Preguntó uniendo sus manos y sacudiendo la tiza que le había quedado.

Justo hoy se le ocurre usarlo, justo hoy que no lo traje.

Algunos de mis compañeros negaron con la cabeza y otros dijeron que si, la gran mayoría lo había traído. Y la profe no tuvo mejor idea que juntarnos de a dos.

— En estos momentos extraño a Mauro.—Dije cuando me di cuenta que me iba a tocar con algún bobito de mi aula.

Y cuando posó su mirada en mi largue un suspiró.

— ¿Tiene compañero señorita Rivera?—Preguntó elevando una ceja, negué con la cabeza y apoyé mi cara en la palma de mi mano en modo de respuesta.—Oliva, sentate con Rivera.—Dijo señalandome a mi.

Me alegré al saber que él iba a ser mi compañero, él y no otro tonto.

Se paró de su banco con su mochila y la carpeta en la mano y caminó a mi sentándose a mi lado.

No saludó ni nada, ni tampoco sonrió. Solo escuchó a la profesora cuando empezó a explicar la actividad, me quedé pensando en porque de su actitud, esta bien que nos hayamos visto hoy a la mañana, pero yo quería que me hable o me sonría.

Cuando la profesora terminó de explicar, lo miré y acerqué mi silla a la de él para poder compartir el cuadernillo.

— Hola Valen.—Saludé sonriendo y apoyandome sobre el banco, me miró y trató de sonreír, pero salió solo una mueca.

— Hola.—Susurró volviendo su mirada al libro y empezando a escribir.

Lo quedé mirando un poco, no esta igual que hoy a la mañana, su cara había cambiado y la sonrisa que carcaga siempre no se notaba.

— ¿Estas bien?—Pregunté frunciedo el ceño, asintió con la cabeza sin mirarme y siguió escribiendo.—¿Seguro?—Insistí a lo que él volvió a asentir.

Otra vez sin mirarme.

Tragué saliva y suspire mirando a mi al rededor para ver si alguien nos observaba, cuando comprobé que no, llevé mi mano a la de él haciendo que deje de escribir y soltara la lapicera, miré su mano y uní nuestros dedos, entrelazandolos.

Sintiendo como esas sensaciones raras volvían a mi, trague saliva y las quedé mirando sabiendo que me hacía tan bien unir su mano con la mía para sentir el calor de la suya.

La apreté suavemente, logrando que el reaccione y apriete la mía también, tiernamente, su dedo pulgar empezó a hacer caricias en el torzo de mi mano, erizandome la nuca y logrando que una extraña corriente baje por mi columna.

Y también revolviendome todo el estómago pero a la vez calmandome.

— Valen...—Susurre haciendo que me miré, con esos ojos celestes azulados que aunque no lo admita me encataban.—Podes confiar en mi ¿Sabes?—Dije tratando de sonar lo más suave posible.

Asintió con la cabeza y sonrió, llenandone de alegría al ver ese gesto.

— Ya sé.—Respondió, sonreí y bajé nuestras manos hasta guiar la de él a mi pierna, hice que apoye la palma de su mano en mi muslo así yo la agarraba por arriba, haciendo pequeños círculos con mi uña.

Sus mejillas se pusieron rojas, pero después de un rato sonrió y apretó suavemente mi muslo.

El calor y la calma que me transmitía era increíble, pareciera que las veintinueve personas que nos rodeaban dejaban de existir, de hablar y solo exista él.

Solo sus lindos ojos azules que me calmaban con una mirada.





















🏵🏵🏵

Estoy aburrida y tenía ganas de actualizar algo.

Un tremendo pete este capítulo.

A las chicas del team suicidio dejen de plaguear el otro capítulo, unas ganas de encajarle una trompada a cada una ahre.

Mentira lxs amo 💖

Virgen ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora