Veintinueve.

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«Capítulo veintinueve.»

Gabriela.

El día que mis papás volvieron yo tuve que volver a la escuela, y odiaba que sea así, estaba tan bien sin ir y que Valentín venga a la tarde a verme, obviamente lo llenaba de besos cuando lo veía parado en mi puerta sosteniendo su mochila y con esa sonrisita tan linda.

Valentín era lo único de mis días que me hacía felíz.

Sonreí cuando yo llegué a la escuela y todo mi grupo estaba parado esperándome en la puerta, Mauro, Ignacio y Flor me miraban sonriendo.

Corrí hasta ellos y me tiré arriba de Mauro, que era al que mas extrañaba, él era un hermano para mi y siempre que estaba bajón me alegraba con sus tonterías.

— Hola reina.—Escuché que dijo apretandome mas fuerte que yo, sonreí y también lo abracé más fuerte de lo que podía.

— Bueno me parece que solo lo extraño a el gil este.—La voz de Ignacio se escuchó y yo me reí girando los ojos, es un pelotudo.

Siempre esta celoso.

— Bueno, es que Mauro es Mauro.—Dije separandome un poco de él y mirándolo a Ignacio con una sonrisa.

Abrió la boca indignado y después se llevó una mano al pecho.

— Mentira, veni.—También lo abracé y tiré del brazo a Flor para hacer abrazo grupal, los había extrañado tanto que hasta les estaba dando un abrazo, y eso de mi es mucho ya.

— ¿Por qué no venías gila?—Preguntó Flor cuando ya nos habíamos separado de nuestro abrazo.

Sonreí y negué con la cabeza recordando las lindas tardes que pasabamos con Valen, después de todo ella ya sabía que yo estaba enganchada con él.

— Nada, nada.—Le reste importancia, les quería decir que él me tenía loca pero todavía no estaba lista.

No eramos novios todavía, pero era lo que más quería.

— Me parece que anda enamorada.—Dijo Ignacio con un tono de voz molesto, giré los ojos y negué con la cabeza.

— ¿Qué? ¿Enamorada? ¿De quién?—Preguntó Mauro subiendo una ceja, lo quede mirando y después sonrió un poco.

— De nadie.—Giré los ojos negando con la cabeza, si, estaba enamorada, y era de Valentín. Me encantaba mejor dicho, pero no se lo podía hacer saber ahora, adelante de todos.

Nos quedamos hablando un rato más hasta que toco el timbre y Flor e Ignacio se pararon, cuándo les iba a seguir el paso, el brazo de Mauro me interrumpió seguir caminando, giré para verlo y frunci el ceño un poco.

— ¿Qué pasa?—Pregunté, mordió su labio mirando para abajo y después volvió a mirarme un poco nervioso.

— Te tengo que decir algo.—Habló soltandome suavemente, frunci el ceño todavía más intrigada yme hundi de hombros.

Capaz que ahora era buen momento para contarle lo que me pasaba con Valentín, después de todo, era mi mejor amigo.

— Yo también.—Sonreí algo emocionada, hablar de el pibe que me tenía loca me causaba unas sensaciones hermosas.

Él sonrió y asintió. Se paró para quedar al frente mio y largó un suspiro acomodando su pelo, sonó los huesos de sus dedos y después me volvió a mirar.

— Primero vos.—Dije al notar como estaba, asintió no muy convencido y empezó a moverse otra vez, nervioso, me reí un poco y lo quedé mirando, no entendía que le pasaba.—Bue gil, ¿Qué te pasa?—Me volví a reír.

Virgen ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora