Veintisiete.

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«Capítulo veintisiete.»

Gabriela.

Entré al baño de Valen con él de la mano, le habían pegado y cargaba una bronca terrible por saber que él había empezado.

— Sentate.—Dije agarrando el botiquín, él sin protestar se sentó en la tapa del inodoro mirandome triste.

— Gabi, yo...—Había empezado a hablar pero yo lo callé, me arrodille en el piso y suspire.

Agarré algodón y alcohol de enfermería para limpiarle las heridas, empecé sacando el resto de la sangre mientras el se quejaba.

— Ay Gabi, me duele.—Se quejó haciendo puchero, aunque me derreti ante ese gesto seguí pasándole el algodón.

— Jodete por meterte en peleas Valentin ¿Quién te manda? Mira como quedaste.—Hablé mirándolo y siguiendo con mi trabajo.

— Hubieses visto como quedó él.—Musito mirando para otro lado, abrí la boca indignada y lo miré.—¿Qué?—Preguntó haciendose el tonto.

— Encima te haces el langa.—Tiré el algodón moviendo mi cabeza.—Mira vos.—Dije con sarcasmo.

Me senté en el mármol del bañó y me crucé de brazos mirándolo mal, él se levanto del inodoro y caminó hacía mi, tomandome suavemente de la cintura y poniéndose entré mis piernas.

— Si ahora te vas a dedicar a meterte en pelas avisame, para que la próxima no me preocupé capito.—Hablé enojada, frunciendo el ceño.

Negó con la cabeza algo avergonzado.

— Explicame.—Pedí después de mirarlo bastante.

— Yo...—Miró para abajo y largó un suspiró.—Me dijeron cosas feas de vos, y me enojé, se enteraron de que estamos...—Paró de hablar buscando la palabra y me miró a los ojos.—No sé, eso, y no podía dejar que digan cosas así, menos de vos.—Finalizó mirandome tímidamente.

Mi corazón se partió en mil pedazos cuando vi sus ojos brillosos y su carita triste, sabía que quería llorar, y me dolía mucho pensar en que se había metido en una pelea por mi culpa.

— P-Perdón Gabi, no te enojes.—Dijo ya con los ojos lleno de lágrimas, negué con la cabeza tomanolo de las mejillas e hice que me mire, porque había bajado la mirada.

— No llores Valen.—Pedí secando unas dos o tres lágrimas que ya se le habían escapado, mi corazón se partía al verlo así.—No amor.—Hablé suave y lo acerqué a mi para apoyar mis labios sobre los suyos.

Era un beso, cargado de amor, quería que no se sienta mal por lo que había dicho o como lo había tratado, Valentín era tan tierno y sensible que no me di cuenta cuando le hablé así.

— No te quiero ver lastimado, me hace mal verte asi Valen, te quiero muchísimo.—Hablé mirándolo y dejando un beso en sus labios.

Escondió su cabeza en mi cuello y se aferró a mi, empecé a acariciar su pelo, sintiendo como el pasaba su nariz por mi cuello.

Y después de un rato como se quedaba quieto, me asusté al escuchar un sollozo de su parte, mi corazón latío rápido y me separe de él pare verlo.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y caían más por su mejilla, rompiendome todavía más el corazón.

Volví a agarrarlo de las mejillas y lo miré preocupada.

— ¿Qué pasa Valen? Dios, no llores.—Pedí secando sus lágrimas.—Amor, basta.—Volví a repetir.—Perdón por lo que te dije, soy una boluda, sabes que te quiero muchísimo Valen.—Hablé mirandolo, abrió sus ojos y largó un suspiro.

— ¿Te doy pena?—Preguntó mojando sus labios, negué rápidamente con la cabeza y uní nuestras frentes para mirarlo mejor.

— No Valen, nunca me diste pena, sabes que te quiero.

— Pero no como yo a vos.—Susurró largando otro sollozo, mordi mi labio y dejé un beso en sus labios.

— Si, te quiero como vos a mi.—Respondí, pero el negó con la cabeza.—Valen, ¿Qué pasa?—Pregunté otra vez.

— Ellos tienen razón, ¿Qué haces conmigo Gabriela?—Preguntó con la voz entrecortada, quería abrazarlo toda la noche y llenarlo de besos.

— Valentín sos hermoso, me encatas.—Dije mirandolo a los ojos, acaricie su mejilla y dejé un suave beso en su frente.—Sos todo lo que quiero Valen, entende que te quiero a vos y a nadie más.—Su cara triste me destrozaba, saber que él era capaz de creer todo lo que decían me rompía mucho más el corazón.

Me quedó mirando a los ojos, como si quisiera decir algo, pero en lugar de eso se quedó en silencio y buscó una de mis manos para entrelazarlas, fijo su mirada en mi mano junto a la de él y empezó a acariciarla.

— Valen...—Susurre, haciendo que me miré a los ojos otra vez.—¿Qué más te dijeron?—Pregunté suavemente, sabía que esa mirada caegaba algo más que solo eso.

Y estoy segura de que cuando todo esto termine yo misma me iba a encargar de cagarlos a trompadas.

— Decime Valen.—Pedí acariciando su mejilla, ya no lloraba, pero las marcas de las lágrimas se habían quedado.

Miró para abajo y suspiró.

— ¿Estas con otra persona?—Preguntó en un hilo de voz, frunci el ceño algo molesta, no con él, sino con las personas que le habían hecho creer a él eso.

— Mirame.—Pedí, sus ojos subieron a los míos, conectando miradas, esos ojos azules decían muchas cosas.—Sos la única persona que me hizo sentir esas cosas hermosas de las que hablan siempre, nunca te haría mal, sabes que sos todo para mi Valen y yo sé que también sabes que yo no estoy con nadie más, solo con vos.—Dije sintiendo como mi corazón iba rápido.

Sus ojos volvieron a brillar con ese azul hermoso que me tiene loca.

Me acerqué a sus boca y lo besé, sus labios también se movieron como los míos, todos lo que él hacía era especial, y este beso no fue la excepción, me encantaba sentir como esos movimientos en mi panza se hacían presente con solo tenerlo cerca, y aumentaban más cuando me besaba.

— Me haces tan bien Gabriela.—Susurró con sus labios pegados en los mios.—Me gustas tanto que no puedo caer que esto sea real, que vos seas real, y que esto que tengamos sea real.—Habló suavemente, mi corazón latía rápido y todo un hormigueo ahora recorría mi cuerpo.—Me pones todo el mundo al revés.—Murmuró, esta vez mirandome fijamente.

Sonreí y lo acerqué a mi para volver a unir nuestros labios, el besó había empezado siendo suave, pero terminó convirtiéndose en uno lleno de deseo y con muchas ganas de más, sonreí cuando llevó sus manos a mi cintura y me pegó más a él.

La falta de aire hizo que nos separamos, mi corazón volvió a latir cuando vi esa sonrisa que me tenía loca en sus labios.

— Además me gusta tu pija.—Dije para hacerlo reír, y funcionó, sonrió y después largó una carcajada poniéndose rojo.

¿Cómo no me iba a encantar si es hermoso en todos los sentidos?

— Te quiero.—Habló después de reirnos, sonreí y mordi su labio.

Sonreí negando con la cabeza, y lo quedé mirando a los ojos.

— Yo también te quiero Valentín, mucho.



















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espero que les haya gustado.

perdón por dejarla comgada SIETE DÍAS.

lxs amo 💗

Virgen ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora