Once.

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«Capítulo once.»

Valentín.

Paola estaba hablando pero yo no le daba bola, había visto a Gabriela desaparecer con un chico y tenía miedo.

No quería que le pase nada, en el estado en el que estaba cuando me dijo que venga a hablar con Paola no era muy bueno, y si le llega a pasar algo no me lo perdonaría nunca.

— Perdón Pao, pero tengo que buscar a alguien.—Dije saliendo de al lado de ella.

— No pasa nada.—Me dedicó una sonrisa, le sonreí también y antes de irme me habló otra vez.—¿Nos juntamos algun día?

Esbocé una sonrisa y asentí con la cabeza.

— Dale, escribime.—Hablé antes de irme de ahí.

Empecé a caminar esquivando a la gente que bailaba en medio de todos, buscaba con la mirada a Gabriela pero no la veía por ningún lado y el miedo que tenía cada vez se volvía mas grande. Además que sentía la mirada de todos y eso me hacía poner muy nervioso.

Subí las escaleras y cuando iba por la mitad la vi, estaba con una botella de vodka tomando, me senté al lado de ella y cuando notó mi presencia me miró a los ojos.

— ¿Cómo te fue con Paula?—Preguntó elevando una ceja, su voz sonaba distinta dandome a entender que tenía un pedo de los Dioses.

— Paola.—La corregí, ella se hundió de hombros sin importarle y volvió a darle otro trago a la botella.—Bien, pero no pasó nada.—Dije sacándole la botella.

No quería que tome tanto.

— Hey.—Se quejó, negué con la cabeza y la dejé a un costado, ella resignada giró los ojos y apoyó su cabeza en la palma de su mano.—¿Chaparon?—Preguntó sin mirarme, inmediatamente me puse colorado, nunca supe como actuar ante estos casos.

Y menos si Gabriela me preguntaba cosas así.

— N-no Gabi.—Negué con la cabeza frunciendo el ceño, la miré otra vez, notaba algo raro en ella. No me miraba y eso era raro ya que siempre hacía contacto visual conmigo y ahora no lo hace.

— Cuando los vi estaban muy cerca, creí que si.—Soltó con un tono de voz diferente en ella, tragué saliva y volví a negar con la cabeza, no quería que flashee cualquiera.

— No, no chapamos.—Repetí, vi como se agarró de las barandillas y se paró tambaleandose.

Automáticamente me paré yo también y la ayudé.

— Estoy bien.—Dijo tratando de alejarse, pero yo no la dejé, si llegaba a errar un escalón se caía de cara.

— Te llevo a tu casa.—Hablé agarrandola de la cintura y pasando uno de sus brazos por mis hombros así la ayudaba a caminar.

— No, a mi casa no Valen.—Pidió cerrando los ojos y haciendo un puchero.—Mi papá... me mata si llego a-así.—Había empezado a hipar.

— Te quedas en mi casa, no hay problema.

Me miró divertida e inmediatamente me puse a pensar en lo mal que había sonado ese comentario, mis mejillas ardieron y empecé a caminar disimulando que estaba nervioso.

Pero al salir vi al amigo de Gabi en la puerta, y como no quería que pensara mal de mi le hablé.

— Eh Mauro...—Dije tocando su hombro para que se diera vuelta, me miró con una ceja levantada al ver que traía a Gabi así, ella se reía como loca.

Y no quería que pensara que la había drogado.

— Gabi esta mal y la voy a llevar a mi casa.—Dije un toque nervioso, él me miró a mi y después a Gabi.

— Que venga a la mia.—Habló serio agarrandola él y sacandola de mis manos, asenti un poco decepcionado.

Seguramente creía que le iba a hacer algo y lo entiendo, pero quería estar con Gabi y nunca se me cruzaria algo asi por la cabeza.

— Gracias igual.—Esta vez me sonrió y empezó a caminar, pero Gabriela lo interrumpió parando enseguida.

— No Mauro... no.—Pidió haciendo berrinche, parecía una nena.—Valen, quiero a Valen.—Pidió estirando sus brazos hacia mi, acelerandome el corazón.

— Gabi, no lo conoces mucho.—Le dijo Mauro, pero ella se sacudió liberandose de los brazos de su amigo y corriendo como podía hasta mi, me acerqué a ella cuando me abrazó con fuerza.

Supongo que era por el pedo que cargaba.

— Valen, quiero ir con vos.—Pidió con la voz ronca.

Lo miré expectante a Mauro, esperando a que me autorice a llevarla para mi casa.

— Esta bien, anda, pero si le llega a pasar algo te vuelo la casa eh.—Amenazó, no me quedó en claro si lo decía en joda o de verdad, pero la última parecía más creíble.

— Nunca le haría nada.—Asegure antes de empezar a caminar con Gabi a mi lado.

La abrazaba par que no se callera y además me encantaba tenerla cerca, cosa que nunca me pasó con alguien.

El camino se me hizo divertido, porque Gabi hablaba cosas sin sentido, un pedo cosmico tenía, hablaba de la droga y que le hubiese gustado ser un animal para ver que pensaban ellos. Algo muy raro.

Llegamos a mi casa y enseguida la subí a mi pieza para no hacer ruido, la tuve que llevar a upa porque me lo pidió, y no me podía negar, ver su risa era lo más lindo del mundo.

— Tengo sueño.—Dijo corriendo hasta mi cama y tirándose con todo, sonreí y cerre la puerta con llave, no quería que mi mamá la venga a abrir y despierte a Gabriela.

Me acerqué a ella y la acomode entre las sabanas, mientras sentía su mirada en mi.

— Estoy incómoda con esta ropa Valeeen.—Alargó mi nombre, no me dio tiempo a contestar que ya se había empezado a sacar la remera.

Abrí los ojos y me giré rápido, la quería ver obvio, pero no así, no quería aprovecharme.

— T-te doy una remera.—Dije caminando hasta mi placar y sacando una remera para dársela sin ver.—Avísame cuando estes.—Me sentía nervioso al pensar en su cuerpo, pero a la vez un deseo corría por mi.

Y sabía que estaba mal.

— Listo.—Habló, entreabri mis ojos para comprobar que sea cierto y cuando la vi con mi remera puesta los abri del todo.

Le quedaba tan bien.

— Me gusta como te queda.—Sonreí y me senté en la cama.

Ella sonrió y se acomodó entré las frasadas, me tiró del brazo e hizo que también me acueste en la cama.

Sus ojos me miraban, y yo también la miraba a ella, se veía muy linda con su carita de sueño y unas ganas inhumanas de abrazarla me agarraron, pero no lo iba a hacer, no.

— ¿Te digo algo?—Preguntó susurrando, asenti con la cabeza y sonreí.—Sos la persona mas linda y tierna que conozco.—Soltó, poniéndome colorado, mis manos temblaron pensando en sus palabras.

Y en si yo le tenía que decir lo que pensaba. Ya fue, se lo digo.

— Y vos sos la chica mas hermosa que vi en mi vida.—Dije susurrando, una sonrisa que nunca había visto se formó en su cara, más linda que de costumbre.

Llevó una de sus manos a mi mejillas y se acercó a mi, sin imaginar lo que iba a hacer.

Dejó un beso en mis labios, apoyandolos suavemente en los mios y dejándolos un rato ahí, solo fue uno pero aun así desató todo un mar de emociones en mi, todo mi cuerpo ya no funcionaba, solo mi corazón que se había acelerado por su culpa, latía por ella.

Mi corazón latía por Gabriela.










Maratón 3 | 3

Fin del maratón.
🏵🏵🏵

Ay, no tengo palabras.

Diganme si les gustó en los comentariosss.

Y si cambiarían algo de la novela.

A veces siento que no me gusta mucho :'(

Virgen ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora