Extra.

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«Capítulo extra.»

Gabriela.

Pasé por entremedio de la gente con mi vaso en mano y tambaleandome, mis cinco sentidos no estaban del todo bien y tampoco tenía muchas ganas de seguir acá, pero estaba buscando a mi nueva amiga y a mi prima que no sé en donde carajos se habían metido, el plan para hoy no era ponerme en pedo, ni mucho menos salir, pero cuando llegué acá me pareció ver a Valentín rondando entre gente y como no lo vi más, me puse en pedo.

Tal vez ya estaba loca, pasaron muchos meses de la última vez que nos vimos, aunque siempre nos escribimos y hoy se había olvidado de decirme que iba a salir, al igual que yo, por eso no creo que justo Valentín Oliva este en esta joda, además él nunca salía. Subí las escaleras porque me estaba meando, y me paré en el escalón más alto para darle un vistazo a la gente que bailaba, a ver si encontraba a las chicas y también si veía a Valentín por ahí.

No los encontré, a ninguno. Terminé mi vaso de fernet casi puro y subí las escaleras resignada, si no las encontraba me iba a ir, no corrían ningún riesgo, sabía que andaban juntas y no se separan ni un minuto. Entré al baño y me miré al espejo, se me movía todo, lave mis manos y después me senté en la tapa del inodoro mientras pensaba.

Que ganas tenía de volver a ver a Valentín, lo extrañaba mucho y lo sigo esperando, no hay ningún chico que me haga sentir como él, porque aunque no haya estado con ningún otro sabía que nadie se comparaba con él y su tan adictiva forma de ser. Y din pensarlo, casi involuntariamente empecé a llorar, como venía haciendo casi todas las noches, metí mi cara en mis manos y lloré en voz baja, ¿Qué tenía que hacer para que vuelva a mi? ¿No tomó en cuenta que yo lo necesitaba cuando cortó con todo?

No, claro que si, Valentín no era así, tampoco lo hizo para dañarme a él también le hizo mal hacer esto, pero vamos... ya había pasado tanto tiempo y seguimos sin hacer nada para recuperarnos. En medio de todos esos pensamientos y lágrimas, la puerta del baño se abrió, y me importó un choto quien sea, ni siquiera me dedique a salir de mi posición.

— P-perdón no sabía que estaba ocupado.—Habló rápido la persona que había interrumpido mi momento bajón, no respondí nada y seguí largando lágrimas, hubo un momento de silencio y cuando creí que me habían dejado sola, escuché esa voz tan conocida.—¿E-estas bien?

Saqué mi cara de mis manos y miré con ilusión, hasta que pude mirar otra vez sus ojos azules, su carita linda y la altura perfecta que yo necesitaba, el pedo se me había ido a la mierda cuando sentí todo ese revolteo en mi panza, me paré del inodoro y acomode mi ropa, que vergüenza que me vea así.

— Gabi...—Habló con sus ojitos brillosos, mi corazón explotó en latidos cuando escuché otra vez mi nombre salir de su boca, lo quedé mirando a los ojos sin poder creer y estoy segura de que se dio cuenta de que lo seguía mirando de la misma forma.

— Eh Valen, dale que onda bro.—Habló un chico medio enanito entrando al baño también, miró a Valentín y al darse cuenta de que me seguía mirando, llevó su vista a mí.—Uh, estas ocupado, em... bueno.—Dijo haciendo una cara.

Si fuese este otro momento yo me reiria de la cara del chico, pero solamente bajé la mirada.

— Y vos boludo ¿Por qué la miras así? Esta mal, date cuenta amigo.—Dijo pegándole un codazo, Valentín que al parecer logró salir de la nube en la que estaba habló mientras me miraba a los ojos.

— Gabi...—Volvió a pronunciar con sus ojos azules brillosos, sonreí un poco y miré a el chico que estaba parado al lado de él, tenía la boca abierta como entendiendo todo.

— ¿Vos sos... ella es... Gabriela?—Preguntó mirando a Valentín, ahora tampoco entendía quién era este chico y porqué carajos sabía mi nombre.

Virgen ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora