El Reto de Plagg.

En la mansión Agreste

Gabriel Agreste trabajaba en la oficina en su mansión como todos los días, pero algo era diferente. Estaba un poco distraído y sin notarlo, llevaba su mano a su broche de corbata una y otra vez, acción que no pasó desapercibida a Nathalie.

- Todo bien señor?-

Sobresaltado por la pregunta, se acomodó los lentes y se volvió hacia el cuadro de su esposa, poniendo sus brazos en la espalda.

- Si Nathalie, sólo estoy un poco distraído por hoy-

La asistente insistió.
- Está seguro? -

- Sí, estoy seguro. Hoy dejaré pasar cualquier señal, irónicamente por Emily, de seguro le molestaría que algo así interrumpiera la primera cita de Adrien...ella no lo aprobaría- y su rostro se dulcifico mirando el rostro de la mujer en la pintura.

Adrien era su fiel reglejo, no podía negarlo, ni el hecho de que su proyecto personal de obtener los Miraculous para recuperarla podrían poner en peligro al joven, era un hecho que irónicamente ella jamás aprobaría.

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Martinette y Adrien ya habían comido un helado de André, ahora caminaban tomados de la mano hacía campo de Marte en donde Gorila los esperaba para llevarlos a cenar a la mansión.

Marinette estaba muy silenciosa y pensativa.
- qué pasa princesa, porque tan callada?- peguntó el joven Agreste.

- Yo? Amm es solo nada?- peguntó torpemente tratando de evadir el tema.
-Estás nerviosa? Preocupada? - tanteo Adrien.

- sí. ..estoy nerviosa por ver a tu padre hoy...es mi diseñador favorito, prácticamente mi ídolo y está nuestra relación. ..tengo miedo de no ser suficientemente buena a sus ojos...- suspiró.
Miraba sus zapatos como si fueran lo más fascinante del mundo, hasta que sintió la calidez de los brazos de Adrien rodeándola en un confortante abrazo.

- Calma Mari, todo irá bien. Mi padre sabe quien eres y lo que siento por ti, si no lo aprobara no me habría permitido salir contigo 2 veces por semana en citas- dijo mirando a los ojos azules que le confortaban el alma, mientras arreglaba un mechón rebelde de la joven tras su oreja.

Marinette sin dejar de mirarlo a los ojos sonrió lentamente al escucharlo y automáticamente se sintió menos nerviosa.
Adrien estaba muy cerca, podía sentir su respiración acariciando su cara, y eso le provocó morder su labio instintivamente, cosa que el joven notó provocandole una media sonrisa, y las ganas incontratables de volver a besar sus dulces labios. Marinette pensaba igual, así que se sintió dichosa al notar las intenciones del rubio que miraban sus labios y le acariciaban la mejilla.
Lentamente se acercaron, pero Marinette sintiéndose impaciente, se alzó en puntilla de pies y alcanzó los labios de Adrien a medio camino provocandole a éste una media sonrisa y que abrazara más fuerte a la azabache.
Fue un beso suave y dulce, lleno de cariño por parte de ambos, que al separar sus labios apoyaron sus frentes y sonrieron sintiendo que todo estaría bien.
Ninguno de los dos era conciente ni prestaba mayor atención a la gente que estaba en el lugar paseando, conociendo pero por sobre todo, sacando fotografías.

Llegaron con Gorilla a los pocos minutos y de ahí salieron en dirección a la mansión.
Llegaron en pocos minutos, pero Marinette otra vez titubeaba y se ponía tensa. Adrien tomó su mano y le dio un suave apretón al notarlo.
Entraron a la mansión tomados de las manos.

Al final de la escalera los esperaba Gabriel Agreste con su seriedad habitual, aunque nada de ceñudo como suele ser.

Marinette al verlo soltó la mano de Adrien pero éste la retuvo, provocando en la joven un fuerte sonrojo que no paso desapercibido en el Agreste mayor, que no pudo evitar una media sonrisa, la escena era interesante, sus hijo caminando tratando de parecer resuelto pero disimulando su leve sonrojo, de la mano con la azabache completamente avergonzada y titubeante.