Capitulo IV Ocultando Sentimientos.

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Narrado Por Terry...

Me desperté mas temprano de lo usual, tomé un baño, me cepillé los dientes, —me serví cereal, —cuando terminé me cepillé los dientes nuevamente.—regresé a mi habitación, tomé uno de mis libros,—traté por todos los medios posibles de concentrarme, pero no lo conseguí, —frustrado, lancé el libro y me tiré sobre la cama, miré al techo, buscando respuestas a lo que me sucedía.

¿Cómo y cuando pasó? Esa era mi pregunta....—aunque sabia la respuesta, me costaba trabajo aceptarla, yo que había jurado, que eso no me pasaría, que guardaría mi corazón de ese sentimiento, —aun recuerdo que cuando estaba en la preparatoria, por causa de mis frenos y algunos granitos en mi rostro, todos en mi salon se burlaban de mi, —las chicas solo me utilizaban para que les ayudara con sus deberes, y cuando obtenían lo que querían, volvía a ser El Nerd Granoso de Frenos, como solían llamarme.

Antes de entrar a la Universidad, los granos y los frenos habían desaparecido, y la historia fue otra, aquellas chicas que antes se burlaban de mi, —me acosaban constantemente, no me dejaban tranquilo, —así que después de tanto pensarlo, decidí que me vengaría de todas ellas y así lo hice, luego me gustó esa forma de vivir la vida, sin compromisos y sin comprometer mi corazón, —hasta que apareció ella.

No sé si bendecir o maldecir ese día,—la noche anterior Albert me invitó al club con unas chicas, me negué, me sentía cansado, sabia de sobra que esa sería una noche larga y no quería faltar a mis clases; tal y como lo supuse, Albert no regresó al departamento y tuve que despertarme mas temprano de lo usual, para tomar el autobús y llegar a tiempo a la universidad, entones la vi. Su hermoso cabello rizado y rubio, sus hermosos ojos verdes semejantes a dos relucientes esmeraldas, su pequeña nariz salpicada de pecas, fue la mejor visón que mis ojos hayan contemplado, —con mi cafe en mano y mis libros me abrí paso entre la multitud para acercarme mas a ella y asegurarme que era real y uno una visión celestial, agradecí al cielo por mi suerte, habia un pequeño hueco, justo al lado de donde ella estaba sentada, —mientras caminaba, el maldito autobús avanzó sin esperarlo y traté de sujetarme como pude, por suerte alguien lo hizo; hice gestos de que no sabía cómo guardar mis cosas con las manos ocupadas.

Me pare frente a ella, maldije mi suerte, —era una niña de preparatoria, ataviada con su uniforme, —que por cierto lo quedaba hermoso, —era como ver a Hermione Granger la mejor amiga de Harry Potter, pero en una una version super mejorada..—pude con discreción contemplar sus lindas piernas.—De pronto me preguntó si podia ayudarme con mis cosas...—Su voz, era como el canto de un ruiseñor al amanecer, dulce, tierna y exquisita a la vez.

La pillé mirándome cuando pensaba que no la veía, y yo hacia lo mismo, la contemplaba como adolescente embobado..—Aproveché cada movimiento brusco que el autobús hacia para rozar con ella, creo que se dio cuenta, porque levantó su rostro y me sonrió tan dulcemente que me robó el aliento, hice uso de todo mi autocontrol para no lanzarme sobre sus piernas aunque quise hacerlo aprovechando cada movimiento brusco del autobús, y enseguida disculparme. Sonreí al imaginar la escena.

A pesar de ser un granuja en la universidad, esa niña me tenia como un idiota incapaz de iniciar una conversación por miedo a delatarme...—Si, si, lo sé, me porté como un cobarde..—y cuando por fin vencí mis temores y estaba a punto de comenzar una charla, el maldito autobús hizo un alto y ella giró su rostro y se dio cuenta que era su bajada.—se puso de pie y yo me senté en lugar en donde ella estaba..—se abrió paso entre la multitud, la seguí con la mirada hasta que se bajo, vie luego como ella levantaba su hermoso rostro y miraba en dirección hacia donde yo estaba; y tuve que hacerme el idiota y pretender que sacaba uno de mis libros para que no se diera cuenta que la observaba.

Llegué a la universidad y estuve distraído durante mis clases, no podía sacarme aquel hermoso rostro de mi cabeza..—tomé la misma ruta de autobús de regreso a casa, con la esperanza de volver a verla, pero la suerte no estaba de mi lado.

 Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora