Mi primera vez

Capitulo XV Cara a Cara

Candy decidió no contarle nada de lo sucedido a Karen, cuando esta le contestó, era un tema que no podía hablarse por celular. —Quedaron de verse en el nuevo departamento de Karen, ya que había conseguido un trabajo que le permitía pagar un discreto departamento de dos habitaciones.

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—¿Es en serio? ¿No es una broma? —le preguntó Karen en cuanto Candy le platicó lo sucedido. —Estaba realmente sorprendida por la desagradable noticia.

Candy se contuvo en lanzar maldiciones para ambos cuando recordó que Elisa tenía parientes en Inglaterra. —la muy desgraciada tuvo siempre una excusa para encontrarse con Michael.

—¡No puedo creerlo!,  ¡Voy a hablar con Elisa en este momento!

—¡No! ¡Déjalo! No vale la pena siquiera tratar de arreglar las cosas.

—¿Pero una de tus mejores amigas te traicionó?

—¿En serio era mi mejor amiga? -- Nunca la consideré como tal.

—¿Qué quieres decir?

—¿A quién he acudido primero... siempre?

—A mí.

Candy le hizo ojitos a Karen de que por alguna razón nunca confió en Elisa. Si ella hubiera tenido una pisca de decencia, le hubiera llamado para explicarle las cosas, así que, le quedó claro que Elisa tampoco la consideró como tal, de lo contrario no hubiera permitido que su novio le metiera su mirmbro su estúpida entrepierna.

—¿Qué tengo para que los hombres me engañen sin dudar? —preguntó Candy desilusionada, sintiéndose condenada a estar sola.

—Tengo la respuesta, pero mejor no toquemos ese tema —respondió Karen.

Candy suspiró aun desilusionada y se dejó caer en el respaldo del sofá. Se quedó en silencio por un buen rato, con la mirada perdida en el florero que estaba frente a ella en la mesa de centro. —Tenía una sola flor, algo parecido a una rama de cerezo, era lo suficientemente bonita para invitar a un rayito de sol a atravesar su tormenta, solo para alumbrarla cálidamente.

—¿En qué piensas? —le preguntó Karen en voz baja.

—En la respuesta; Terry —Respondió Candy inmediatamente, sin pensar. Naturalmente se estremeció cuando nació esa necesidad de verlo.

—¿Sigues pensando en él?

—Siempre lo he hecho y siempre lo haré —respondió Candy con la mirada perdida.

—¡Candy, estás condenada a añorarlo toda tu vida! —comentó Karen entre risitas sarcásticas.

—De seguro a Elisa no le importó traicionarte porque sabe que estas clavada con él.

—¿Y eso le dio el derecho de quitarme al único hombre que lo mantenía a raya en mis pensamientos? ¿Al único hombre que estuve dispuesta a darle una oportunidad?

Karen no respondió, y el deseo de Candy por ver a Terry se hizo más intenso.

—Al menos no lo cachaste en pleno revolcón—comentó Karen.

Candy notó el tono irónico en las palabras de Karen, pero aún era muy pronto para bromear. —No respondió porque recordar la traición de Michael, la mandó de nuevo Terry.

Habían pasado cuatro años desde la última vez que se vieron. Cuatro años en que no supo nada de su vida. ¿Estaría casado? ¿Tendría hijos? ¿La habría olvidado? Esas eran las preguntas que rondaban en su cabeza. —Tal vez sí, —su completa desaparición era la prueba de que ella no fue tan importante para él, como él lo fue para ella --pensó Candy.—Jamás la buscó de nuevo.