Capitulo XIX Lucharé Con Uñas y Dientes

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Dos semanas mas tarde...

Durante la primera semana, Candy rechazó cada una de las invitaciones de Daniel, su mente estaba perdida en la discusión que tuvo con Terry, no tenia ánimo de salir con él, este ya se estaba convirtiendo en un maldito grano en el trasero para ella.

El día que conoció a Daniel en el parque, Candy pensaba que él podia ser un posible prospecto para darse una oportunidad y dejar de pensar en Terry de una vez, pero todas sus expectativas se fueron al diablo, el día que aceptó nuevamente salir a tomar un café con él y el muy bastardo con engaños la llevó a su departamento, le dijo que solo quería un revolcón con ella para cobrarle lo que le hizo a su hermana Elisa, y así sin más, la besó a la fuerza. —Candy le propinó una patada en medio de la piernas al maldito bastardo pervertido que lo dejó revolcándose de dolor en el suelo.

¿¡Qué demonios!? ¿Así que el maldito bastardo ese, resultó ser Niel, el hermano de Elisa y vino para vengarse de ti? ¡Argggg! ¿Como demonios no nos dimos cuenta antes?—le había dicho Karen tan sorprendida como lo estuvo ella, cuando la llamó para contarle lo sucedido.

*********

Era sábado y Candy decidió salir a correr. —No quería seguir pensando en lo sucedido ni en nada, —sobre todo no quería pensar en Terry. —Aún le dolía demasiado pensar en él.

La agresividad y desespero se apoderó de ella, y, mientras caminaba en dirección al parque golpeaba el camino de piedras que se movía debajo de sus pies sin siquiera preguntar por qué estaba enojada. Su respiración agitada ya estaba en ese punto de quiebre en donde quería gritar y golpear cosas para sacar la frustración que tenía acumulada por años.

Después de lo sucedido con Daniel, aceptó finalmente que amaba a Terry, no era un capricho como aseguraba Karen, era un amor que maduró con los años. En verdad lo amaba tanto, que le dio miedo el futuro sin él; algo que ya no tendría, porque Terry decidió tomar otro camino lejos de ella.—Sus lágrimas llenas de frustración salieron y apretó los ojos para secarlas.

Dio vuelta al corredor y su corazón palpitó aterrado en cuanto vio a Terry a lo lejos corriendo en dirección hacia ella con la cabeza cubierta por la capucha de su sudadera, aislado al mundo que lo rodeaba. —El cordón de sus audífonos se movía de un lado al otro, al igual que un péndulo de reloj.—Tic-tac. Tic-tac.

Hipnotizaba sensualmente..—A Candy se le ocurrió esconderse detrás de un árbol y saldría de ahí hasta después que le pasara el efecto que Terry provocaba en ella.
Ella con su orgullo femenino, no quería darle el gusto de que viera cuánto le afectaba que no le correspondiera. —Por eso, después de pensarlo mejor siguió corriendo. —Ella no era una cobarde avestruz que escondía la cabeza bajo un agujero; lo pasaría y con suerte, no se detendría.

Su corazón no pudo soportar tanto esfuerzo, y emoción por verlo, y dejó de enviar sangre a los músculos de sus piernas; de pronto, sintió como estas se desconectaron, y no pudieron soportar el peso de su cuerpo, le fallaron enérgicamente y cayó sobre unas piedras tan aparatosamente que apenas pudo meter las manos para no golpearse el rostro.

¡Vaya trancazo! Fue estrepitoso.

—¡Aush! —exclamó con dolor. Logró levantarse un poco con las piedras aun lastimando su piel vengativamente por interrumpir su plácido sueño...—Había roto su pants de las rodillas, que sangraron rápidamente, dejando una línea rojiza que lentamente manchó todo; además tenía rasguños en las palmas de las manos.

El sonido de las piedras le dijo que alguien se acercaba a ella corriendo; quiso pararse pero no pudo, porque el maldito tobillo izquierdo le dolió sorpresivamente.

 Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora