Capitulo XVIII Dialogo Musical

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A la mañana siguiente, Candy se reportó enferma y no fue a trabajar, no tenia ánimo de nada; recibió la llamada de Daniel cuando estaba contemplando el monitor de su laptop en tanto bebía su café. —Se sentía tan triste, que Daniel creyó que le había molestado su llamada.

—No, no me molesta que me llames, por el contrario. Es solo que... Está bien, te seré honesta, No dormí bien.

—¿Quieres que aún nos veamos hoy?

—Sí, claro que sí...

—Bien, ¿vamos a cenar?

—Me parece perfecto.

—¿A dónde quieres ir?

—Donde tú quieras.

—¿Se te apetece comer pasta?

—Sí, claro.

—En ese caso, nos vemos en... en el parque ¿te parece?

—Si claro —Respondió Candy sin ganas.

—Muy bien, te dejo. —Voy a entrar a una junta. —Aproveché un momento para hablarte.

—¿A qué hora? —preguntó ella antes de que Daniel colgara.

—¡Ah, sí, si, se me olvidaba —respondió en un susurro —a las cinco treinta

—Perfecto, te veo ahí. Hasta entonces.

Candy colgó la llamada y volvió a fijar la mirada el monitor de su laptop. —De pronto, se escucharon unos gemidos sexuales femeninos que provenían del lado de su vecina, la que siempre la saludaba por la ventana de la cocina.

Se levantó con pesar, tomó su abrigo y llaves, no estaba de humor para escuchar música para callar su pasión. Así que decidió salir a caminar un rato para despejar su mente y no pensar en la nada.

Hubo un minuto durante su caminata, que se adentro en sus pensamientos que involucraban a los dos hombres que estaban en su vida en ese momento. —Eran tan diferentes. —Uno muy atento con ella y el otro... aún seguía jugando su estúpido juego del gato y el ratón.

<<¿Por qué Terry no puede ser como Daniel?>> —se preguntó

Quizás la razón por la que el destino había regresado a Terry a su vida, era para que ella se diera cuenta de lo bastardo que era y le había presentado a Daniel para que entendiera que no tenía que aferrarse a un solo hombre cuando el mundo estaba lleno de ellos, solo necesitaba uno para ser feliz; uno lo suficientemente interesado en ella para que le suplicara a su corazón que le diera una oportunidad real.

Debía admitir que el destino hizo bien en presentarle a Daniel porque podía ser una opción para ella. ¡Claro!, siempre y cuando no viera a Terry, porque él aún tenía la habilidad de ridiculizar el atractivo de cualquier hombre que se le acercara.

Tuvo que cancelar la cita con Daniel y programarla para el día siguiente porque Karen tuvo problemas con su novio y quería desahogarse.

Candy lamentó un poco cancelar la cita porque sí quería conversar un poco con Daniel, conocerlo mas a fondo, y darse cuenta que quizás por fin había encontraba al hombre que le haría olvidar a Terry para siempre.

Todavía para agregar más a su día, Klint le hizo una visita cuando estaba cambiándose para ir a donde Karen, y le recordó a Terry.

—¡Por favor, Klint, regresa con tu dueño! —le dijo al pequeño coati que la miraba con ojos suplicantes detrás de la puerta del balcón.

Klint, vestia su sweater azul a rayas, —le gruñó quedamente para que lo dejara entrar.

—¡Está bien! Pero esta será la última vez —le advirtió abriéndole la puerta.

 Mi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora