•Capitulo 16•

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Antes de comenzar a leer:

*Estuve corrigiendo la gramática de la historia, tanto la primera, como la segunda temporada.
*El nombre de la protagonista ya no será "rayita (______)", actualmente es "Emma".
*Algunos nombres podrían coincidir con la historia original, ya que al ser tantos personajes secundarios y algunos primarios, los nombres se confunden a la hora de leer y escribir.
Perdón por haberme ausentado tanto tiempo, estoy de vuelta y se notará mi presencia ;)

Desde ya muchas gracias por seguir eligiendo está historia. Se viene maratón 3/3

(Capitulo anterior)

-¿Quién eres? Porque claramente no eres Anna Millar. Ella es la antipática hija de uno de los amigos de mi padre, reconozco su vos chillona a kilómetros. Además... ella está en la primera planta.

Me quedé helada, y podía apostar que estaba totalmente pálida.

Correr no era una muy inteligente opción que digamos, así que lo mejor era ir directamente al grano.

-Soy tu hija.

-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°

Me miró por unos segundos, después estalló en carcajadas. Y no entendía el porqué de sus risas. Acababa de decirle algo grande, muy grande, solo para que él se riera. Estaba frustrada, y realmente tenía ganas de apuñalar el lapicero finísimo que estaba sobre la mesa en su cara. Dejando a un lado mis comentarios asesinos, el tipo en serio tenía grandes problemas mentales.

-No le veo la parte graciosa- comenté seriamente mientras él se levantaba del sillón de cuero, llegando hasta la ventana.

-¿Sabes cuántas personas en el mundo me han dicho lo mismo? Dejé de contar después de la cincuenta. Pero tú... - me examino de pies a cabeza- ¿Cuántos años tienes realmente? ¿Dieciocho?

-Diecisiete.- corregí.

-Cómo sea, ¿sabes cuántos años tengo yo? Treinta y seis. ¿Cuándo se supone que te tuve? ¿A los dieciocho?- río escandalosamente- Lo siento, es que es tan gracioso. Me has hecho reír, por eso no llamaré a la policía. Puedes irte.

-Supongo que a los dieciocho no eras lo suficientemente hombre y tuviste que ir a buscar a una mujer a un prostíbulo, papá- rodé mis ojos y tomé el bolso que estaba sobre el asiento.

Quería marcharme de aquí. Esto había sido un error.

Cerré la puerta de un fuerte portazo, y no fue sin antes hacer un gesto obsceno de mi parte, totalmente inmaduro, lo sé. Pero así era yo. Tomé el ascensor y baje hasta la primera planta.

No necesitaba esto.

-¿Qué pasó?- preguntó Zabdiel con el ceño fruncido apenas salí del edificio.

-Olvídalo, el tipo es un completo idiota. Yo... no necesito de él. Él tiene su vida de todas maneras. Gracias por estar aquí de todas formas.

-¿Quieres un aventón? Mi auto está a unas calles. 

Estaba a punto de aceptar su oferta, cuando una mano tocó mi hombro. Volteo, y Jeremy Watyger estaba enfrente de mi. El corpulento hombre estaba detrás de él, probablemente Jeremy no iba al baño solo.

-¿Qué quiere?- pregunté molesta.

-¿Conociste a Patricia?- preguntó agitado, su pecho subía y bajaba rápidamente.

-Ella es mi mamá, pero no quiero hacerlo perder su tiempo señor Watyger, adiós.

Tomé la mano de Zabdiel y comencé a caminar en dirección opuesta a donde estaban ellos, di solo cinco pasos y Hulk ya estaba enfrente de mi nuevamente.

-Sea respetuosa con el señor Watyger.- me ordenó técnicamente.

-Que él sea respetuoso conmigo antes. Ha estado riendose en mi cara hace algunos minutos. Puede decirle a su jefe, que se pudra.

Fue solo un segundo, cuando Hulk, quien debería ser el guardaespaldas de Jeremy, me subió a su espalda de un solo tirón.

-¿Qué demonios te pasa? ¡Bajala idiota!- grito Zabdiel, pero era tarde Hulk ya había entrado corriendo al edificio.

No deje de darle golpes en la espalda, hasta que termine aceptando la verdad, no le haría ningún daño y probablemente termine rompiéndome la mano.

Me sentó en la silla blanca, como toda la habitación en la que estábamos. Jeremy apareció enfrente mío con una sonrisa en su rostro... se me ocurrían muchas formas de quitar esa estúpida...

-Deja de verme con cara de querer matarme- dijo

-Yo te miró como quiero- cruce mis brazos encima de mi pecho.

-¿Segura que tienes diecisiete?

-Voy a cumplir los dieciocho en unos meses, para su información. ¿Sabe que puedo denunciarlo por esto?

-¿Sabes que puedo denunciarte por robo de identidad?

Touché

-¿Que quiere? Probablemente Zabdiel, debe estar afuera a punto de romper las paredes para entrar.

-¿Tu novio?

-No

-Hablemos hipotéticamente, te creo que eres mi hija, ¿Susan te dijo que yo era tu padre o que? ¿Por qué no vino ella contigo de todas maneras?

-Ella... ella está muerta.

La sonrisa desapareció.

-Yo no tenía idea de que usted era mi padre, hasta que leí una carta que ella me dejó.

-¿Qué dice la carta?- preguntó totalmente serio.

-La conoció en un prostíbulo, se acostó con usted. Y cuando usted se iba logró ver su nombre. Después no volvió a saber de usted, y se hizo cargo de mi sola.

Soltó un bufido y comenzó a caminar alrededor de la habitación con los brazos cruzados. Odiaba que tengamos el mismo gesto, tan patético como suene eso.

-Parece que tu madre no te ha contado la historia entera.

-Solo hablando hipotéticamente, ¿verdad?

Nos quedamos con la mirada fija, ninguno de los dos estaba dispuesto a perder esta. De repente, me di cuánta de más cosas de él que las pensaba.

¿Y que quería decir con "historia entera"?

¿Era posible que mi madre me haya vuelto a mentir... otra vez?

×Promesas de amor× J.P (adaptada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora