Han pasado tres meses desde la conversación de la cafetería con Matías, me alegra que con todo el tiempo que ha pasado no hemos perdido contacto, de hecho, hasta he compartido con Marina, hemos salido los tres a hacer cosas de adolescentes, ya que era verano, disfrutamos de numerosas actividades que de seguro me hubiesen parecido un mal gaste de energía realizar hace un año. Ahora estoy cursando mi último año de colegio y pronto será el aniversario de lo de Santiago, he pensado muchas cosas, y gracias a que ahora estoy seguro que tengo con quienes hablar, me he percatado de unas cuantas mas.
Marina Soto: Oye, no entres en pánico, pero algo pasó, ¿te puedes juntar hoy día?
Recibí un mensaje de improvisto de Marina, pensaba que hoy como era domingo tendría alguna reunión familiar o algo similar, al menos de eso había hablado en el chat grupal que teníamos los tres, así que esto me comenzaba alertar, ¿qué era tan urgente y privado como para no decírmelo por el chat?
Tomás Echeverría: Sí, si puedo. Pero, ¿qué pasó?
Fue difícil esperar por la respuesta, porque por alguna razón Marina se demoraba demasiado escribiendo y luego desistía y volvía a retomar la escritura, seguramente reformulando una y otra vez lo que quería comunicar.
Marina Soto: Ahora, ¿puedes en tu casa?
La falta de emoticones en los mensajes de ella, me decían que esto era serio y aunque en el tiempo que compartíamos esta especie de amistad ellos había venido una vez a mi casa, no dude en decirle que si, que de hecho podía venir.
Tomás Echeverría: Si, ningún problema.
Marina Soto: Vale, voy en camino
Me quede confundido mirando la pantalla de mi celular.
—Matías está saliendo con alguien— Fueron las primeras palabras de Marina una vez entró a mi casa y me saludo algo nerviosa, estando en la sala de estar, deshabitada de mi casa. Pude sentir como mis cejas se levantaban, ¿esa era la gran noticia? Por un momento pensé que algo malo le había pasado a Matías.
—Okay...— Dije inseguro, desviando mi mirada, porque no sabía cómo se supone que debería reaccionar, o sea, desde lo del beso de hace mas o menos tres meses nuestros acercamientos se habían convertido en algo meramente amistoso.
—No, no lo entiendes, esta vez es serio... No es un mino con el que salga solo la semana, el tipo es super serio, le pidió pololeo y lo invitó a conocer a su familia y o sea... ¿Quién hace eso en estos tiempos? — La información de Marina comenzaba a hacerme sentir incómodo, porque si era como ella decía quizás dejaría de ver a Matías, ya suficiente experiencia tenía cuando Marina empezó a salir con alguien y prácticamente desapareció de la faz de la tierra.
—¿Por qué no me lo dijo a mí? — Pregunta estúpida me dije a mi mismo una vez ya lo había externalizado, porque obvio, mi amistad con Matías no se compara a la amistad de toda la vida que tiene con Marina.
"¿Hablas en serio? Es porque tú gustas de él, no te lo dirá porque no quiere romperte el corazón o algo así, me tomó tiempo entender su relación, pero creo que ya lo tengo".
—Bueno es porque... — Marina no era capaz de ponerlo en palabras, pero yo ya había escuchado suficiente en sus pensamientos. Y tenía un desacuerdo terrible con ella.
—Él no me gusta— Mencioné molesto, sin importar que lo de gustar nunca hubiese salido de la boca de Marina.
—¿Qué? ¿Quién mencionó gustar? — Ella sonrió sorprendida, como si me hubiese descubierto con las manos en la masa. Maldije en mi mente y me quede en silencio, cualquier fundamento me haría parecer mas desesperado, me había saboteado a mí mismo.
—Mira, no importa que tan serio sea lo que Maty tiene con este nuevo mino, yo sé que a ustedes le fascina esto de ignorar sus sentimientos y fingir que no pasa nada, pero sé que ambos se gustan, así que si tú vas ahora y le dices que lo quieres, de seguro deja todo el asunto y se queda contigo— Escuchar a Marina me daban ganas de dejar la habitación e irme a una cabaña en el bosque y no hablar con nadie mas, en al menos un mes. Ese pensamiento me hizo recordar una bella palabra: "cobarde". Me reproche mis súbitas ganas de huir y ser el cobarde que siempre he sido.
"Vamos Tom, sé que puedes hacerlo"
—Tengo cosas que hacer, ¿puedes irte? — Soné mas duro de lo que pretendía, Marina suspiró estaba frustrada.
"No, si siguen así, luego van a terminar arrepintiéndose"
—No, no puedes seguir así— Marina se detuvo y me fulmino con la mirada.
—Si que puedo, para comenzar, ¿quién dijo que nos gustábamos? Esa es cosa tuya, déjame en paz—
—No, tú y Matías son tan ciegos que van a seguir así toda su vida si es posible, pero yo como su amiga estoy en la obligación de hacer esto—
—Deja de meterte en asuntos que no son tuyos— Cuando escuché mi voz me di cuenta que realmente estaba enfadado.
—No te acobardes Tom— Que esa palabra saliera de los labios de Marina me puso de peor humor si es que era posible.
"Mierda, lo dije, ¿ahora qué?"
—Está bien, soy un cobarde, siempre lo he sido, ¿por qué habría de cambiar ahora? — Mi retadora voz acompañaba a mi enfadada expresión, sabía bien lo que era, ella no iba a decirme algo nuevo.
—No Tomy, no eres un cobarde, solo te acobardas, como lo estás haciendo ahora, dices que eres un cobarde y ya está, ¡pero eso no es! Deja de interponer cosas entre tú y los demás, tú puedes hacerlo, ¡yo creo en ti! — La convicción de sus palabras me molestaron mas que emocionarme, odié verme así de expuesto y que ella pudiera leerme, así como así, por eso hice lo mejor que sé hacer, huir.
—¡Angélica!, Marina ya se va, acompáñala a la puerta— Y así dándole la espalda, pensé que sería nuestra última interacción del día. Pero no pude evitar escuchar sus pensamientos.
"Tomy debes dejar de fingir que no puedes acercarte a los demás por autoproclamarte un cobarde, necesitas crecer, yo intento hacerlo cada día"
Sorpresivamente Marina sonaba exactamente igual que Santiago, ¿quién lo diría? Y ese estúpido intento de madurez suyo me detuvo en la escalera.
—No eres quien para darme clases de madurez— Lo dije lo suficientemente fuerte como para que me escuchara perfectamente, ella estaba al lado de la puerta a punto de salir y cuando procesó mis palabras pude ver su mueca de sorpresa, y es que era bien raro a que me refiriera a algo así, cuando nuevamente ella no lo había abordado en voz alta, pero no me importó.
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SUPERHÉROE
Teen FictionTomás tiene la habilidad de leer mentes, escuchar los pensamientos de los demás, darse un paseo por las cabezas de las personas... ¡llámalo como tú quieras! El asunto es que su vida es una m*erda por eso. Anteriormente conocido como "confiado". *NOV...