ESTE SOY YO

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Mi problema es que sé perfectamente lo que soy, o al menos eso es lo que creí. Todo este tiempo, he pensado que soy un cobarde, desde los quince años me percaté de hecho que la maldición no era quien me alejaba de los demás, sino que era yo. El que me dijeran lo que era a la cara me molestó, primero fue Santiago y luego Marina.

Pero luego no pude evitar pensar en lo de ayer, en la estúpida forma que Marina utilizó para ponerlo: "Tú no eres un cobarde, solo te acobardas". Y confiando en eso, pensando que es una locura, con un estúpido optimismo que no me pertenece estoy en camino a encontrarme con Matías, para decirle lo que pienso.

Me detengo enfrente de su casa, mi uniforme me hace sentirme sofocado, al menos eso es lo que quiero pensar, negando mi nerviosismo. Toco la puerta, esperando que Matías haya ya llegado a su casa después del colegio.

Para mi sorpresa, escucho que me llaman a mis espaldas, y sorpresa, allí está Matías mirándome preocupado, siempre me mira así en los peores momentos.

—No me dijiste que venias, Tomás— Se acerca hacia mi casi temiendo algo, me revisa con la mirada.

—No sé cuáles son mis preferencias sexuales y tiendo a acobardarme demasiado, soy egoísta, una persona insoportable a veces, es usual que sienta culpabilidad por cosas que se escapan de mis manos, tiendo a ser egocéntrico, mi primera manera de lidiar con los problemas es echarle la culpa a otros o a otras cosas y... Tengo muchos defectos mas, que ahora convenientemente he olvidado, pero lo importante es que... Me gustas... No como amigo, sino como pololos, y... Vaya, eso es todo lo tengo — Casi me quedo sin aliento, hablando lo mas rápido que pude, porque era ahora o nunca, o sino me volvería a acobardar. Me quedé mirando a Matías quien llevaba la llave de su casa en su mano, hubo silencio hasta que él comenzó a sonreír para luego reír, pero no era una risa burlona, era una de alivio o algo similar, estaba nervioso por su respuesta, por eso di un vistazo en su cabeza, sabiendo que prontamente debía dejar de hacerlo, era algo invasivo de todas maneras.

"Pensé que nunca lo dirías, menos mal que termine todo con Sebastián, aunque veo aquí un poco de influencia de Marina, sip, tiene la marca registrada de Mari"

Sonreí sabiendo lo que ahora venía.

—Eres sorprendente Tomás Echeverría. Pero no temas, que yo te soporto como eres, y ya que te toma tiempo entender cosas como estas te diré que si, que tú también me gustas como pololo— Matías relajadamente me hizo saber lo que ya sospechaba, y por fin pude respirar debidamente, solté el nudo de mi corbata y le devolví la sonrisa.

—Son unas ternuritas— Marina apareció detrás de nosotros aplaudiendo, Matías rodó sus ojos y yo comencé a reír. Creo que he logrado probar la hipótesis de Marina, resulta que si me acobardo, pero eso no me define, eso es un alivio y realmente conveniente. Ahora tengo que ir por las cosas que faltan.

—¿Tienen tempos chicos? Necesito contarles unas cuantas cosas — Sí, comenzaría con la maldición, que ya no estaba tan maldita, luego con mi culpabilidad y cerraría con una propuesta.

Una hora mas tarde en la sala de estar de la casa de Matías, seguía intentado convencerlos que podía escuchar sus pensamientos.

—Ponis, definitivamente piensas en ponis Marina— Ahora estábamos jugando una especie de juego, Marina sorprendida aplaudía como si estuviera viendo un mago hacer su show. Matías levantó su mano, ahora era su turno.

"Me gustaste desde la primera vez que te vi, tienes un encanto diferente"

Desvié la vista, sentí como me sonrojaba, eso había sido un golpe bajo.

—¿Qué dijo? — Marina curiosa preguntó disfrutando de lo que ya sospechaba.

—Que su teletubbie favorito era Po— Dije rápidamente con una mueca de seriedad que hizo que Marina no pudiera controlar su risa.

—¿Convencidos? — Esperé por su confirmación, Marina asintió entre risas, Tomás me preguntó algo sin abrir la boca.

"Espera... ¿Esto quiere decir que nos has estado espiando todo este tiempo?"

—...¿Perdón? No, Perdón en serio, intenté restringirme cuando empezamos a salir mas en verano, porque estoy al tanto que es intrusivo— Respondí en voz alta, con sinceridad.

—Pero, si puedes hacer esto, esto que es asombroso, ¿cómo rayos no te diste cuenta que mi amigo aquí, babeaba por ti? No lo entiendo— La pregunta de Marina avergonzó a Matías, yo negué suavemente porque el asunto no se trataba de eso, no servía que yo supiera que él me quería, sino que era yo el que me tenía que decidir.

—Esto es tan fantástico que siento que estoy en una historieta de esas de superhéroes— Matías comentó y Marina ya estaba comparando "mi habilidad" con los superpoderes de personajes de historietas.

A la casi media hora Marina y Matías dejaron de hablar del tema, y en los minutos siguientes explique lo de Santiago.

—No fue tu culpa, ¿en qué pensabas? ¡Fue un accidente! — Marina estaba realmente metida en la historia, Matías por su parte solo optó por sentarse a mi lado y abrazarme silenciosamente.

"Sabes bien que no fue tu culpa, desde el comienzo hasta el final, fue un accidente. Me hubiera gustado eso si, conocer a Santiago, suena como una buena persona"

—Desde que sucedió hasta hace poco pensé que era totalmente mi culpa, porque claro, si tengo esta "habilidad" ¿por qué no la ocupe para alertarle sobre la irresponsabilidad del conductor? Fui un idiota, pero también me he dado cuenta que avisarle sobre eso quizás no lo hubiera detenido, y la idea de que yo podría haber cambiado todo, con el simple hecho de contarle de la situación suena cada vez menos plausible, tampoco sabía que ocurriría el accidente. Y entonces un buen día me sorprendí pensando que retenía mi culpabilidad porque era lo único que me quedaba de mi hermano. Porque en el momento que dejase de sentir culpabilidad, perdería cualquier conexión con él, y eso era lo que menos quería, porque en el momento que eso se fuese, estaría totalmente solo y odio la soledad, la odio porque me he obligado a estar solo todo este tiempo, escudándome, diciendo que era incapaz de relacionarme con los demás, acobardándome y estar así no me gusta... No me gusta para nada. En este tiempo que ha pasado, me di cuenta que no estoy completamente solo, que están mis padres y están ustedes, de esa manera ahora sé que cuando murió mi hermano no perdí quien era mi hogar, no me quede sin nadie a la deriva, totalmente perdido como pensaba en un inicio, sino que perdí alguien importante, pero todavía quedaban aquí, personas importantes para mí, esas que ahora son mi familia — Me fue imposible termina de decir mis reflexiones sin llorar un poco, las pocas lagrimas que derramé, recorrieron mis mejillas de forma silenciosa, mi voz sonó rara, porque mi garganta estaba apretada, pero luego de pasar por tanto, al fin ponía todo en palabras, y al terminar me sentí terriblemente aliviado. Marina y Matías me miraron de forma comprensiva y sin decir nada, se acercaron por un abrazo grupal.

El abrazo terminó cuando le pedí pololeo a Matías y entre risas por la manera que rompí el ambiente, el terminó aceptando.

SUPERHÉROEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora