SUPERHÉROE

OVEJA BLANCA

El libro lo escribí en dos meses, lo comencé el día que nos confirmaron que habría un funeral, estaba en el hospital cuando me decidí por la primera frase. No fue difícil hacerlo, siempre me gustó escribir y viví mi vida leyendo libros de toda clase, creo que naturalmente creí que algún día una novela que llevase mi nombre estaría en la estantería principal de mi casa.

Mis padres no intervinieron en el proceso de escritura, porque en cuanto las despedidas de mi hermano terminaron, me encontré nuevamente visitando a un profesional de la salud mental, fue ella quien mencionó que para mí era algo terapéutico escribir el dichoso libro. Nadie se acercó a mí en ese periodo no mas de lo que yo quisiera, y eso era poco, porque Así tenía más horas para escribir.

Cuando lo terminé, mi padre seriamente me pidió verlo, yo le pase una copia sin acotar comentario alguno, cuando volví a mi casa luego del colegio ese día, con la puesta de sol haciendo brillar los utensilios de la cocina, él dijo —Te tengo una buena noticia, tu libro será publicado por nuestra editorial— Parecía esperar una respuesta de felicidad de mí parte, pero la manera en que reaccione ante esa "fantástica noticia", no podía ser mas diferente. No se sentía bien que mi libro, fuese leído por extraños, Oveja Blanca no fue creada para eso.

La novela corta de cuarenta y seis páginas cuenta una historia simple, se trata de un chico de unos once años llamado Titán que vive en la pradera en una pequeña casita, el domicilio tiene una huerta adjunta y en las cercanías hay un río con agua fresca, el lugar es precioso y Titán tiene todo lo que podría desear para tener una buena vida, sin embargo no puede evitar estar triste, porque no hay nadie con quien pueda hablar, no hay personas como él en las cercanías y los animales salvajes nunca han manifestado querer quedarse una tarde para una buena charla, así que pasa sus días solo hablándole al cielo. Pero un buen día de invierno en la noche, junto con la neblina, Titán nota una figura acercarse con lentitud, cuando la figura está lo suficientemente cerca de él, es cuando se percata que se trata de un animal de pelaje abultado, muy pero muy blanco, es de hecho una gran oveja blanca. La bautiza con el nombre de "Simón" y rápidamente se hacen mejores amigos, Simón es bueno escuchando y Titán es bueno hablando y por un tiempo Titán cree que por fin ha encontrado a ese alguien que está ahí para él, pero un día pasa lo inesperado, mientras Titán vuelve con la leña y moras recién cosechadas, en un frío día de invierno y Simón se ha quedado en casa porque tenía sueño, Titán entra a la casa y se ha encontrado con un Simón durmiendo que por mucho que intente despertarle no muestra ningún cambio, no se mueve en lo mas mínimo y su pelaje se ha tornado gris, Titán toca a Simón con una mano temblorosa y se percata que esta frío, ya no queda calor en él, y antes de siquiera ponerlo en palabras, sus emociones le han ganado y rompe en llanto desconsolado, porque quien creyó estaría siempre ahí para él, ya ni siquiera estaba en ese momento, se había ido ya para siempre.

Me gustaba porque terminaba abruptamente, como cuando una micro frena de un segundo a otro, las últimas palabras del libro retratan a Titán llorando su soledad, llorando la pérdida, y se me hacía tan real, porque en el mundo en el que vivimos no hay algo como esos finales azucarados que los libros o películas exponen triunfantes.

Pero en cuanto supe que sería publicado lo odie, porque sentí que debería haberle dado un final de esos o al menos un final que cerrase la historia, ya sé, una contradicción terrible, ¿no?

Odié ver los comentarios y análisis de la novela, porque aunque no tuvieran idea de los hechos reales que llevaron a la creación del libro, el público sabía de que se trataba, odié sentir su pena colectiva.

¿La cereza de la torta? Pues, Oveja Blanca se utiliza para comenzar una discusión sobre el duelo o para tratar el tema del duelo.