SAMUEL ROJAS

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Cuando llego al colegio, desapercibidamente voy hacia mi asiento, es el de atrás para el lado de la ventana, la ubicación típica de un protagonista de una serie animada japonesa, es el asiento que da libertades, el que te permite soñar despierto sin ser molestado. En el momento que me siento, observo con molestia como una de las chicas que va en mi clase tiene sobre su mesa el fastidioso libro ese, el de Samuel Rojas, sin querer escucho sus chillonas voces y me concentro para no tener que oír sus molestos pensamientos, porque sospecho que allí sus voces sonarán mil veces peores.

—Oye, pero en serio, El libro es super corto, ojalá la profesora nos dejase elegir que leer de nuevo, es bonito, me gustó — La chica de cabello claro, un café dorado, con sus mejillas sonrojadas admite algo avergonzada. Porque como todos saben, leer por gusto a los dieciséis es una peculiaridad extravagante, que debiera avergonzarte o hacerte sentir "único y especial". La chica a su lado, la morena con un corte hasta los hombros se ríe, y agrega — Sí, si, como tú digas—

Pero hay una de ellas que no ríe en ese grupo, es la chica de las pecas, la que no puede ni siquiera fingir exitosamente no estar triste, es la misma que se encuentra con mi mirada, en respuesta me sorprendo y libero mi concentración por unos segundos, escuchando fuerte y claro sus pensamientos.

"Echeverría...Si, ya va ser medio año desde el accidente, quizás por eso mi prima estaba llorando hoy en la mañana, sé que lo hacía, fingió que no, pero sé cuál era la verdad"

Sus palabras suenan entumecidas, pero puedo ver una sombra de tristeza, esa que me llena de rabia, por eso sin importarme que la profesora acababa de llegar a la sala, me pongo de pie, agarro mi mochila y estoy a punto de salir de allí, por casualidad veo que la profesora carga ese libro, el mismo que para estas alturas parece un virus, el mismo de Samuel Rojas, y por ello me detengo por un segundo, y con una queja acallada salgo de la sala, sin ser detenido por nadie. A fuera de la sala escucho el inicio de la clase.

—Hoy día revisaremos a autores nacionales, el libro lleva solo un par de meses en venta, pero ha tenido una aceptación enorme, las tiendas y los medios de comunicación hablan orgullosos de le novela, mucho no se sabe del autor, pero si se conoce su trabajo. Hoy día alumnos, partiremos la clase con "Oveja Blanca" de Samuel Rojas. Libro que aún puede ser elegido por ustedes para la evaluación del próximo lunes — La voz de la profesora es suave, elegante, hasta hace parecer que ese tonto intento de libro es especial e importante, que Samuel Rojas ha hecho algo bien escribiéndolo y publicándolo, pero claro, nadie sabe que el buen Samuel lo escribió porque tenía que desahogarse, porque patéticamente no había nadie que quisiera escucharlo.

Lo sé bien, porque yo soy ese, soy Samuel Rojas.

Comienzo a caminar cabizbajo por ese largo y vacío pasillo.

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