20. Suerte, Park Min Ree

105 8 0
                                    

Escuchaba voces discutir, mientras una mujer lloraba. Su llanto no era menos que el de mi madre. El cuerpo lo tenía muy pesado y la cabeza parecía que en cualquier momento iba a estallar. Abrí con cuidado los ojos, adaptando mis pupilas a la luz de los alójenos de la habitación blanca. Pude ver borroso la figura de dos personas con un tercero de blanco.

-Du… duele – dije sin casi poder articular palabra.

-¡Oh! ¡Dios  mío Leo, cariño!

Vi a todos los de la habitación acercarse a mí. La cabeza sentía como si pesara toneladas y un cansancio insufrible recorría todo el cuerpo.

El médico empezó con una rutina parecida a la última vez que había estado en un hospital casi por la misma manera y el mismo motivo.

-Menos mal que no ha sido tan crítica su situación aunque me sorprende su rápida recuperación ante la magnitud de sus heridas.

Vi a Dong Woon delante, mirando cada movimiento que hacía. Sentí una leve tranquilidad tenerle a mi lado. Puede que al salir del hospital aclarara las cosas con él.

Me dejaron dormir un par de horas más porque no me encontraba muy estable como para seguir despierta.

Al abrir de nuevo los ojos me encontré a un Dong Woon dormido a lado de mi cama y cogiendo mi mano, la típica escena de película o drama que ves en televisión. Suspiré por primera vez tranquila, todo había terminado de una buena vez. Nadie me podría hacer daño si no se trataban de comentarios mal intencionados de alguna fan o de un simple reportero.

Fijé mejor mi vista en Dong Woon que tenía el pelo ahora negro, acaricié su pelo tratando de no despertarle. ¿Por qué no se había ido si estaba cansado?

-Dong Woon – moví levemente su mano para despertarle de la mejor manera posible.

-Min Re, ¿estás bien? – esa era su primera pregunta.

-Eso debería preguntarte yo a ti que estás durmiendo en una silla en vez de en una cama – su sonrisa que siempre parecía no desaparecer.

-Si estoy contigo todo va bien, no te preocupes.

Sus simples palabras iban con una clara doble intención. No era tan difícil sentirme tranquila a su lado y me parecía tan extraña esa paz que me sorprendía ¿por qué? Miré sus ojos llenos de curiosidad que estaba tan atento a mis movimientos.

-Deberías ir a dormir a tu casa ‑ miré por la ventana y claramente estaba oscuro – es tarde.

-Puedo quedarme... solo si tú quieres.

Sus ojos de nuevo me examinaban buscando una reacción positiva, pero había algo dentro de mí que necesitaba su presencia por encima de todo. Era de locos que yo estuviera buscando su compañía.

-Te veré mañana.

No dije nada porque no sabía qué decir exactamente ante todo. Le vi levantarse de la silla en la que permanecía, coger su móvil que estaba al lado de mi cama. Él tampoco quería irse, se notaba en cada momento y cada movimiento.

-Duerme bien – se acercó a darme un beso en la frente y en que por instinto cerré los ojos.

-No te vayas – le dije después de sentir el frío de donde sus labios cálidos se habían dejado caer.

Una sonrisa se dejó ver en su cara. No imaginaba que se convertiría en la persona importante desde ese momento.

****

-¿Estás segura que no vas a necesitar nada más? – preguntó mi madre.

-Muy segura.

Cerré la puerta para irme a la sala donde estaban mis guardaespaldas. Aún seguía en ese estado de cansancio a pesar de llevar dos días fuera del hospital. Estar encerrada en esa habitación de nuevo hizo plantearme mi futuro de nuevo, no quería tomar una decisión precipitada y tampoco arrepentirme con el tiempo. Me senté en el sofá a ver la tele un rato y por estar haciendo zapping salían noticias mías sobre mi estado de salud.

Try to LiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora