Capitulo 7-

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¿Qué quieres ahora? –preguntó Niall con impaciencia al levantar la mirada de su escritorio y verme de pie en la puerta del estudio donde llevaba una hora trabajando.

–Estaba pensando en ir a dar un paseo y me preguntaba si querrías venir.

Niall entornó los párpados y se recostó en el sillón de cuero tras el escritorio.

–No sé si estás siendo deliberadamente insensible de nuevo o simplemente molesta.

–Ninguna de las dos cosas –contesté con una sonrisa.

Había ordenado la cocina después del desayuno, había limpiado el polvo del salón y había preparado sopa de pollo para la comida, porque consideraba que asegurarme de que Niall siguiese una dieta sana y variada era parte de mi trabajo para que se recupere completamente.

Al no tener nada más que hacer, empezaba a aburrirme.

–No tenemos que ir lejos, Niall –añadí–. Podrías enseñarme Mulberry Hall si no quieres ir más lejos.

Niall me miró con desconfianza.

– ¿Este numerito de chica que necesita compañía suele funcionarte?

–No necesito compañía, y no es un numerito. Simplemente pensaba que un poco de aire fresco nos vendría bien.

–Y ejercicio –contestó él con desprecio–. No nos olvidemos del ejercicio.

–Dios mío, eres un gruñón –dije con un suspiro de frustración mientras me daba la vuelta.

–Oye, no recuerdo haber dicho que no iba contigo.

Volví a darme la vuelta lentamente.

– ¿Eso significa que lo harás?

– ¿Por qué no? –preguntó Niall, agarró el bastón y se puso en pie. Dudaba que fuese a poder trabajar más en la canción aquella mañana, sabiendo que Jane estaba paseando por la finca–. Aunque enseñarte Mulberry Hall va a ser difícil dado que no puedo subir escaleras.

–Siempre puedes esperar abajo mientras yo doy un vistazo arriba –razoné.

–Puede que sientas la imperiosa necesidad de probar una de las camas con dosel –bromeó Niall.

–Déjalo ya, Niall.

–No entiendo qué sentido tiene que te quedes aquí si no puedo molestarte.

Tampoco lo entendía, pero vivía con la esperanza de poder hacer que Niall cambiase de opinión y aceptase mi ayuda. Mientras tanto, conseguir que diera un paseo conmigo era mejor que nada.

–Iré arriba a por una chaqueta. Hace mucho frío afuera para ser octubre.

–Si ésa es una manera sutil de decirme que yo también tengo que abrigarme, entonces te aconsejo que no me trates como a un niño –me dijo Niall.

–No te estaba tratando como a… –me detuve, fruncí el ceño y me di cuenta de que eso era exactamente lo que estaba haciendo. En un intento por mantener mi relación en una esfera profesional y no de flirteo, como se empeñaba en hacer Niall con sus comentarios insinuantes–. Yo… –me detuve de nuevo cuando el teléfono comenzó a sonar.

Bueno… uno de ellos. Había uno fijo en el escritorio, así como dos móviles; uno negro y otro plateado. Podía entender lo del fijo, ¿pero quién necesitaba dos móviles?

Niall agarró el negro y vio de quién se trataba antes de descolgar.

–Hola, Crista –dijo, y me dio la espalda  para mirar por la ventana.

Me quedé mirando el ancho de su espalda musculosa, la manera en que la camiseta blanca se estiraba sobre sus hombros, y pensé sobre irse o quedarse. La llamada era evidentemente privada. Crista Moore era la mujer con la que se decía que Niall salía antes del accidente.

– ¡Quédate! –ladró Niall al darse la vuelta y ver que estaba a punto de marcharme.

– ¡Guau, guau! –exclamé, y arrugué la nariz antes de marcharme de todos modos.

Niall sonrió al ver el movimiento de aquellas caderas y de aquel trasero firme mientras Jane caminaba por el pasillo. Realmente era la mujer más…

–No, no estaba hablando contigo, Crista –le dijo al teléfono–. Era un socio de mi hermano –contestó de forma evasiva, y pudo imaginarse a la actriz rubia y alta sentada en su apartamento de Los Ángeles.

De todas las personas a las que Niall había conocido antes del accidente, Crista era definitivamente la más fastidiosa; lo llamaba al menos una vez a la semana para ver cómo estaba y saber cuándo regresaría a Los Ángeles. Dado que Niall no tenía intención de retomar su relación, y tampoco pensaba volver en breve a Los Ángeles, normalmente las llamadas eran cortas.

Aun así, estaba sentada a la mesa de la cocina, esperándolo con impaciencia cuando él regresó con el abrigo ya puesto.

–Mmm, algo huele muy bien –dijo mirando hacia la cazuela que hervía a fuego lento en los fogones.

–Sopa para comer –contesté mientras me ponía de pie para ponerme una chaqueta negra- No, a mí no me parece que eso sea actuar como un ama de llaves –me defendí cuando

Niall arqueó las cejas–. Para que tu cuerpo esté sano tienes que comer sano, nada más.

– ¿Así que sólo has preparado la comida porque consideras que darme de comer es parte del tratamiento?

–Exacto.

–Si tú lo dices…

–Niall…

– ¿Janine?

No me dejé engañar ni por un momento por la actitud inocente de Niall, sabiendo que estaba intentando irritarme de nuevo. ¡Y lo estaba consiguiendo!

– ¿Por qué necesitas dos teléfonos móviles? –pregunté mientras me ponía los guantes.

– ¿Qué? –preguntó él con el ceño fruncido.

Me encogí de hombros.

–Antes me he dado cuenta de que había dos móviles en el estudio y sentía curiosidad por saber por qué cuando la mayoría de la gente solo tiene uno.

– ¿Tal vez porque yo soy dos personas? –respondió Niall finalmente, y decidió que Jane era demasiado observadora para su gusto en ocasiones.

– ¿Porque eres Niall Horan y Niall St Claire?

–Sí.

– ¿Por qué te cambiaste el nombre cuando te hiciste cantante? Niall St Claire suena muy bien…

– ¿Vamos a pasear o no? –preguntó Niall mientras se acercaba a abrirle la puerta.

–Desde luego –respondí antes de salir–. ¿Así que verdaderamente consideras que Niall Horan y Niall St Claire son dos personas diferentes? –insistí mientras él cerraba la puerta tras nosotros.

Niall pensaba que sí eran dos personas completamente diferentes. Tan diferentes como la noche y el día. Y no eran intercambiables.

A Dangerous Millionaire (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora