Capitulo 15- Maraton 2/3

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–¿Qué estás haciendo aquí, Gideon? –preguntó Niall, y eso me salvó a de tener

que dar algún tipo de respuesta al comentario enigmático sobre su hermana.

En vez de responder a su hermano, Gideon me miró directamente.

–Me pareció oler a quemado cuando estaba en la cocina…

–¡La lasaña! –grité al acordarme de la comida que había dejado en el horno.

Antes de que Niall comenzase a hacerle el amor y me olvidara por completo de mi–.

Disculpen –les dirigió a ambos una sonrisa sin sentido antes de salir corriendo de la habitación.

Era evidente que Gideon deseaba hablar con Niall a solas, y me sentí

aliviada por tener una excusa para escapar de la intensidad de emociones provocadas por la presencia de los hermanos St Claire.

–Bueno, has conseguido sacar a Jane de la habitación, así que ya puedes decirme qué ocurre –dijo Niall en cuando se quedó a solas con su hermano en la sala de estar. Gideon le devolvió la mirada con la especulación cínica tan característica en él. Tan típica en los tres hermanos St Claire, para ser sincero.

Gideon negó con la cabeza.

–Y yo que te imaginaba solo en la campiña de Gloucestershire.

–Ya sé que tu sarcasmo consigue poner nerviosa a la mayoría de la gente, Gid, pero te aseguro que yo no soy la mayoría –dijo Niall antes de volver a sentarse en el sillón que acababa de dejar vacío.

–¡Tienes muy mal aspecto! –declaró su hermano mirándolo con desaprobación.

–Tan amable como siempre –murmuró Niall, y apoyó la cabeza en el respaldo.

Se había olvidado por completo del dolor de la cadera y de la pierna, al igual que

Jane se había olvidado de la cena, mientras hacían el amor, pero ahora que el torrente de adrenalina había pasado, volvió a sentir el dolor con intensidad.

Tal vez debiera regresar a Estados Unidos y ver a uno de los especialistas, como le había aconsejado Jane.

No. Preferiría vivir con dolor antes que sufrir más exámenes médicos.

–¿Es que en Gloucestershire se han quedado sin navajas de afeitar? –preguntó Gideon.

–Dime lo que estás haciendo aquí, Gideon –repitió Niall, preguntándose por qué

diablos todo el mundo parecía de pronto obsesionado con su apariencia. ¿Qué importaba su aspecto si no había nadie allí para verlo? Bueno… hasta que Jane había llegado el día

anterior–. ¿Y bien?

–No tenía intención de interrumpir tu cita romántica con la señorita McKinley –

respondió su hermano mientras se sentaba enfrente.

–No es una cita.

–¿No?

–Mírame, Gideon –dijo Niall–. Soy un reflejo del hombre que era.

–A Jane no parece importarle.

–Tal vez debiéramos dejar a Jane al margen de todo esto.

Gideon miró en la dirección de la cocina.

–No parece tu tipo de mujer.

–Yo no soy el hombre que era antes.

–¿Y no estás cansado de autocompadecerte? –preguntó Gideon.

A Dangerous Millionaire (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora