A Dangerous Millionaire (Niall Horan)

Capitulo 10-

Niall tomó aliento cuando se quedó a solas y apretó los puños, sabiendo que su accidente le había robado el sentido del humor así como la movilidad en la pierna derecha. En cualquier otro momento, le habría parecido divertido acabar los dos en la piscina. Jane era la primera mujer con la que había intentado hacer el amor desde su accidente seis meses atrás. «Intentado» era una descripción muy precisa del fiasco en el que se había convertido.

Le había resultado delicioso besar los labios sensuales de Jane. Su cuerpo era tan receptivo como si estuviera moldeado contra el suyo. Niall  se había sentido tremendamente excitado mientras la besaba; tan excitado, de hecho, que se había olvidado de todo lo demás.

Incluyendo la debilidad de la pierna y de la cadera…

Sabía perfectamente que Jane no era la responsable de que hubieran acabado los dos en la piscina. Era demasiado consciente de por qué había ocurrido, y de por qué se había enfadado tanto después. Sin pensar había cargado el peso sobre su cadera derecha, eso le había hecho perder el equilibrio y habían acabado los dos en el agua.

Todo aquello servía para demostrar que ni siquiera podía besar a una mujer sin quedar en ridículo. Era más de lo que un hombre podía soportar.

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–He decidido que no voy a marcharme después de todo –anuncié cuando regresé media hora más tarde. Estaba de pie en el umbral de la puerta de la cocina cuando Niall se giró desde los fogones y me miró con el ceño fruncido.

Obviamente, Niall había aprovechado su ausencia para ducharse y ponerse unos vaqueros secos y un jersey fino negro de lona. Parecía tener el pelo casi seco también, aunque tenía la mandíbula apretada y eso realzaba su fría expresión; una expresión por la que no pensaba dejarme intimidar.

Me había dado un baño en vez de una ducha tras decidir que necesitaba sumergirme por completo en agua caliente para quitarme el frío de los huesos. Había tenido tiempo para pensar una vez dentro de la bañera.

De acuerdo, admitía que no debía haber permitido que Niall me besara. Tampoco debía haber reaccionado a ese beso. También aceptaba que aquellas cosas harían que mi permanencia allí resultara incómoda, como mínimo. Pero incómoda en el terreno personal, no en el profesional.

No tenía intención de permitir que Lucan le pagase la tarifa hasta que Niall me permitiese trabajar con él de manera profesional. Lo que significaba que técnicamente Niall aún no era mi paciente. No lo sería hasta que no hiciera algo profesional por él. Nuestras peleas constantes sobre la necesidad de tratamiento no contaban. Y tampoco contaba prepararle una nutritiva sopa para comer.

Si me marchaba, sería como admitir una derrota profesional. No era culpable de nada salvo de pensar que Niall Horan era increíblemente guapo. Algo que cualquier mujer de sangre caliente tendría que admitir.

Marcharme sería como admitir que profesionalmente era tan incapaz de llegar a alguna parte con el testarudo cantante como lo habían sido los demás fisioterapeutas que habían trabajado con él durante los últimos seis meses. Ese tipo de derrota nunca había sido una opción para mí. Así que no lo aceptaría con Niall.

–He dicho que…

–Ya sé lo que has dicho –dijo Niall–. Simplemente me sorprende que sigas pensando que es una decisión tuya.

–De hecho es una decisión de tu hermano –contesté -. En cuanto empiece a trabajar para él. Cosa que no estoy haciendo en este momento –añadí con dulzura.

– ¿Y no te parece que intentar ahogar a su hermano es razón suficiente para que Lucan decida que no necesita de tus servicios?

– ¿Intentar ahogar…? –Negué incrédulamente con la cabeza–. ¿No te parece que eso es algo exagerado?