Una mano que Niall eligió ignorar antes de mirarme con los párpados entornados. Nadie en los últimos meses, ni siquiera sus dos hermanos, se había atrevido a hablarle como acababa de hacerlo yo.
– ¿De qué conoce a Lucan? –preguntó de pronto.
–No lo conozco –tras encogerme de hombros, deje caer la mano a un lado–. Al menos no de la manera en que cree.
Niall llevaba de pie más tiempo del habitual, y como consecuencia comenzaba a dolerle la cadera. Mucho.
– ¿La idea que Lucan tiene de una broma es pagar a una mujer para que se vaya a la cama conmigo?
Sonreí frente aquel insulto deliberado; al mismo tiempo que me preguntaba si el hombre frío y distante que había conocido la semana anterior tendría sentido del humor.
– ¿Le parezco una mujer a la que los hombres pagan para irse a la cama con ellos?
– ¿Cómo diablos debería saberlo? –preguntó Niall.
– ¿Quiere decir que normalmente no tiene que pagar a una mujer para que se vaya a la cama usted? –eso era algo de lo que era bien consciente; Niall Horan tenía problemas para sacar a las mujeres de su cama, y no al revés.
–Normalmente no.
Me di cuenta de que estaba intentando abochornarme con la intimidad de la conversación. Y estaba consiguiéndolo, lo cual no era bueno dadas las circunstancias.
–Le aseguro que no tendría ningún interés en irme a la cama con un hombre tan lleno de autocompasión que no sólo se ha apartado de su familia, sino del resto del mundo.
– ¿Y qué diablos sabe usted al respecto? –Preguntó él con desprecio–. No la veo sufriendo las miradas compasivas cada vez que sale a la calle, cuando cojea por ahí con la ayuda de un bastón para no quedar en ridículo al caerse.
Dudé un instante antes de contestar.
–No, ya no…
– ¿Qué se supone que significa eso?
Lo miré fijamente a los ojos.
–Significa que, cuando tenía diez años, sufrí un accidente de coche que me dejó confinada a una silla de ruedas durante dos años. No pude caminar en absoluto durante ese tiempo, ni siquiera «cojear por ahí con la ayuda de un bastón». Usted, por otra parte, sigue pudiendo mover las dos piernas, y por eso no recibirá por mi parte una de esas miradas compasivas que tan ofensivas le parecen.
Normalmente no les hablaba a mis pacientes de los años que había pasado en una silla de ruedas. No veía razón para hacerlo, y tampoco lo habría hecho en esa ocasión si el tono desafiante de Niall no hubiera hurgado en la herida.
– ¿Usted tuvo suerte por volver a andar y ahora cree que a todo el mundo que está en la misma situación le va a pasar lo mismo? –preguntó él.
–Usted ha tenido la mala suerte de sufrir lesiones que le han hecho alejarte de lo que era antes. O vive con ello o se enfrenta a ello, pero no se esconda aquí, sintiendo pena.
De pronto Niall me miró con una súbita comprensión.
–Si Lucan no la ha enviado aquí para acostarse conmigo, ¿entonces quién diablos es?
¿Otro médico? ¿O quizá el arrogante de mi hermano ahora piensa que necesito un loquero?
–Según leí en tu informe médico, no sufrió daños en la cabeza cuando se cayó.
–Así es –respondió él con sequedad.
– ¿Cree que necesita un psiquiatra?
–No pienso jugar a este juego con usted, señorita McKinley.
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A Dangerous Millionaire (Niall Horan)
FanfictionÉl se comportaba como una fiera, pero ella se sentía desfallecer en sus brazos. La fisioterapeuta Janine McKinley se quedó de piedra al ver que su último cliente era el cantante Niall Horan, al que siempre había admirado. Ahora ella tenía que enfre...