QUERIDO VECINO 🌙 (COMPLETA)

CAPÍTULO 9 :

DIVERSIÓN DE UN RATO :

DARIEN :

Vaya, vaya! Esas fueron las primeras palabras que pensé, cuando la chica rebelde de ayer, me dijo que iba a ser mi decoradora. Sinceramente no sé cuál fue su estrategia, pero de lo que si estaba seguro, es que debió de haber sido una estrategia MUY sucia! Pues ordenando un poco las cosas, primero estaba el hecho de que está mañana, no había siquiera llegado con el jefe de la empresa, y ella ya había estado afuera del edificio, esperándome para que yo le mostrará mi casa, "según ella", con el fin de comenzar pronto con la remodelación. Y digo según, porque conozco a las mujeres como ella, y eso de comenzar pronto, es solo una escusa para meterse lo antes posible a mi cama. Y siendo sincero, la rubia no está de mal ver.

Siguiendo con el orden de las cosas que he descubierto desde temprano, le sigue el hecho de que a pesar de que me imagino como se las ingenio la chica, para que el jefe aceptara, me gustaría saber que es lo que pensó el en esos momentos, al aceptar que fuera ella, y que sentirá en estos momentos, al saber cómo es, e imaginar a esa mujer que tanto le gusta, en brazos de otro. De seguro se siente jodido! Pues aunque yo no me he enamorado, como para sentir posesión por una mujer, sé que si algo similar me pasará, yo nunca permitiría que ella se revolcara con alguien más, frente a mis narices. Por lo que sinceramente, siento pena por ese tipo, ¿pero que le voy a hacer? Soy hombre, y no puedo desaprovechar la oportunidad que se me presenta!.

Ahora mismo vamos de nuevo hacia mi casa. Pues aunque yo insistí en que no tenía mucho tiempo, pues debía manejar para ir a trabajar hasta Bronx, ella insistió en que sería rápido, por lo que no me hice del rogar, y accedí a regresar a casa. Venga!, ni siquiera me dejó entrar, para así echar un largo vistazo hacia los cubículos, para ver si lograba ubicar a Serena. Ahora, mientras conducía, y llamaba por el manos libres a Andrew, para que pudiera cubrirme en el trabajo, ella no dejaba de mostrarse coqueta, y atrevida en todo momento. Cada que podía, subía más el borde de su vestido, o acomodaba discretamente mejor sus senos, para que estos se notarán y luciera mejor en ese pecaminoso escote. Yo solo le sonreía, y seguía conduciendo, mientras seguía su juego. Al parecer, estuvo bien que hablara y dijera, que este día, no iría a trabajar. Pues después de todo, si tendré un día......."demasiado ocupado".

En el camino, ella no dejaba de hablar. Y eso, aunque no sea importante, a mi me fastidiaba. Pues odio que las mujeres sean tan parlanchinas. Si, me gustan las mujeres coquetas, y ella claramente lo tiene, pero desde que comencé a ver qué no paraba de hablar, comenzamos mal. No dejaba de hablar de diferentes cosas, pero sobre todo me hablaba de su mejor amiga Serena. Y este último, en verdad me importaba. Por lo que creo, y estoy planteándome, que solo la voy a disfrutar, la voy a hacer gozar, para así sacarle todo lo que en verdad me interesa que diga. Todo lo que tenga que ver con mi querida vecina. Ya después me comportare como el peor de los capullos, para deshacerme de ella. Pero mientras tanto, voy a disfrutar de la diversión que tendré por un rato.

Llegamos al porche de mi casa, y al estacionar el auto, ella dirigió una mirada a la casa, luego la regreso hacia mi, y esbozo una sonrisa antes de hablar.

-así que.... Aquí vives! - yo asentí. Aunque estoy seguro, de que ella ya lo sabía.

-así es! Pero entremos! Vamos a comenzar!- la anime con doble sentido, y ella entendiendo a la perfección mi bulla, sonrió abiertamente.

Baje del auto, y ella, como toda mujer, espero dentro, a que yo le abriera la puerta caballerosamente. A lo que yo, con un despistado gruñido, proseguí a abrirle. No es que no me gustará hacerlo, sino que me molestan las mujeres que quieren ser todas unas damas, cuando en realidad son de acceso tan fácil para los hombres. No sé qué es lo que quieren pintar? O a quien quieren engañar? Pero estoy seguro de que si un hombre se pone contra una mujer como está, ella te dirá que no por ser como es, dejará de ser una dama. Al abrir la puerta del auto, tomé su mano, y ella la tomo, deslizando coquetamente sus dedos por mi dorso, y prosiguió a bajar. Yo sonreí, y ya con ella a un lado mío, coloque mi mano en su espalda baja, reposando mis dedos ligeramente en su trasero, mientras la instaba a caminar.