EPÍLOGO:

2.2K 209 114
                                    

«Siempre mi Querido Vecino.»

SERENA:

—Serena, ¿Aceptas a Darien Shields como tú esposo, para amarlo, y respetarlo, todos los días de tu vida? —sonreí, pero incluso antes de que contestara, Darien lo hizo por mi.

—No debería preguntarle eso, padre. ¡Claro que acepta! Si no la obligo a que diga que si —todos, incluyéndome, nos soltamos a reír.

Era el día de nuestra boda. El día más especial y feliz de mi vida. Incluso más feliz que cuando me casé por primera vez. Claro, no quiere decir que no haya amado a Seiya, tanto, como lo hago con Darien, simplemente la sensación de mi corazón rebosante de felicidad, es distinta a la de aquella ocasión. En aquellas fechas, era una joven creyente en los cuentos de hadas, que ilusionada daba un nuevo paso a su vida, y que mejor, con aquél que conocía, y que fue mi amigo por tanto tiempo. Los errores, las circunstancias, entre otras cosas, nos impidieron a Seiya y a mi continuar con esa promesa que también habíamos hecho ante el altar. Pues el cariño siempre existió, y seguirá presente. Pero no era un cariño más allá de amigos como creímos. Simplemente él y yo, no estábamos destinados a seguir juntos. Nuestro amor, era se podría decir, más como de hermandad, que no debimos de mezclar ni llevarlo nunca a otro nivel. Pero aprendimos de los errores, y hoy, es como si esa boda que tuvimos hace unos años, nunca hubiera existido. Yo seguía siendo la mejor amiga de Seiya, y ambos habíamos hecho nuestra propia felicidad por caminos distintos, pero siempre contando con el otro. Ahora, después de seis años, nuevamente estaba frente al altar. Ahora, de la mano de otra persona. Una persona que jamás pensé conocer.

Un hombre al que no le importó y se arriesgó a todo, con tal de tenerme. Aunque yo fuera prohibida. Un hombre por el que en un principio me sentí chantajeada, al obligarme a serle infiel a mi pareja, pero a cambio me enseñó más allá de algo que solía casi desconocer y qué, aunque no quería verlo, añoraba en demasía. Una persona que al principio solo me sedujo con el fin del placer mutuo, pero que por obra divina del destino, terminó tan enamorado de mi, como yo de él.  Un hombre que a pesar de los riesgos, me hizo sentir aquella adrenalina que nunca había sentido, al saber que podríamos ser descubiertos en cualquier momento. Un hombre, que me dio la más bonita de mis experiencias, al sin saber, engendrar a su hijo en mi vientre. Ese hombre que hoy mismo, en este preciso momento, está tan nervioso, esperando por aquella respuesta que yo aún no puedo decir porque un nudo en la garganta me lo impide. ¿Aunque no sé a qué le teme? Estoy atada a su vida, sin necesidad de todo esto. Carraspeo y aclaro mi garganta antes de hablar, mirándolo fijamente.

—Tiene razón, padre. No debería preguntármelo. Amo a este hombre, y no hay nada que más desee, que estar a su lado infinitamente —Darien sonríe, y puedo notar un ligero brillo nostálgico en sus ojos. El padre suelta una risita, y procede a decir esas palabras de las cuales ya no hay marcha atrás, y nos forzan a cumplir un nuevo juramento de amor y fidelidad de por vida, que estoy segura, está vez, si podré cumplir.

—Entonces no se diga más —nos da una sonrisa, y nos observa, a la vez que no da la orden de que nos tomemos de las manos —Darien, Serena, por el poder que me confiere dios, yo los declaro, marido y mujer —ambos nos observamos, pero el padre interrumpe, y hace que lo volvamos a mirar —Darien, ahora sí, no hay nada que te lo impida. Puedes robarle un beso a la novia — todos reímos de la broma del padre, y Darien más que gustoso, no pierde el tiempo. Asiente, me sujeta de la cintura y me acerca a él, antes de reclamar mis labios en un tierno y posesivo beso, al tiempo que nuestros pocos invitados, comienzan a celebrar.

.

.

.

—Mina no ha querido soltar para nada a Zafi, y mamá ya está desesperada —susurró Darien en mi oído, mientras seguíamos bailando, y yo reí. Pues mi amiga era muy posesiva con mi hijo, y decía que ella, por ser su madrina, casi como su segunda madre, tenía más derecho que las mismas abuelas de estar con él. Claro que todo era una broma que hacía solo para hacerlas enojar. Y no había días en que no discutieran amistosamente por lo mismo. Por ver quién cuidaría o cargaría a Zaf.

QUERIDO VECINO 🌙 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora