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Llego el lunes feliz, Patricia me ve, me abraza y me saluda como siempre. Yo sonrío y me siento a trabajar. Me gusta esa capacidad que tiene de hacer "como que nada pasó" después de todo estamos en el trabajo. A la hora de comer estuvimos como siempre con nuestros compañeros. Menos Miriam, que para mi sorpresa está escuchando a su primo con cara de angustia. ¿Qué le dirá para que esté así? Él le acaricia el pelo con una sonrisa lastimera, mi sorpresa es tal que creo que me vio. Cuando sentí su mirada hice como que nada pasó y desvío la vista "¡que linda es esa mancha de la pared!" Espero que con los besos, Patricia me haya traspasado esa habilidad jodida de disimular. Porque al menos yo, soy de las que mienten y les da ataques de risa.

La veo algo afligida en el trabajo, a veces es como si mirara la pantalla pero a la vez no y dejará de teclear. ¡Qué rayos! A la salida la veo ponerse el chaquetón. ¿No se quedará? Como siempre Patricia me da un besito en la cara y se marcha. Y camino hacia la mesa más alejada "como que no quiere la cosa".

-Miriam... ¿todo bien?

Me mira fijo y me pongo algo nerviosa, me acomodo el cabello y al bajar el brazo, paso a tirar su calendario de la mesa.

-Mientras no tires algo sobre mi cabeza por error, diría que si.- Dice colocando el calendario.

-¡Ey!, sólo es... un problema.- Ella sonríe sin mirarme.

-No te burles.- me indigno un poco entretenida.

-No creo que sea un problema.- murmura- Puede que seas algo despistada.

-Bueno no tengo que ser despistada para saber que tienes cara de tragedia.

Me mira y frunce el ceño. Trago saliva. Esto me pasa por cotilla.

-¿Por qué tendría que decírtelo a ti?

-Pues, porque soy tu compañera de lectura de después del trabajo.

-Nadie te obliga.- dice agarrando sus cosas.

-¡Bien!- mascullo enfadada. Me da una mirada y se va sin decir nada.

Voy al baño a echarme agua fría en la cara, ¡estúpida Miriam! Miro la estantería y pienso en que puedo leer hoy, pero me hierve la sangre pensar en libros. Bajo después de guardar mis cosas y tomo el ascensor, apenas abro la puerta escucho voces.

-¡¡Deja de complicarlo más!!-...

-Cierra la boca- ¡Miriam!- Déjame tranquila.

-Es que no lo entiendes, fue cosa del momento... ¡Nunca más la vi!

-No me importa.

-... ¡ni eh visto a nadie más! ¿Ni un poco de consideración con eso?- prosigue. Camino, reconociendo esa voz, sintiendo que mis tripas desaparecen lentamente.

Escucho un gimoteo.

-debiste haberlo pensado antes.

Veo a Miriam y me quedo de piedra con la boca abierta, esta con la cabeza hacia abajo y Pablo la tiene de los hombros ¡ESE! ¿¡CON MIRIAM?!

-Joder, ¡ya ha pasado 6 meses Miriam!

Me duele el pecho de sólo caer en la cuenta de que ella es la victima de esa historia.

Levanta la cabeza, puedo ver sus lágrimas brillando en su piel. Nunca en mi vida imaginé verla así.

-Nunca te lo voy a perdonar... -Dice con su tono monótono. Sin embargo puedo ver una tras otra sus lágrimas, con sus manos se cubre los ojos y baja la cabeza. Siento un miedo terrible pensando en que quizás, el sistema nervioso le juegue una mala pasada.

Ella es perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora