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Entramos por un patio bien cuidado con muchas plantas y flores, ya veo porque Miriam tenía conocimiento de jardinería. En el lugar hay una mesa iluminada y veo a Efren sentado riéndose con una mujer de pelo negro, nariz pequeña y una gran sonrisa, y a otro chico rubio que parece de la edad de Aitana.

-Hola mamá- dice Miriam mirando hacia adentro.

-Vaya- dice la señora levantándose.- Así que tú eres Mimi. Aitana me ha hablado de ti.- sonríe mirando nuestras manos entrelazadas. La aprieto más.

-Espero que bien- digo saludándola tensamente intentando aparentar que estoy relajada.

-Sí, muy bien, tranquila; siéntate.- Me hace un sitio.

Miro a Miriam, es decir, es su casa... ella sonríe y nos sentamos juntas.

-Que tal Mimi- dice Efren.- Aparece una mujer de pelo rubio, lacio, flequillo y ojos verdes.

-Hola- me saluda-. Soy Inés la mujer de Efren-. Sonríe. Lo miro asombrada.

-¡Estás casado!- exclamo sorprendida. No sé porque me imaginé a picaflor.

-¡Claro! ¿Qué pensabas? ¿Qué viviría con mis padres?- se ríe y mi rostro es un poema. Miriam oculta una risita.

-¡Capulla!- me mira mal. El chico de al lado se ríe.

-Opino lo mismo, deberías pegarte con una piedra en el pecho- se ríe.- Mucho gusto Mimi soy Raoul, el mellizo de Aitana- ahora que lo miro bien se parecen pero poco.

-Se nota que tienen la misma edad- comento respondiendo al saludo.

-Es mi mitad femenina- se ríe.

-¡No seas bebé!- aparece Aitana.

-Aún no te perdono que hayas estudiado algo diferente a mí- dice fingiendo llorar- ¡Antes nos vestíamos igual!

Me río con Efren, Miriam pone los ojos en blanco.

-Es que me crecieron algunas cosas que quería enseñar al mundo- dice coqueta.

-A mí también- se indigna.

-No las enseñes por favor- dice creída y se me acerca.

-Mimi ¡Hola!- dice Aitana acercándose y dándome dos besos. Miro a Miriam que ve a Aitana como imaginándose mil torturas de la edad media.

Sonrío tímidamente y miro a Miriam como "que importa" ella me mira como "no es por ti tonta".

Frunzo el ceño.

Llega un hombre alto y me quedo congelada. Tiene el pelo castaño que se ve más claro en algunas zonas por las canas. Y tiene esa expresión en la cara de molestia con la que siempre me ve Miriam y se dirige hacia mí.

-Tú- me dice con el ceño fruncido- Miriam verdad.- me dice mi nombre no mi diminutivo.

-La misma- digo levantándome. Se me acerca mucho observándome.

-Eres la novia de mi hija.

-Sí.

-¿Qué edad tienes?

-Veintiocho.

-Eres algo mayor.- Me mira con reprobación.- ¿Fumas? ¿te drogas? ¿te alcoholizas?

-No fumo, no me drogo y si bebo.- Respondo rápido. Entrecierra los ojos.

-¿Dónde la conociste?

-En el trabajo.

-¡La acosabas en su trabajo!- suelta.

Ella es perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora