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-No podemos- Digo acomodándome la ropa y saliendo de su coche.

-¿Qué ocurre?- Me mira dudosa.

-No quiero seguir con esto.- Le digo nerviosa, ella me mira extrañada.

-Ya sabes... besándonos... saliendo...- Estoy que me desmayo, pero es esto o ser una hija de puta.

Mira hacia el lado pensativa, respira profundo.

-¿Puedo saber por qué al menos?

Mierda no le voy a decir que... ¡eso! ¿Y si creo un ambiente laboral peor que el que ya tendremos sólo por esto?

-Somos muy diferentes.- digo.- Eres genial y guapísima, pero... eso es todo ¿Me entiendes?

-Está bien. Entiendo, más o menos.- Asiento y miro al suelo.

-Bueno me voy- bufa.

-Si- cierro los ojos.

-Patri, lo siento.- Digo algo triste.

-Sí, yo también- murmura.

Cojo mi coche. Pienso que seguramente no funcione por ninguno de los dos lados y esté firmando la hipoteca de la casa llena de gatos. Pero en serio, creo que si Patri de verdad fuese para mí, no habría mirado a Miriam y a esa pesada la tengo siempre en mente.

Llego al garaje, suspiro fuerte mientras cierro la puerta y pongo mi mano en ella agotada. Me quedo un rato parada. Me tiran de la chaqueta hacia abajo, miro asustada.

-¿Tita estas bien? Es...

-¡Nerea que haces aquí!- ¡Es imposible que se haya perdido! ¿O sí? Miro por inercia al fondo y veo a Miriam cerrando la puerta trasera de su coche. Se gira y dejo de respirar.

-Miriam...- digo. Ella se gira como por inercia y la miro sin sentir el suelo.

-Títa ¿Te gusta mucho mi Hermana Miriam?- la miro, diría que esta niña es una listilla, pero la inocencia con la que me hizo la pregunta me hace agacharme frente a ella.

-Sí, pero no se lo digas.- Bromeo poniendo el índice en la boca. Ella se ríe y me imita.

-Nerea no desaparezcas así- Dice Miriam acercándose con voz suave.

-¡Vi a la tita Mimi al lado de su coche!

Ella me mira y yo me incorporo mirándola algo embobada.

¡No sé por qué!

-¿Estas bien?- dice.

-Si... ahora si.- Le digo mirándola a sus ojos.

-¿Tita estarás conmigo hoy?- la miro sorprendida.

-¿Qué?

-¿Vives con Miriam, no? Efren me dijo que las parejas viven juntas, por ese se fue...

-Ahhh...- inocencia, bendita inocencia.

-En realidad vivo arriba.- Susurro dándome cuenta del comentario al ver el rubor de Miriam. Sonrío algo traviesa, le levanto una ceja, no me mira.

Así que tenemos a una mal pensada.

-Pero si ella quiere podríamos.- Tómate esa. Me mira frunciendo el ceño, después de todo... es mi novia y si Nerea cuenta en casa que ni nos miramos después de trabajar, será sospechoso.

-¿Qué dices amor?- sonrío cruel ladeando la cabeza, mientras me asesina con la mirada.

-Está bien.- camina hacia el ascensor, Nerea me da la mano y la llevo conmigo.

Ella es perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora