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Despierto con el estómago algo descompuesto y el móvil me taladra el cerebro.

"Oh cerveza, elixir sagrado que llenas nuestros corazones.

Nos haces volar tan alto que el otro día bajar duele".

Luego de una ducha, me tomo un súper mega ultra café cargadísimo que me despierta. Realmente no tengo sueño, pero me siento para el arrastre.

Tomo el ascensor y maldigo a todos los idiotas del piso 7, es frustrante tomarlo en el 8 y que se pare en el 7, si alguien vive en pisos altos me entenderá, maldita sea. Miro con mi mejor cara de odio a Miriam que levanta una ceja.

-Hola- digo semi-odiándola.

-Bonita cara.

-Ayer salí con mi mejor amigo a tomar algo.

-Ah- Miriam me mira y veo en sus ojos un "¿Algo que contar? Ya sabes a qué me refiero".

-Si- digo hastiada- estaba- resopla.

-Escucha...

-Escucha nada, ese capullo tiene que saber que no puede hacer lo que le plazca. Además me amenazó- me río.

-Enserio Mimi no tienes por qué soportar esto.

-No es ningún problema. Me encanta que me odie.- A ese comentario le faltó una pose de "estupenda"

-Conflictiva- dice bajando y yendo a su coche, es uno blanco.

-¡vaya se parece a ti!- digo de la nada. Miriam levanta una ceja, mira su coche y luego a mí. Se molesta.

-Muy graciosa.- se sube.

Suelto un risita y subo al mío.

Después de trabajar

-Devuélvele la calma a esta oficina- masculla Miriam algo divertida fingiendo enojo.

-Lo siento- gimoteo.

-Eres tonta.

¡Pero fue tu culpa también!- digo recogiendo unos libros.

-Por eso te ayudo- dice bajito.

-Hasta que lo asumes ¡eh! Hay madurez en ti- digo pesada recordando nuestra discusión infantil.

-Cierra el pico. Yo estaba bien Mimi, pudiste haber cogido otro.

-No- digo feliz.

Hace 15 minutos.

Estoy completamente segura de que un libro ayudara a que mi mente se recupere, por suerte hoy el trabajo estuvo tranquilo. Si no me despiden, nunca más bebo un jueves.

Capullo de Ricky, pero la adoro.

Leo muchos títulos, me concentro en pensar cual es el más interesante. A ver, a ver ilumínate.

Veo uno que me llama la atención. ¡wooow! Estiro el brazo al momento que una mano se me adelanta. Miro a Miriam, ella me ve como si la hubiese insultado. Entrecierro los ojos, ella los suyos. Me aferro al libro y al dorso de su mano, ¡que la quite!

-Yo lo vi primero- me enojo.

-Pero yo ya lo había cogido ¿ves? Quita tu mano- se molesta.

-No, quiero leer este libro ¡Tú ya has leído muchos!

-Y tú unos pocos, hay muchas opciones nuevas para ti.

-Pero quiero este- me quejo aferrándome a su mano. Me mira.

-No es muy bueno.

-¿AH? ¿Ya lo has leído?

Ella es perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora