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Mimi

-¡Ey! Vosotras despéguense- dice Ricky.

-Déjanos, solo fue un besito.

-Es que nos dejaron tiradas- se ríe viendo a Agoney hablar con un chico al fonto. Y los demás no están.

Miriam mira su móvil.

-Se han ido- comenta- Juan Antonio dice que lo acercaron Roi y Ana. Y Mireya y Amaia se fueron con Alfred.

-Genial, punto para mis amigos. Así eres toda mía hoy- celebro, Miriam se ríe.

-Maricona me das material para tomarte el pelo. Pero se ven tan bonitas- dice feliz Ricky- mi novio me dejó- lloriquea.

-¿Dónde está?- digo mirando alrededor, es verdad no está. Ni nos dimos cuenta.

¡Ay! Miriam me está dando besitos en el cuello ¿cree que soy de hierro o qué?

-Fue al baño- exclama Ricky dolido. Nos reímos las dos.

-¿Crees que puedas soportar la lejanía?- pregunta Miriam.

-Tanto como Mimi la tuya- bromea.

-Entonces esperemos que no tarde- lloriqueo, Ricky niega con la cabeza ocultando un risita y de pronto sus ojos brillan viendo a Kibo caminar hacia él.

Que cosa más bonita, pienso. Aunque espero no poner nunca esa cara.

-La tuya es peor- dice bajito Miriam bebiendo.


Miriam

Media hora después.

-¡Miriam te adoro, me encantas!- exclama Mimi en el asiento de al lado.

-Te encargo el bulto- sonríe Ricky.

-Déjamelo a mí- sonrío al volante- adiós chicos.

-adiós, adiós- canturrean, Kibo agita su mano sonriente.

-Dios no sé cómo estás tan entera- dice Mimi pasándose las manos por la cara.

-Porque soy genial- digo pendiente del camino- te espera una buena resaca.

-Pero estaremos juntas- me sonríe Mimi infantilmente.

-Que no se te olvide que me debes un día de esclavitud.

-Mierda- dice esta- nunca más.



Mientras tanto

El beso se hacía cada vez más furioso, las respiraciones agitadas. Los dos estaban enfrascados en sentirse hasta que Alfred se sale completamente de su asiento colocando el asiento del copiloto hacia atrás y poniéndose entre las piernas de su acompañante.

-¡Ah!- masculla esta. Alfred acaricia su estómago bajo la ropa mientras la vuelve a besar siendo sujetado de la cintura por las piernas de Amaia.

Amaia

Mi cuerpo arde, me escita que me aprisione contra el asiento, gimo sintiendo una mordida y sin darme cuenta su mano acaricia mi entrepierna.

Alfred agitadísimo me baja el pantalón hasta los muslos, se sitúa en mi entrepierna y me empieza a lamer.

-¡Oh rayos! ¿Qué haces?- digo con la voz más aguda de lo normal. ¡Sé que esto está mal! Pero se siente tan rico, ¡Miriam perdóname! Sé que debía de estar en guardia sobre él y no... bueno esto, pienso con los ojos cerrados acercando más a Alfred a mí. Luego se separa de pronto y antes de que yo hable me está besando y acariciando. Se separa de mí unos centímetros y comienza a lamerme el cuello, siento como entra en mi interior con sus dedos. Se me escapa un gemido deseoso y aprieto mi mano en su nuca mientras se mueve, jadeo sintiendo su mejilla cerca de la mía y mi humedad desbordándose.

Ella es perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora