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Mimi

Mientras nos damos besitos entre risas, lágrimas, flores, corazones, hadas, duendes y amor ¡mucho amor! Escucho un carraspeo.

-Ejem.

-Ah- miro hacia el lado, soy una estatua de mármol a punto de romperse, me siento junto a Miriam al separarme de ella a velocidad de la luz, mirando a su madre con una taza de té en el sillón.

-Perdón- mascullo avergonzada. Miriam se ríe.

-Descuida Mimi...

-Pero es tu bebé y todo eso.

-Si pero no soy Raoul tranquila- Se ríe su madre malvadamente- usaría esa escopeta apolillada.

Trago saliva.

Esperen.

-Espera tu padre se llama Raoul- levanto una ceja con una mano en la barbilla.

-Exacto.

-Entonces usted...- Hago sinapsis en las ultimas neuronas que uso para mi vida diaria. Las demás están pendientes de la mujer que tengo al lado- ¡Se llama Aitana!

-Brillante- dice Miriam secamente haciéndome bullying.

-Gracias.

-No era un cumplido.

-Te amo en secreto- sentencio secretamente, Miriam se ruboriza y su madre nos mira como queriendo reírse.

-Oh- me percato- deben estar ocupadas, mejor me voy, solo vine a marcar mi noviazgo- digo orgullosa. Coloco las manos en el suelo para hacer impulso, aush mi cintura...

-¡Ah no! Espera Mimi, justo le decía a Miriam que fuésemos contigo a la casa... pero decía que debías de estar cansada por tu salida de anoche.

Miro a Miriam con cara de no saber muy bien que decir.

-No seas tan sumisa- miramos a la madre de Miriam- ahora es tu novia- me guiña el ojo.

-Es verdad- abro los ojos- tengo poder.

-El poder de obedecerme- me molesta Miriam- como sea, aprovechando que estas aquí- me analiza- no te ves adolorida, te esperaba más decaída...

-¿Por qué? ¿Te paso algo?- pregunta mi bonita suegra (jijiji ya si es mi suegra)

-Es que estuvo muy resfriada ¿Verdad Mimi?- me mira tiernamente. Así como una asesina en serie.

-Sí, si- digo- pero ya me siento mejor, es decir, ¿Cómo voy a sentirme mal?- levanto el otro brazo y siento que me tira la piel de donde tengo el golpe, pongo cara de haber chupado un limón.

-¿Entonces vienen?- pregunta la madre de Miriam, creo que sospechando. Madres...

Miriam me mira, seguramente dudosa de mi dolor. Asiento.

-Sí, vamos- sonríe.

...

-Quería que descansaras ese golpe- masculla por lo bajo mientras seguimos a su madre después de habernos arreglado un poco, yo me había ido a su casa en pijama con la emoción y ni cuenta me había dado.

-Pero dormiremos en tu cama, juntitas- digo feliz.

-Ya sabía yo- resopla- conduciré, descansa.

-Valeee- canturreo sentándome detrás.

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-¡Tía Mimiii!

-¡Nerea!- nos abrazamos. Aish me dolió la cintura.

Ella es perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora